Reuters.- Cataluña celebrará el jueves unas elecciones marcadas por los procesos judiciales contra el depuesto gobierno independentista y de las que saldrá, según los sondeos, un Parlamento sin mayorías y con dificultades para elegir un presidente en la rica región española. Convocadas por el presidente del Gobierno español, el conservador Mariano Rajoy, tras una histórica intervención de la región, los comicios suponen una prueba para el movimiento secesionista tras la declaración de independencia de octubre pasado, que generó la peor crisis institucional durante décadas en España. Los sondeos vislumbran dificultades para renovar la mayoría secesionista en la que los dirigentes catalanes se apoyaron los últimos dos años para avanzar con su hoja de ruta hacia la independencia, pese a no contar con el beneplácito de Madrid. Pese a perfilarse como el más votado, el partido independentista Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) disputará el primer puesto a Ciudadanos, una formación de centroderecha que ha ganado terreno con su defensa de una Cataluña integrada en España y a la que podría beneficiar una histórica participación, que se espera supere el 80%. Si los partidos proindependentistas consiguen una mayoría, el Gobierno de Rajoy se vería obligado a ofrecer una vía de negociación para calmar las ansias independentistas. “Independientemente del resultado, es probable que el conflicto disminuya en intensidad y que no se busque una segunda declaración unilateral de independencia”, según un análisis de la firma DBRS publicado esta semana. Los partidos independentistas, que hace dos años sumaron 72 diputados de una cámara de 175, lograrían 67 escaños, a uno de la mayoría absoluta, según difundió a principios de mes el gubernamental Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el sondeo más amplio de los realizados previo a los comicios.   Campaña enconada La campaña, plagada de enfrentamientos, ha estado marcada por la intervención de la región por parte del Gobierno central y por los procesos judiciales contra los dirigentes secesionistas, investigados por sedición y rebelión por sus ansias independentistas en la región mediterránea. Más de 5.5 millones de catalanes están llamados a las urnas en una jornada electoral inusual al celebrarse en día laborable, aunque no lectivo para facilitar la votación en los 2,680 colegios habilitados en las cuatro provincias catalanas. El favorito en las encuestas, el líder de ERC y exvicepresidente catalán Oriol Junqueras, ha pedido el voto desde la cárcel después de que se le negara la libertad bajo fianza y no se sabe si podrá salir de prisión si es elegido presidente. Al cargo también aspira el expresidente catalán Carles Puigdemont, autoexiliado en Bélgica para esquivar a la justicia española y que asegura acudirá a una potencial sesión de investidura pese a que sería detenido de inmediato por la justicia. Al frente de Junts per Catalunya, Puigdemont -que puede participar en política mientras no haya una sentencia firme- defendió esta semana al cierre de campaña su derecho a ser restituido en el cargo, algo que ha chocado con los deseos de ERC, su antiguo socio de coalición. Es previsible que el resultado electoral lleve a semanas de negociaciones que, de no dar frutos, llevarían a nuevos comicios en la primavera boreal y extenderían la incertidumbre sobre una crisis que ha dañado a la economía de todo el país y llevado al Gobierno a reducir el pronóstico de crecimiento para 2018. “Una continuación de la crisis institucional podría pesar cada vez más en la economía catalana y dañar finalmente a la economía española y a las finanzas públicas”, dijo DBRS. Hasta que haya nuevo gobierno en Cataluña, Rajoy mantendrá la intervención y seguirá como presidente de facto de Cataluña, donde los sondeos prevén que su Partido Popular saldrá muy debilitado de la cita electoral.

 

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