Donald Trump ya incluyó al presidente Andrés Manuel López Obrador en su campaña. Aspectos del discurso que el político mexicano pronunció en La Casa Blanca, serán utilizados pata seducir al voto hispano.

El texto que leyó el mandatario mexicano es uno de los más elogiosos para un titular de la Casa Blanca en la historia de las reuniones bilaterales.

Sin embargo, es dudoso que ello mueva las preferencias mayormente, pero no deja de ser sintomático de la forma de hacer política del candidato republicano.

No funcionará mucho la propaganda, porque lo que dijo López Obrador sobre Trump no se ajusta a la verdad y mucho menos a la experiencia de los migrantes, quienes continúan padeciendo malos tratos y viven bajo la amenaza de ser expulsados del país al que acudieron con la esperanza de encontrar mejores oportunidades.

Los migrantes no votan, pero el voto de los hispanos, y en particular de los mexicoamericanos, suele ajustarse a la percepción sobre el trato que se le da a quienes no tienen papeles y las oportunidades que se generan o detienen para la comunidad.

En noviembre 32 millones de hispanos estarán en posibilidad de acudir a las urnas. Históricamente se inclinan por los demócratas, pero Trump alcanzó un 29% de ese electorado, y está empeñado en profundizarlo, más aún cuando su distanciamiento con los afroamericanos es cada día mayor.

Cada voto cuenta y cuenta mucho. Por ello en su equipo están aprovechando cualquier ventaja y en los hechos López Obrador les proporcionó material para ese empeño.

Lo que buscan es desdibujar la narrativa, que por lo demás se sustenta en hechos, de que Trump es poco tolerante y hasta racista y que uno de sus objetivos de ataque son precisamente los mexicanos.

Para Trump es suficiente con que se esparza la duda y qué mejor apoyo que lo dicho por el presidente de México, quien ve avances en el trato y ya no considera que existan hostilidades de importancia hacia los migrantes y mexicanos que viven al norte del Río Bravo.

Hablando en términos de televisión, se requería un buen aspecto, para spots de la reunión, pero al final se obtuvieron varios. Es cuestión de tiempo para que sean utilizados.

Descartadas cuestiones de importancia, que no se trataron, en los hechos solo queda el tema electoral para justificar, aunque esto no se acepte en público, un encuentro en medio de la peor pandemia de la historia reciente.

La cita presidencial no mereció un despliegue de importancia en la prensa de Estados Unidos, porque no vieron aspectos reveladores o anuncios para tomarse en cuenta.

Ahí se encuentra uno de los riesgos mayores, porque quiénes sí estuvieron atentos fueron los integrantes del partido Demócrata y en particular quien los abandera en la elección presidencial, Joe Biden.

El agravio lo van a cobrar, es más, ya lo están haciendo advirtiendo que supervisaran los aspectos relativos a la política laborar que se firmaron en el T-MEC y seguramente vendrán otros. En resumen, “el spot” puede salir caro y eso lo veremos en los próximos meses y más aún si los estudios de preferencias electorales se refrendan en noviembre y Trump tiene que volver a despachar en su lujosa torre en Nueva York.

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