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Estas son las 30 promesas de los negocios 2024

Si eres un emprendedor o emprendedora comprometida, entonces sabes y conoces que la “certidumbre”, como camino hacia la legítima generación de riqueza y sana transformación, es un insumo escaso, y a veces muy escaso, donde convergen emociones, expectativas, dificultades de todo tipo, frustraciones, cuestionamientos, constante planeación, permanente ejecución y diversidad de metas u objetivos, en muchas áreas o materias aún no dominadas.

No resulta sencillo medir ni auto-evaluar, para uno mismo, la incertidumbre, a pesar del sistemático esfuerzo por alcanzar las metas propuestas. Es imperativo conocer el margen de acción ‘de lo posible y lo aparentemente imposible’, ‘de lo deseable y lo razonablemente alcanzable’, de acuerdo con las capacidades de cada uno como emprendedor. Así, una de las metas fundamentales es poder hacer lo más -y mejor- con lo menos, frente al ámbito de los propios alcances. 

Una vez realizada la autoevaluación de ese ámbito de dominio, es necesario reforzar la personalidad emprendedora con la ayuda de “la fuerza de voluntad”, esa poderosísima autodeterminación personal para ‘pensar en grande’ y disponernos a la causación de los resultados o logros esperados. 

Pero ¿cuáles son las tendencias inherentes a la evolución o involución de las y los emprendedores de hoy? Además del pragmatismo relacionado con el ámbito de domino emprendedor, y su correspondiente dominio del hecho transformador, actualmente se requieren otras habilidades, como la del “domino de organización” en todos los sentidos; de la organización personal y de la del ente colectivo o sociedad como vehículo comercial, tecnológico, profesional e industrial para el desarrollo. Al respecto, la primera conclusión es que actualmente las soluciones a los problemas de incertidumbre ya no permanecen limitadas al destino ni a las acciones de terceros.

Reto del emprendedurismo

En efecto, el aumento de frustraciones, decepciones e impotencias personales tienden más a revisar procesos anímicos o emocionales, que realmente cuestiones materiales u objetivas ante los contextos de las actuales severas crisis económicas, políticas, ideológicas y sociales. Es momento de una profunda resocialización de las y los emprendedores, pues son ellas y ellos quienes verdaderamente transforman a las sociedades, buscando su bienestar, con independencia de los tipos de gobierno o políticas públicas imperantes.

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El emprendedurismo, por ejemplo, adquiere rapidez en el procesamiento de pensamientos, nuevos aprendizajes y la verdadera capacidad transformadora. Sin embargo, estas son habilidades que se van desgastando y atrofiando con el paso del tiempo. Para suplir su decadencia existen otras capacidades, propias del fenómeno emprendedor, de naturaleza cognitiva como la práctica de la empatía y la sensibilidad o visión de contexto, las cuales, si se les atiende, se mantienen aumentado con el correr de los años. Como afirman algunos psicólogos, la vejez no necesariamente está acompañada de deterioro cognitivo ni intelectual. Pero ¡ojo! Los emprendedores siempre deben complementarse con otra importante capacidad, permanente e inagotable, inherente a la “fuerza de voluntad” para crear y transformar no solo para sí, sino para beneficio de otros y del Planeta.

El reto de retos es convertirse en “emprendedores consientes”. Utilizar la conciencia consiente para ser sensibles del contexto de la realidad, con sentido de futuro. Al respecto, cobra vitalidad la frase que se le atribuye a Albert Einstein: “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”.

La poderosísima fuerza de voluntad

¿Pero, existe una correlación entre la voluntad personal y la incertidumbre que predomina en el ambiente? Veamos. En un plano científico, bien se puede afirmar que las neurociencias componen complejas redes neuronales que influyen constantemente en nuestra forma de actuar. Y, como suele suceder, generalmente las personas solo son conscientes de sus capacidades cuando algo les resulta mal. Esas actuaciones o consecuencias negativas se agravan, aún más, cuando se ven inmersas de un aire de incertidumbre y, por ende, se debilitan las motivaciones, crece el desánimo y la voluntad se apaga. Tal ‘incertidumbre’ es muy contagiosa y, como dicen por ahí, es como el aire, está en todos lados, aunque no la veamos.

¿Los emprendedores de hoy están a la altura de tiempos? Siempre se pueden aducir motivos convincentes para la necesidad de mostrar expresiones más íntimas de la vida, a fin de revertir los terribles efectos de la incertidumbre para crear condiciones de certeza en nuestro entorno personal, familiar, profesional y social. El reto es crear y crearnos; evaluar y evaluarnos; proyectar y proyectarnos en esos “estados de certeza”. 

Luego entonces, para lograr adquirir el denominado “domino del hecho emprendedor” con base en nuestro propio ámbito de domino, debemos practicar una férrea “fuerza de voluntad personal” y perseverar para esos estados de certidumbre generalizados. No se trata de un tema simplemente conceptual, sino de conceptos que sí importan, pues el cerebro humano identifica el contenido y alcances del lenguaje, específicamente, del sistema lingüístico complejo. Por ello es importante distinguir entre voluntad humana, propia de los seres individuales, y la voluntad organizacional, propia de los entes colectivos. Aunque diferentes, ambas convergen en su origen y pueden ser constantemente fortalecidas.

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Como bien señala Facundo Manes (Usar el cerebro, 2014, Paidós); en los juegos Olímpicos, por ejemplo, todo el mundo es talentoso y entrena duro. Entre los atletas de élite, las diferencias físicas son muy pequeñas. Lo que influirá para separar a los medallistas de oro de los medallistas de plata sería -en gran parte- la motivación, la atención, el mantenerse focalizado y el control mental, entre otros aspectos cognitivos. Uno de los aspectos clave tiene que ver con ‘la práctica’. Repetir decenas de veces una rutina o una secuencia permite que el cerebro produzca una representación mental de los movimientos y que esta facilite la corrección de errores, que se anticipe a los próximos pasos de una secuencia y que promueva el aprendizaje de nuevos pasos. Incluso, al cerebro le es posible y factible aprender a partir de la observación de terceras personas, de sus éxitos y fracasos.

Emprendedores consientes

Los emprendedores son los actuales atletas de élite para lograr las verdaderas transformaciones. Ellos saben que el mundo sigue cambiando. Mucha gente advierte dicho cambio, pero solo ellos están conscientes de las nuevas realidades que se están desarrollando. Ellos están conscientes de que surgen ‘nuevas verdades’, ‘nuevos estándares y valores’. Saben que no hay nada más emocionante que ser un emprendedor en estos tiempos de decadencia e incertidumbre, pues el antídoto es precisamente la voluntad consiente emprendedora, inagotable y renovable. No hay nada más retador que el “thinking outside the box” y crear nuevas ideas por vez primera y transformar nuevas realidades. Ante la incertidumbre, es una bendición contar con las y los emprendedores. A todas y a todos ellos: gracias totales.

 

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