Las afectaciones en la gran cadena de suministro en el mundo, especialmente la escasez de semiconductores, podrían durar algunos meses más, por la naturaleza y multitud de choques que la han originado, así como los requerimientos de capital e infraestructura para llegar a un nuevo equilibrio. Sin embargo, es probable que este 2022 se convierta en un punto de inflexión a favor de una normalización, si el coronavirus se torna en un riesgo endémico en la segunda mitad del año y el mundo aprende a coexistir de una manera distinta con él.

Las oleadas de Covid-19 ocasionaron algunos cierres de empresas, afectaciones en puertos, medios de transporte, almacenamiento, mano de obra y logística. Como resultado, comenzó una escasez importante de algunos bienes intermedios o finales que, hasta la fecha, no ha logrado solucionarse.

Sigue la información de la tecnología en nuestra sección especializada

Ejemplo de ello son los microprocesadores, cuya brecha entre tiempos de pedidos y de entrega en aquellos de uso general de 16 bits se mantiene entre 20 y 30 semanas. Antes de la pandemia, esta métrica era menor a 10 semanas en promedio. Más aun, estos retrasos pueden ser mayores en semiconductores de alto desempeño o en los de características específicas empleados en automóviles, aparatos electrónicos, médicos o equipos de cómputo más complejos. A pesar del esfuerzo de empresas productoras de microchips, como Intel, TSMC, Qualcomm o NVIDIA, el ritmo de recuperación desigual entre oferta y demanda ha generado esta gran complejidad.

A fines de enero, el Departamento de Comercio de EU publicó los resultados de su encuesta global de productores, asegurando que este desbalance persistirá al menos por los próximos seis meses.

¿Qué podría ayudar a aliviar los problemas en el suministro de semiconductores y otros bienes intermedios? Además del avance en los programas de vacunación y el acceso masivo de antivirales en el mundo que ayuden a enfrentar nuevas cepas del coronavirus, hay otras estrategias que podrían mitigar este efecto de cuello de botella a lo largo de este 2022.

Por ejemplo, existe un plan, anunciado por el presidente Biden el año pasado, para fondear programas de investigación y desarrollo, otorgar facilidades fiscales a empresas del sector y generar incentivos para la producción y distribución de microprocesadores, que puede contribuir a lograr cierta normalización en los próximos meses. Estas posibles soluciones no tendrán un efecto inmediato, pero ayudarán a transitar a un nuevo equilibrio.

Más allá de la coyuntura actual, debemos comprender que los microprocesadores forman parte de la columna vertebral de la economía digital, lo cual implica que deberán tomarse en cuenta este tipo de estrategias, entre otras más, para evitar, en el futuro, otros problemas en la proveeduría.

Suscríbete a Forbes México

 

Siguientes artículos

Colchones una industria que no pierde el sueño
Colchones, una industria que no pierde el sueño
Por

La industria de los colchones en México está muy consolidada. No obstante, también es atractiva para nuevos jugadores. D...