¿Qué pasaría si hicieras una selfie de tu marca o producto? Es decir, si compartieras una imagen que hable de tu producto y que además se entrelace con una historia divertida o entrañable de lo que puedes hacer como marca para el consumidor.   ¿Hay alguien por ahí que no pueda gozar de una gran historia? ¿Y si esa gran historia fuera tu propia historia? El arte de la narración o actualmente denominado “storytelling” es tan antiguo como el ser humano. Representa, quizás, una de las formas más antiguas de la comunicación humana: la transmisión de mensajes, el compartir conocimiento y sabiduría acumulada, que ayudan a sobrellevar y explicar el mundo que nos rodea. Eso explicaría el beneficio para la supervivencia, pero ¿qué es lo que hace que una narración se vuelva divertida y convincente? ¿Por qué parece, a veces, que hay personas que en lugar de cautivar a sus audiencias, las mantienen de rehén y en cautiverio sin posibilidad de escape alguno? Pensemos por un momento en la extrema popularidad de las selfies; sí, esas fotos de teléfonos celulares que las personas se toman a sí mismas. Si bien a algunos les molesta y otros más abusan de ellas, siendo realistas, todas están diciendo algo acerca de su propia historia. ¿Qué pasaría si en lugar de selfies de personas hiciéramos selfies de nuestras marcas o productos? Es decir, si compartiéramos una imagen donde no sólo se hable de los atributos de los productos, sino que se entrelacen con una historia divertida o entrañable de lo que podemos hacer como marca para nuestro consumidor. Porque contar historias, tanto de forma oral como en imágenes, tiene su chiste y hay que preparase para ello, y hoy más que nunca es indispensable hacerlo, ya que de acuerdo con el National Center for Biotechnology Information, la U.S. National Library of Medicine y la Associated Press, el periodo de atención promedio del ser humano pasó de 12 segundos en el año 2000 a tan sólo 8 segundos en 2014, un segundo menos que el de un pez dorado; esto, aunado a la necesidad que todos tenemos (sin importar nuestra actividad) de presentar una idea, generar una venta, ganar un pitch, o sea cual sea el objetivo, lo importante es hacerlo de manera rápida, eficaz e impactante, contando una buena historia y aprovechando las últimas tendencias del mundo actual. ¿Cuál sería, entonces, la lección para los mercadólogos? Invitemos, pues, a nuestro público objetivo a contar sus historias, sus efectos y sus propias interpretaciones de lo que viven junto con nuestras marcas o productos. Vamos a mejorar el autoconcepto de nuestras organizaciones mediante la publicación de textos, imágenes o videos que les permitan a nuestros usuarios, además de hablar de nuestras empresas, que se entrelacen con una historia propia. Esto construirá la confianza y lealtad entre nuestros consumidores, permitiéndoles que aquellos que disfrutan de los beneficios y los placeres de la experiencia de contar y escuchar historias, puedan ahora crear una impresión a largo plazo de nuestra marca no sólo como oyentes, sino haciendo al público partícipe de su propia historia relacionada con nuestra marca. Como todo un verdadero “selfie de marca”.   Contacto: Twitter: @CesarEnriquez   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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