México y el T-MEC vuelven a estar en el punto de mira de los Estados Unidos. Tras unas elecciones que han arrojado una clara pérdida de confianza hacia el actual gobierno, quien ha perdido la mayoría calificada en el Congreso, los Estados Unidos, y en un momento de clara crispación por la visita de la vicepresidenta Kamala Harris, avisan al Gobierno de México con una segunda queja formal por el posible incumplimiento de algún aspecto del tratado comercial.

De esta forma, los Estados Unidos, y a través de su representante comercial Katherine Tai, han activado, y por segunda vez en un mismo mes, el Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida del Tratado, creado, dicho sea de paso, para tratar todos los conflictos laborales que puedan ser considerados un incumplimiento del tratado. En este caso, la queja se ha producido por un conflicto en la fábrica de autopartes Tridonex. 

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La planta, ubicada en Matamoros, Tamaulipas, podría estar incumpliendo un determinado aspecto del tratado, para lo que Estados Unidos ha solicitado a México, y formalmente, que revise a fondo por si existiese la posibilidad de que se le hayan negado sus derechos de libre asociación y negociación colectiva a los trabajadores de la planta. Una situación muy similar a la ocurrida este mismo mes, y por la que Estados Unidos activó el mecanismo como hace hoy. En este sentido, hablamos de la planta de General Motors de Silao, Guanajuato.

Planta de la multinacional norteamericana, la cual vivió cómo sus trabajadores denunciaban que se les había estado negando sus derechos de libre asociación y negociación colectiva. Unas denuncias que fueron recogidas por el Gobierno de los Estados Unidos, quien, a través de la secretaria, al igual que hoy, avisaba al Gobierno de México de las consecuencias de ese posible incumplimiento y la necesidad de revertir dicha situación y subsanar el problema que manifestaban los trabajadores.

En estos momentos, el mecanismo previsto por ambos países para la rendición de cuentas y la consulta obligada está permitiendo que los Estados Unidos puedan intervenir y mediar en este tipo de conflictos, los cuales vienen estipulados en el acuerdo que firmaban estos países, junto a Canadá, el pasado ejercicio. Ahora, ante la activación y el aviso por parte de la secretaria, México tiene 10 días para aceptar realizar una revisión y, de estar de acuerdo, 45 días a partir de este miércoles para reparar el daño.

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Como vemos, hablamos de una situación en la que dos países negocian por el incumplimiento de un aspecto del acuerdo, y lo hacen formalmente mediante cauces legales que previamente se estipularon en dicho acuerdo. Ahora bien, un segundo aviso en un mes no debería quedar como una anécdota y pasar por alto, pues hablamos de un acuerdo comercial que se presenta como uno de los principales motores de la economía azteca. Poner en riesgo, y en tantas ocasiones, un acuerdo como el T-MEC podría ser muy perjudicial para este país tan exportador.

En lo que a comercio y economía se refiere, debemos entender que cerca del 80% del PIB mexicano se encuentra supeditado al comercio exterior. Además, de entre los socios comerciales que tiene la economía azteca, el vecino del norte, siendo este los Estados Unidos, compra el 80% de todo lo que exporta la economía del sur. Estimando una contribución aproximada, podríamos decir que la relación comercial entre México y los Estados Unidos supedita cerca del 35% del PIB mexicano, y esto desde que el estallido de una guerra comercial ponía fin a la relación entre China y los Estados Unidos. 

Pero es que, desde que México firma, en 1994, el ya extinto TLCAN, el peso del comercio en el PIB mexicano no ha dejado de crecer. Para hacernos una idea de lo que hablamos, mientras en 1994, momento en el que México firma el acuerdo, el comercio representaba el 30% del PIB, justamente dos años después, en 1996 y con el acuerdo funcionando, el peso de este se incrementó hasta alcanzar el 50% del PIB. Y es que hablamos de un acuerdo comercial muy beneficioso para la economía mexicana, quien se ha posicionado como la principal socia comercial de la mayor economía del mundo, y la que, a día de hoy, lidera el crecimiento en la recuperación del COVID.

Por esta razón, así como por todo lo comentado a lo largo del artículo, no podemos seguir permitiendo que el TMEC se ponga en peligro, y en tantas ocasiones. Pues, incluso en momentos de COVID, ha sido el TMEC el encargado de sacar a flote la economía mexicana, movilizando un volumen de mercancías que no podía parar ni la pandemia. En resumen, un acuerdo determinante para el presente y el futuro de la economía mexicana, por lo que ponerlo en riesgo es un coste que el país no puede asumir.

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