Sentado frente a su laptop en algún café de Nueva York, playera gris y gorra de beisbol, Carlos Aravena parece uno más de los miles de estudiantes inscritos en Poliglota, la plataforma online de idiomas que fundó en 2016 para aprender inglés en pequeños grupos reunidos en cafeterías y bares de Santiago, Lima o México.

La pandemia, dice, por poco los “mata” en 2020 cuando todos estos locales dejaron de servir al público a partir del mes de marzo.

Pero en vez de tirar la toalla, Poliglota reaccionó rápido, armó una plataforma totalmente online conservando su elemento social de aprendizaje en grupos y capeó la tormenta: desde esa fecha cuadruplicó el número de alumnos; fue acogida por la prestigiosa aceleradora de Silicon Valley, Y Combinator ha recaudado casi tres millones de dólares y trabaja en una Serie A de inversiones para expandirse por el continente.

He aquí una historia que refleja muy bien el refrán: Si del cielo te caen limones, aprende a hacer limonada.

“Nosotros estábamos super preocupados en marzo (de 2020) porque teníamos cerca de 2,000 alumnos activos, tomando clases con nosotros, y de la noche a la mañana no podíamos dar el servicio”, cuenta Aravena en entrevista con Forbes, desde Nueva York, donde trabaja actualmente en la recaudación de fondos para la expansión de Poliglota.

“Obviamente me atrevería a decir que si el 10% de esos alumnos nos hubiesen pedido devolución nos matan, nos quiebran, obviamente. Una empresa que no había levantado inversión, después de tanto tiempo, con un crecimiento orgánico, y cuando se habla de que una empresa está en crecimiento eso quiere decir que está invirtiendo todo el tiempo, invierte todo, y nosotros obviamente nos asustamos, pero no nos paralizamos”, cuenta.

Aprendiendo inglés de manera social

Poliglota, cofundada por Aravena, Nicolás Fuenzalida y José Manuel Sánchez, fue concebida como una plataforma para aprender inglés de manera social, en pequeños grupos dirigidos por un coach en cafeterías o bares de Santiago.

Es una industria cuyo mercado crecerá hasta los 54,900 millones de dólares de aquí a 2027, según estudios.

Al principio, dice Aravena, el modelo juntaba a personas cercanas que trabajaran o vivieran en un mismo barrio para juntarse en una cafetería a aprender inglés y a conversar. “Solamente para darles un ejemplo, entre 2016 y el 2020 … nosotros logramos un histórico de 4,000 alumnos … tomando clases con nosotros en cafeterías”, relata Aravena.

La empresa estaba experimentando un crecimiento orgánico, lento, cuando lo que buscaban era un crecimiento exponencial. Entonces, llegó la pandemia y golpeó los mismos cimientos sobre los que estaba construida Poliglota.

José Manuel Sánchez, Carlos Aravena y Nicolás Fuenzalida. FOTO: Cortesía de Poliglota

En ese momento, la empresa corría el riesgo real de desaparecer. Pero en lugar de tirar la toalla, comenzaron a pensar en una reinvención.

En marzo de 2020 “nos habían cerrado todas las cafeterías y no podíamos dar nuestras clases ni en Santiago, ni en Lima ni en Ciudad de Mexico, tuvimos que pivotear el modelo y cambiarlo en dos semanas”, relata el CEO de la empresa. “Un modelo que llevaba cuatro años en funcionamiento lo (transformamos) en dos semanas a un modelo online y que mantuviera el método social”.

¿Cómo evitaron una deserción de clientes en masa ante la imposibilidad de seguir reuniéndose en grupos?

“Las personas también se mantuvieron muy expectantes. Nosotros comunicamos muy bien en qué parte y en qué situación estábamos porque no queríamos esconderle nada al usuario. Al usuario le dijimos: ‘nos cerraron todos los servicios pero amamos al usuario. Amamos a nuestros clientes’, y fuimos super francos, ‘oye, estamos hoy en día mal, enfocándonos en poder generar una nueva experiencia de Poliglota, por favor, espéranos’, y cuando ya pasaron esas dos semanas, lanzamos esto nuevo”, cuenta.

“Entonces las personas se dieron cuenta de que nosotros nos movimos muy rápido, de que no íbamos a dejarlos sin clases, sin esta experiencia, y encontraron también una nueva forma de poder conocer personas, que no eran únicamente personas locales que estaban. Era muy entretenido también”.

Lo “nuevo” es que Poliglota logró reproducir su modelo social de manera virtual y ya no es más una plataforma para aprender idiomas conociendo gente en cafeterías y bares.

“El principal desafío que nosotros teníamos es cómo logramos mantener nuestra diferenciación, el método social de Poliglota, online, algo que la educación online no es capaz de resolver hoy día. Entonces lo llevamos rápidamente, lo pasamos online, buscamos diferentes metodologías que nos permitieran mantener la conexión” y lo lograron.

Aravena asegura que a los estudiantes les encanta el nuevo modelo de pequeños grupos de cinco o seis personas con el mismo nivel de idiomas, que pasan ciclos de cuatro semanas juntos, y que la compañía obtiene altas puntuaciones en su net promoter score, que mide la lealtad de los clientes basado en cuánto recomiendan a la empresa.

Lo más importante es crear lazos

“Al final lo que buscamos nosotros es que las personas se puedan conocer”, dice Aravena. Si antes de la pandemia Poliglota “juntaba personas de Providencia que trabajaran dentro del radio de Providencia o cerca de la estación El Golf, ok, es bueno”, pero con el nuevo modelo los y las estudiantes “empiezan a hacer amigos en Argentina, de Ecuador, de Venezuela, de Colombia, de Estados Unidos, entonces ya las redes de esas personas pasan a ser mucho mas extensas”.

“El idioma lo aprenden de una manera muy natural, pero lo más importante es que estas personas empiezan a crear lazos, empiezan a crear redes, algo que la educación online no ha solucionado aún y nosotros estamos solucionando”, continúa, “una persona que está 12 meses en Poliglota, 18 meses en Poliglota, va conociendo cuatro o cinco personas por mes y va armando una muy buena red de contactos”.

El pivot al mundo virtual, como lo describe Aravena, salvó a la compañía en el momento más difícil y fue tal el éxito que este mismo año obtuvo el apoyo de la prestigiosa aceleradora de negocios de Silicon Valley, Y Combinator, y ha recaudado unos tres millones de dólares que quieren utilizar para consolidarse en el estratégico mercado de México.

Cuando Forbes habló con Aravena, el CEO estaba en Nueva York trabajando en la Serie A de inversiones.

Aravena no reveló cuánto está facturando Poliglota actualmente, pero explicó que entre 2016 y marzo de 2020, bajo el modelo original, la empresa llegó a reunir a cuatro mil alumnos, y desde que cambió su plataforma cuadruplicó el número de estudiantes, a 21,000 entre marzo y septiembre pasado

Agregó que espera facturar a finales de 2021 el triple que lo facturado en 2020, y la cantidad de empleados aumentó de 70 personas en 2020 a 170 en septiembre de 2021, hasta 200 personas en diciembre.

Unos tiempos que tal vez no volverán

La empresa actualmente tiene una valuación estimada en 50 millones de dólares.

¿Qué pasará con el modelo original de reunirse a aprender idiomas con un grupo de personas?

Aravena no ve tan claro que Poliglota vuelva a ser como antes. Sobre todo, cuando la explosión en popularidad del servicio ocurrió con el cambio al modelo online.

“Hoy no está el ambiente para poder llegar a los cafés nuevamente en prácticamente ninguna parte de Latinoamérica”, dice.

“Nosotros estamos esperando, estamos viendo lo que nos está diciendo el mercado, lo que nos dice el Covid también, para poder ver si es que salimos con un producto” presencial, pero con un componente online permanente, afirma.

“No sabemos ahora qué va a pasar … personalmente creo que el producto va a necesitar, el servicio presencial, si es que lo llegamos a dar, va a ser algo totalmente distinto”.

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