Por: Yvette Mucharraz y Cano y Karla Cuilty Esquivel

El enfoque ESG (por sus siglas en inglés Environmental, Social and Governance) en las empresas es un paso importante para analizar variables diversas que permiten prever escenarios complejos, contribuyendo al bienestar social en sentido amplio. La aproximación ESG tiene sus antecedentes en 1999 cuando la Organización de las Naciones Unidas llamó a las empresas y gobiernos a unirse al Pacto Mundial para alinear estrategias y operatividad a los principios universales de sostenibilidad. En 2004, Kofi Annan propuso el nombre de ESG para integrar los tres ámbitos de la sustentabilidad.  En paralelo, surgieron los objetivos del nuevo milenio, que a su vez derivaron en las Metas del Desarrollo Sostenible (SDGs, por sus siglas en inglés) para el año 2030. Una de estas metas es la igualdad de género. En este sentido, los criterios ESG están alineados de distintas formas con las SDGs.

Buena parte de las inversiones que provienen del extranjero, especialmente de los países que han mostrado mayor compromiso con la sustentabilidad, incluyen la variable ESG. Las inversiones ESG consideran elementos ambientales, sociales y de gobierno corporativo. Junto con las variables financieras se cuantifican también impactos no financieros derivados de la inversión.

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Las tres dimensiones que componen la inversión ESG pueden incluir (CIMAD, 2022):

Medio ambiente: aspectos relacionados con la reducción de contaminantes, emisiones de carbono, depredación de recursos naturales, reciclaje, cambio climático, entre otros. 

Social: considera elementos como la parte laboral y el trabajo decente, la responsabilidad social, el respeto a los derechos humanos y la diversidad e inclusión. 

Gobierno corporativo: se relaciona con la administración de la empresa y su relación con los accionistas, el consejo y la diversidad de género en su interior. La existencia de un Consejo de Administración diverso facilita la existencia de pensamiento heterogéneo, el cual enriquece la toma de decisiones.

En otras palabras, al utilizar ESG, los inversionistas pueden prospectar los efectos de financiar una empresa o producto en términos ambientales y de bienestar social, así como observar la forma en que la empresa regula su funcionamiento para tomar una decisión de inversión siendo consciente de estos puntos. 

Una pregunta que falta responder sobre estos criterios y el perfil de los consejos de administración en México sería ¿por qué es necesaria la participación de las mujeres en el desarrollo empresarial y por lo tanto en los criterios ESG? 

Diferentes investigaciones muestran que la inclusión de mujeres:

mejora el desempeño financiero, 

incrementa la rentabilidad sobre recursos propios (medido por la ROE “return on equity”),

satisface con mayor facilidad las necesidades y expectativas de los clientes, en especial del mercado femenino que sustenta la mayoría de las decisiones de compra, 

amplia la creatividad y la innovación, 

mayor rendimiento no financiero (resultado relacionado con la responsabilidad social corporativa),

atenúa el riesgo en las empresas,

reduce la rotación del personal,

disminuye los índices de ausentismo laboral,

cuando existen colaboradores hombres y mujeres en proporciones similares, los programas y políticas de capital humano suelen beneficiar a todos en condiciones igualitarias,

disminuye la probabilidad de que la empresa enfrente alguna demanda.

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Destaca la investigación de Rigolini, Gabaldon y Le Bruyn Goldeng de 2021 en Noruega, donde concluyen que las mujeres al tomar la dirección general de empresas con problemas financieros suelen decidir distinto, se concentran en aumentar la eficiencia de su estructura y mejorar la situación en términos del riesgo.  Estas empresas encuentran en las mujeres una mayor apertura para comunicarse e influenciar a los grupos clave (stakeholders) en su beneficio. Si bien este resultado no puede generalizarse y debe ser investigado en otros contextos culturales, muestra que los hombres y mujeres deciden distinto.

Esta diferencia en las decisiones es la riqueza que se encuentra en la complementariedad y en la inclusión de hombres y mujeres en las empresas. Las decisiones analizadas desde distintos puntos de vista y percepciones por diferentes personas y contextos suelen conducir a una mejor decisión al final.

Por lo tanto, además de una razón de justicia y equidad, existe una lógica relacionada con el negocio. La inclusión femenina enriquece la visión estratégica, el conocimiento del cliente y contribuye en temas financieros, ambientales, sociales y de gobernanza al complementar la percepción masculina y aportar un punto de vista distinto.

Entender y aplicar el enfoque ESG con pleno convencimiento de sus impactos, puede traer grandes beneficios a los negocios y a la sociedad en su conjunto.

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Contacto:

Por: Yvette Mucharraz y Cano y Karla Cuilty Esquivel

*Directora del Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección del IPADE Business School.

**Investigadora del Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección del IPADE Business School.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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