Desde el número y ubicación de las estaciones hasta el trazo y la forma en que se licitarían los tramos, el Tren Maya ha sufrido numerosos cambios desde su planteamiento hacia el primer trimestre de 2018, cuando en campaña, Andrés Manuel López Obrador, entonces candidato presidencial, lanzó la propuesta de un tren para conectar al sureste del país.

El último ‘volantazo’ de emergencia fue la decisión de fragmentar la licitación del Tramo 5, que irá de Cancún a Tulum, en al menos 4 partes con el fin de reducir el monto para cada uno de los tramos. En septiembre se declaró desierta la licitación por el tramo en una sola pieza, al que solo se presentó una propuesta de parte de BlackRock en un consorcio con empresas mexicanas propiedad de Olegario Vázquez Aldir, entre ellas Prodemex.

“Una cosa es planearlo cuando no eres gobierno, cuando tienes una serie de datos generales, y otra cosa es meterle dinero con los estudios Lidar y estudios de geofísica y te aparece la realidad, Ahorita que hay muchos ligeros cambios, por Candelaria hay una zona arqueológica del tamaño de Palenque, el mismo INAH dijo ‘¿qué es esto?’, hay descubrimientos, que el mismo hecho de aterrizar con mismos recursos tecnológicos va ajustando todas las decisiones”, sostuvo Rogelio Jiménez Pons, director de Fonatur, en entrevista con Forbes México.

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En ese sentido, resaltó que con estos hallazgos aunados a los obstáculos en algunos espacios para concertar la liberación del derecho de vía, obligan a tomar decisiones sobre la marcha y ajustar el proyecto en paralelo a su ejecución.

Apenas en febrero de 2020 se anunció en definitivo el trazo final del tren, que originalmente iría desde Valladolid, al oriente de Yucatán, a Cancún; luego se propuso redirigirlo hacia el sur y llegar a ese destino de playa vía Cobá y Tulum, para finalmente volver al trazo original debido a la enorme presencia de cenotes en la zona centro de Quintana Roo.

Así se hacen las cosas a la mexicana. Entiendo que en Londres, en Francia hacen 5 años de planeación, después 4-5 años de construcción y un tren de estos te lo hacen en 10 años, nosotros tenemos la mitad de eso o menos”, lamentó.

El directivo proyectó que para2024, cuando se prevé entre en función el tren, se estima que el flujo de turistas al país se haya recuperado por completo a los niveles previos a la pandemia e incluso haya crecido, por lo que la demanda de pasajeros del tren coincidirá con lo proyectado.

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Sobre los puntos pendientes de liberar el derecho de vía por la oposición de las comunidades, Jiménez Pons detalló que aún hay 6 puntos donde se mantienen las negociaciones con ejidatarios con quienes no se ha llegado a un acuerdo.

Estos puntos se ubican dos comunidades en Bacalar, uno más en el municipio de Felipe Carrillo Puerto, ambos al sur de Quintana Roo, correspondientes al tramo 6, que irá de Tulum a Chetumal y será construido por elementos del Ejército.

Además, se tienen pendientes con una comunidad en Xpujil, cabecera municipal de Calakmul en el centro de Campeche, parte del Tramo 7, de Chetumal a Escárcega; así como en Boca del Cerro, en Tabasco (Tramo 1, que ya está en desarrollo), y dos en Yucatán: un en el municipio de Pisté, donde está Chichén Itzá y otro en Izamal (Tramo 4, de Izamal a Cancún).

“Izamal es un problema serio porque un privado nos impide el acceso a esa comunidad, estamos tratando de ver cómo quedamos”, sostuvo.

Aunado a ello, se mantiene la liberación de derecho de vía no solo en términos de posesión de la tierra, sino de retiro de viviendas, talleres y otras construcciones que ocupan el territorio por donde se pretende pasar la obra.

En cuanto al formato con el que se asociarán con las comunidades, resaltó que se propondrán asociaciones simples o fideicomisos para administrar estas zonas.

El viernes, Jiménez Pons acompañó al presidente Andrés Manuel López Obrador a una gira de supervisión de los trabajos en el tramo 1 del proyecto, que va de Palenque Chiapas, a Escárcega, Campeche.

Rechazan protección de sitios que declara AMLO

En mayo pasado, Felipe Echenique, profesor investigador del INAH, presentó una denuncia ante la Fiscalía General de la República en la que acusó que la obra del Tren Maya, así como la del tren del Istmo de Tehuantepec comprometen la preservación e investigación de sitios arqueológicos que están protegidos por leyes federales.

En su denuncia, Echenique resalta que se está violando el artículo 14 del Reglamento de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticos e Históricos, donde se establece que la competencia de los poderes federales dentro de estas zonas “se limitará a la protección, conservación, restauración y recuperación de éstas”.

“Nosotros lo que reclamamos no es que lo quiera hacer sino cómo lo está haciendo. Lo importante no es el Tren, son los polos de desarrollo, es un vehículo de colonización intensivo y extensivo, no sabemos cómo va a acabar afectando. No hay control sobre lo que se pierda arqueológicamente”, advirtió.

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Resaltó que la conservación de monumentos se ha concentrado en los grandes templos y construcciones, mientras que las pequeñas comunidades y aldeas se han desestimado, a la par que los hallazgos de materiales cotidianos, mismos que se han encontrado en diversos puntos de la obra del Tren Maya. En ese sentido, los vestigios que pudieran encontrarse servirían para entender otras explicaciones respecto de las comunidades que habitaron la zona.

“Lo histórico es un recurso no renovable por ningún sentido, de ahí la importancia de preservar eso”, acusó.

Al respecto, el director de Fonatur defendió que si bien se han encontrado muchos vestigios entre piezas, restos e incluso nuevas zonas como la de Candelaria, el equipo de unos 100 arqueólogos definirá el tratamiento y destino de los materiales, mientras que los grandes hallazgos se esquivarán con cambios en el trazo.

“Es como el metro de la Ciudad de México, hubo miles de cosas que se sabe existen. Es igual acá, nada más es cosa de hacer que lo que vale la pena se recupere”, comentó. Sobre la denuncia de Echenique, Jiménez Pons llamó a que se les presente la solicitud y ofrecer una respuesta.

‘Será un tren agroalimentario’

En cuanto al impacto a largo plazo, el titular de Fonatur resaltó que más allá del turismo, la obra permitirá mejorar la distribución de productos agroalimentarios en la zona.

A finales de septiembre, Fonatur firmó con el Consejo Nacional Agropecuario (CNA) un acuerdo de cooperación a favor del desarrollo de proyectos de inversión agroalimentaria en torno al Tren Maya que buscará reducir los costos logísticos del transporte de alimentos en la región, con una demanda de carga de hasta 5.5 millones de toneladas de productos anuales.

“El acuerdo tiene como objetivo fortalecer el potencial de la demanda logística del sector agroalimentario en la región sureste, así como desarrollar criterios técnicos para el manejo de productos perecederos, crear vínculos con actores relevantes del sector, fomentar la integración de las cadenas productivas, servicios logísticos y generación de proyectos estratégicos con relación a la ruta e infraestructura del Tren Maya”, señaló Fonatur en un comunicado.

La inversión necesaria para potenciar ese propósito, estimó Fonatur, superaría los 5 mil millones de pesos, en infraestructura como centros de acopio, empaquetadoras, almacenes frigoríficos y plantas procesadoras y certificadoras.

Este texto fue publicado originalmente el 12 de octubre de 2020.

 

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