Desde los aires, la cámara de un dron focaliza a un hombre dentro de una piscina ubicada en un complejo residencial de la isla Necker, al este de Puerto Rico. El control del aparato proviene del techo de una de las mansiones, y es manipulado por Richard Branson, el magnate inglés dueño de las cientos de empresas que conforman Virgin Group. En el video, que fue filmado meses atrás, el hombre de la piscina alza las manos y saluda a Branson al percatarse que está siendo enfocado. Se trata de Sandro Salsano, de 40 años, un empresario de origen italiano que reside en Panamá desde hace una década, y cuyo conglomerado, Grupo Salsano, tiene un valor de activos estimado en 1,200 millones de dólares (mdd). Richard Branson es uno de los modelos a seguir de Salsano al menos por dos aspectos: es un inversionista que busca proyectos disruptivos para crecerlos y tiene una gran empatía con emprendedores jóvenes. Y así es Salsano. Se jacta, por ejemplo, de ser uno de los primeros inversionistas que creyeron en la startup de mensajería Rappi cuando apenas valía 20 mdd. Hoy el valor de esta “tecnolatina”, con presencia en siete países, se estima en 1,000 mdd, lo que la lleva a ser catalogada como empresa unicornio. Proyección y comprobación de que el proyecto funciona, como sucedió con Rappi, son dos características que el empresario italiano avecindado en Centroamérica considera antes de invertir. Así es como lo ha hecho con las más de 100 empresas que forman parte de su portafolio de inversión, como Life360, una plataforma que conecta a amigos y familiares; Miroculus, firma de biotecnología; Digikala, compañía de e-commerce, y otras tantas como Airbnb, Spotify, Pinterest, Dropbox y Virgin Hyperloop One. Contra las teorías de inversión y financiamiento que predominan, Salsano no cree en la deuda como herramienta de crecimiento. Es más, “la odio. Soy muy contrario a las tendencias, a lo que otra gente mira”. No es que no reconozca el impulso que ésta pueda darle a firmas de capital privado o de riesgo, pero él prefiere reinvertir la liquidez que levan dando las empresas en que participa, aunque el flujo de recursos se dé enmomentos diferentes, dependiendo de las políticas y tiempos que se acuerdan en cada proyecto de inversión. De cualquier forma, el ceo de Salsano Group cuenta con el brazo financiero de Salsano Family Office, con residencia en Miami, así como el de otras familias millonarias que operan bajo este mismo esquema con las que comparte proyectos. Tan sólo en Latinoamérica ha hecho sinergias con al menos 10 de las familias más importantes de la región. Esto lo ha replicado en Europa y Estados Unidos y con menor intensidad en Asia. África para él es un territorio todavía inexplorado, pero no lo descarta. “Es una fórmula exitosa [las family office], porque puedo estar en una operación que no se ve con el potencial que pensaba, pero con gente que comparte los mismos valores y responsabilidades, generando un circulo de confianza que puede llevar el proyecto a otro nivel. La clave está en las personas con las que te asocias”. EL INICIO DE UNA FORTUNA La gran plataforma de Sandro Salsano como emprendedor se fue cimentando en el sector de bienes raíces, pero no fue ahí donde dio sus primeros pasos en el mundo de los negocios, sino en la universidad, junto con dos compañeros. Se trataba de un proyecto de negocio muy vinculado a la cultura italiana: el vino. Recuerda que lo empezaron en Bruselas. La oportunidad la vieron porque uno de sus compañeros tenía la producción de vinos italianos en Rusia: “Él era la puerta de entrada”. El negocio le permitió a Salsano conocer muchos restaurantes, catar muchos vinos y ganar “buen dinero”. Pero fue efímero y no era una empresa para estar en las “grandes ligas”, que es en donde él ya se veía desde entonces. Fue su incursión como socio de un banco de inversión —que posteriormente fue vendido a Goldman Sachs, en 2007— lo que lo puso en el campo del crecimiento, las oportunidades y el mundo financiero, en una de las capitales más cotizadas para los inversionistas: Londres. Desde ahí, observó cómo muchos financieros ponían los ojos en países emergentes, donde había un mercado interno incipiente, pero, al mismo tiempo, también había todo por hacer. Y mientras todos corrían a invertir en Rusia y Ucrania (con crecimientos anuales en ese momento superiores a 10%), él puso el foco en Panamá, que justo vivía sus mejores años de crecimiento (de entre 9 y 10%): “Panamá es un país de mucha logística, y la logística es un tema que amo. De hecho, es un sector al que le he invertido mucho. Hay mucha tecnología vinculada a la logística que me interesa, que veo con mucho potencial para desarrollar y aprovecharla en este país”, comenta. Para él, la infraestructura que representa el Canal de Panamá es un aspecto que le da ventajas competitivas frente a cualquier otro país de la región, incluso frente a los que pretenden construir un canal interoceánico o seco como Nicaragua, “pero son tonterías, porque eso demorará 20 o 30 años, y representa una inversión cercana a los 50,000 mdd, sin considerar los problemas medioambientales que se tienen que resolver”. Con esta visión sobre Panamá, Salsano desembarcó en el país canalero, donde la actividad de la construcción representa 15% del pib, y las actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler 8%, un nicho apetitoso imposible de pasar desapercibido para un cazador de negocios como él. Y apuntó hacia allá. Sus primeras inversiones en este país fueron tanto en desarrollo inmobiliario como en terrenos. Una de las zonas donde más ha invertido en Panamá es Pacora, al este del área metropolitana de Ciudad de Panamá, donde cuenta con una reserva territorial a la que poco a poco le ha ido sumando metros cuadrados. Una de las principales inversiones ahí, en 2016, fue superior a los 120 mdd. La extensión de tierra que ya tiene en esta zona la calcula Salsano en 1,000 hectáreas. El objetivo en Pacora es desarrollarla en un plazo de 10 y 20 años, en particular con crecimiento en bienes inmuebles. Una de las vetas que observa con mayor potencial en este nicho es la del segmento industrial y logístico, principalmente por el flujo de mercancías que están aumentando en el canal a partir de la ampliación que concluyó en 2016, pero también por el desarrollo del sector manufacturero que podría venir de concretarse el tratado de libre comercio entre Panamá y China. Años atrás también fijó su mira hacia el norte de América, de manera particular en Miami, Florida. Ahí, aplicando la máxima del millonario Warren Buffett, a quien conoce y admira, “aprovecha en tiempo de crisis; y si ganas seis de 10, son muy buenos resultados”, inició una serie de inversiones en bienes raíces a finales de los años 2000, en plena crisis del sector inmobiliario. Aun recuerda el momento en que un amigo banquero le llamó por teléfono para decirle “aquí [en Miami] todo lo están regalando; yo sé que bienes raíces es el sector principal en tu portafolio y hay una gran oportunidad”. Ese momento, cuenta, le ayudó a percatarse de que cuando hay inestabilidad política o económica la gente prefiere tener efectivo en lugar de invertir. “Es ahí cuando aprovechamos, pero no para pensar que tendrás ganancias el siguiente año, sino para dentro de 10 o 20”. Con esta filosofía fue a invertir hace un par de años a un país por el que nadie apostaría en este momento: Puerto Rico, cuya restructuración de deuda se ha venido complicando en los últimos años, en parte por el apoyo limitado por Estados Unidos y en parte por los fenómenos naturales que le ha tocado vivir (como el huracán María), siendo el resultado una economía paralizada en la que Salsano vio oportunidad para invertir 75 mdd, en conjunto con otro grupo de capital privado. De manera reciente, ha mostrado interés por el sector inmobiliario de Brasil, y se lo ha hecho saber de propia voz al presidente Jair Bolsonaro. Sucedió en enero en el marco de la Cumbre de Davos. Coincidieron en un coctel y hablaron alrededor de 15 minutos: “Le conté que tiempo atrás invertí en Río de Janeiro. Me preguntó si tenía la intención de hacerlo de nuevo. Le contesté que sí”. Salsano ve en el Brasil de Bolsonaro un “gobierno pronegocios” que puede detonar la economía y los bienes raíces después de una etapa de estancamiento económico del país sudamericano, alentado, en parte, por las crisis políticas y de corrupción en los últimos años. “Estos contextos de corrupción y cambio no son ajenos. El tema de la corrupción está en fase de cambio en toda la región. Estamos ya saliendo de situaciones como las de Odebrecht (empresa de la construcción implicada en casos de soborno a autoridades de varios países de Latinoamérica), pero hace 20 años también sucedía esto en Italia. Me parece que hay una evolución que traerá mejores condiciones para los negocios y ahí pretendo estar”, señala el empresario. EL FUTURO SON LAS TECNOLÓGICAS Hace un par de meses, Salsano coincidió en un evento con Jack Ma, el fundador de Alibaba Group, cuya fortuna la estima Forbes en 39,000 mdd. Conversaron de dos cosas: la primera, sobre el ecosistema tecnológico y la manera en que está cambiando el mundo; la segunda, respecto a la necesidad de ser los líderes consagrados en una especie de mentores de los emprendedores que vienen atrás, y de la propia gente de la organización. “Mira, Sandro, yo siempre soy el maestro de mi compañía. Tenemos que aportar nuestros conocimientos al desarrollo de las empresas donde invertimos”, le comentó Jack Ma en la reunión. Ambas cosas las tiene muy presentes Salsano. De ahí que, después del real estate, los proyectos tecnológicos sean en los que más invierte su grupo. Eso sí, siempre con sus respectivas reservas: “Una vez llegó un muchacho y me dijo: ‘mi compañía vale 100 mdd’. Yo le pregunté: ‘¿me lo puedes justificar?’. Él me dijo que era una plataforma similar Facebook o Google que monetizan la data. Le comenté que él no era ni una ni otra compañía, y que no me podía convencer de que una presentación en PowerPoint valía esa cantidad”. Así como es cauteloso con los proyectos de negocios que llegan a su escritorio, también lo es con las tendencias en las que los inversionistas suelen subirse. Una de ellas: las criptomonedas. Pese a que su primera Bitcoin se la otorgó su amigo Wences Casares, ceo de Xapo y miembro del consejo de PayPal, el empresario de origen italiano considera que hay mucha especulación en las monedas virtuales, además de que los bancos tradicionales han buscado limitar su uso, de ahí que haya optado por no invertir en este nicho tan en boga hoy en día. “Lo que sí veo interesante son las fintech, los sistemas de pagos. Plataformas como Alipay están evolucionando porque puedes pagar desde tu teléfono. Ahí es donde veo oportunidades para invertir, no en las criptomonedas, aunque es bueno seguirlas por tecnologías que integra como el blockchain. El Big Data es otra de las tecnologías que estamos probando”. El negocio fuerte para Salsano está en traer nueva tecnología a la región, sobre todo la que no tiene y que ha comprobado su funcionamiento en otras partes del mundo, pues “es mas fácil adaptarla; es lo que me gusta a mí y es lo que estoy haciendo con mis relaciones en San Francisco y a través del Foro Económico Mundial”, explica. Lo que busca el ceo de Grupo Salsano es importar tecnología. Considera que en el futuro próximo serán los emprendedores de la región quienes se conviertan en el motor de la economía, tanto en Centroamérica como en el resto de Latinoamérica. Es por ello que en sus planes está apoyar a los emprendedores tecnológicos del continente que muestren potencial y no sólo con recursos, sino abriéndoles puertas con otros inversores. “¿Tú crees que en 20 o 50 años alguien te va a recordar porque estuviste en una lista de billonarios de Forbes?”, cuestiona Sandro, y responde: “Se acordarán de ti porque hiciste algo bueno, no por lo que valías según un papel”. Es incisivo en hacer una prueba de lo que dice. Preguntar a alguien a quién recuerda del listado de billonarios globales. Asegura que el grueso de las personas dirá que Bill Gates, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg o Jack Ma. Es eso lo que le lleva a creer que su futuro debe ser concentrarse en un legado, en inspirar a más gente, sobre todo a jóvenes, como lo hace Richard Branson. “Mi sueño es crear una nueva generación de empresarios”, decreta Sandro.

 

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