Tras una catástrofe, no toda la recuperación depende del gobierno. En la medida que la sociedad civil cuente con sus propios mecanismos de seguro esta recuperación será más rápida.       Frecuentemente la rapidez con la que una comunidad se recupera después de una catástrofe natural se evalúa tomando en cuenta las acciones que al respecto realicen los gobiernos. En realidad una evaluación más objetiva probablemente sería aquella que tome en cuenta no sólo lo que hacen los gobiernos, sino que tan capaz sea la propia población de recuperarse por sus propios medios. En el documento publicado por el Departamento de Investigación del Banco Interamericano de Desarrollo titulado: “Financiamiento de Riesgos Catastróficos Naturales” se explica cómo pueden entenderse las pérdidas económicas desde la perspectiva de los gobiernos. Son clasificadas como directas o indirectas. Las primeras se asocian con la materialización de la amenaza: atención a la emergencia y reconstrucción. Los gastos de emergencia son aquellos relacionados con la atención inmediata a la población con respecto a rescate, atención médica, medicinas, albergue, alimento por citar unos ejemplos. En este caso el reto es que con mucha frecuencia los gobiernos no cuentan con la liquidez suficiente para hacer frente a estos gastos urgentes. Por ello se han desarrollado diversos mecanismos de transferencia de riesgos que provean la liquidez de forma eficiente entre los que destacan los bonos catastróficos. Por su parte, los gastos de reconstrucción son aquellos asociados a la recuperación de la infraestructura pública como escuelas, caminos y hospitales por citar algunos ejemplos. En este sentido, aunque los gobiernos ya tienen acceso a esquemas de aseguramiento bien desarrollados como los esquemas de reaseguro, lo ideal es reducir la probabilidad de que esta infraestructura sufra daños empleando códigos de construcción adecuados tal y como lo señala la cuarta acción prioritaria del Marco de Hyogo (ver las acciones prioritarias del Marco descritas en este Blog el 24 de febrero y el 10 de marzo). Las pérdidas indirectas por parte de un gobierno se refieren principalmente a la caída de la recaudación debido a la disminución de la actividad económica y suelen ser importantes. Sin embargo, definitivamente los gastos más relevantes suelen ser los de reconstrucción. No todo lo puede hacer el gobierno. Desde la perspectiva puramente económica lo importante es recuperar la actividad lo más pronto posible. Por ello, en la medida que la sociedad civil cuente con sus propios mecanismos de seguro esta recuperación será más rápida. Sin embrago, existe una situación paradójica, mientras que la población en los países en desarrollo es la más vulnerable a la ocurrencia de catástrofes naturales la penetración del seguro en ellos permanece baja con respecto a los países desarrollados. De acuerdo con cifras presentadas en el documento “World Insurance 2012”, editado por la aseguradora Swiss Re, la penetración del seguro de vida en los países desarrollados es aproximadamente 5% con respecto a su producto interno bruto comparado con una penetración aproximada de 1.5 por ciento de los países en vías de desarrollo. En los otros tipos de seguro como gastos médicos, propiedad, etc., la penetración en los países en desarrollados es de 3.5 por ciento con respecto a su PIB aproximadamente y la de los países en vías de desarrollo es sólo de 1.25 por ciento. El reto de ofrecer seguro en los países en vías de desarrollo es semejante al de ofrecer crédito: los costos de transacción son muy altos con respecto a las primas que se pueden recaudar. En el caso del crédito la solución ha sido el microcrédito. Para el caso del seguro la solución propuesta es el micro seguro. Éste ha tenido un desarrollo importante en el presente siglo. El microseguro se ofrece en prácticamente todas las modalidades más relevantes que ofrece el seguro privado tradicional: vida, médico, incapacidad y daños a propiedad. Debido a que ya sirven a la población de escasos recursos, las microfinancieras son las instituciones mejor posicionadas para ofrecer este instrumento. Es importante señalar que el microseguro se llama así debido a que el tamaño de la transacción es pequeña, no porque el tamaño de la institución que lo ofrece lo sea. El microseguro es una forma de aliviar la situación de falta de liquidez en una localidad ante la ocurrencia de una catástrofe natural. En la medida en que la población de escasos recursos cuente con su propio seguro menos vulnerable será ante la ocurrencia de una catástrofe natural y más rápida será su recuperación.     Contacto: Contacto: Contacto: e-mail: [email protected] y [email protected] Facebook: manuel salcedae-mail: [email protected] y [email protected] Facebook: manuel salceda       *Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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