El Mercosur se está quedando atrás en la liberación mundial de aranceles. Brasil busca otras opciones.   Reuters SAO PAULO – Después de 20 años de relación con Argentina, los empresarios brasileños empiezan a hablar de un divorcio …o al menos de una pareja abierta que les permita aprovechar otras oportunidades comerciales. Redefinir el desgastado vínculo con Argentina se volvió urgente en momentos en que Chile, Colombia, México y Perú se disponen a liberar un 90% de su comercio interno a partir de mayo con su Alianza del Pacífico, dándole la espalda a Brasil. El riesgo de quedar marginado del gran juego de los nuevos flujos del intercambio internacional aumenta con la decisión de Estados Unidos y la Unión Europea de comenzar a negociar en junio la mayor área de libre comercio del planeta. “Desde el punto de vista empresarial, estamos en el nivel más bajo”, dijo el director de la Asociación Brasileña de la Industria Textil, Fernando Pimentel. “Las cosas con Argentina sólo han empeorado y eso va aumentando el desencanto. Es mucho esfuerzo, para poco resultado”, añadió. Brasil es socio de Argentina en el Mercosur, unión aduanera que incluye también a Paraguay, Uruguay y desde hace unos meses Venezuela. Pero muchos empresarios brasileños sienten que el bloque creado hace dos décadas para ser la versión sudamericana de la Unión Europea se convirtió en una camisa de fuerza. Una alternativa, dicen, es retroceder el reloj hasta la época en que el Mercosur era apenas un área de libre comercio y sus socios estaban menos atados. “Si no podemos divorciamos de Argentina, sería bueno al menos un acuerdo para continuar casados pero viviendo en casas separadas”, dijo José Augusto de Castro, presidente de la Asociación Brasileña de Comercio Exterior. “Porque algo hay que hacer”. Los roces entre las dos mayores economías de América del Sur son históricos. Argentina y Brasil llevan décadas dándose patadas debajo de la mesa de negociaciones del Mercosur por diferencias sobre el comercio de autos, las licencias de importación o los desequilibrios cambiarios. Pero los problemas se acentuaron en el 2012, cuando nuevas barreras comerciales impuestas por Argentina para impedir la salida de dólares hundieron 20% las exportaciones de Brasil a ese país, abriendo un agujero de 4,711 millones de dólares (mdd) en su balanza comercial. Fue sin embargo necesario que la minera Vale suspendiera en marzo un proyecto de potasa de 6,000 mdd en Argentina para quebrar el tabú de hablar abiertamente sobre la inflación, el control de cambio y otros problemas que están ahuyentando las inversiones brasileñas del país vecino. “No hay como negar que la relación comercial brasileña con el gran socio del Mercosur está en deterioro y necesita ser rediscutida de manera seria”, escribió Benjamin Steinbruch, presidente de la Companhia Siderúrgica Nacional (CSN) y número dos del poderoso lobby industrial Fiesp, en un reciente editorial publicado por el diario Folha de S. Paulo. “Y la rediscusión de la asociación continental necesita incluir la creación de mecanismos que faciliten acuerdos de comercio también con Estados Unidos y Europa”, añadió. La próxima oportunidad de discutir la relación será el 25 de abril, cuando las presidenta brasileña Dilma Rousseff y la argentina Cristina Fernández se reúnan en Buenos Aires para repasar la agenda bilateral. Y uno de los temas será la liberación del comercio de autos, a la que Argentina se opone.   Foto: ReutersMirando fuera del Mercosur Según las cuentas de Steinbruch, el “factor Argentina” restó el año pasado 0.5 puntos porcentuales al Producto Interno Bruto (PIB) brasileño, contribuyendo a una decepcionante expansión de apenas un 0.9%. Y el Gobierno brasileño está empezando a mirar discretamente en otras direcciones. “Brasil no va a salir del Mercosur”, dijo un funcionario brasileño que acompaña las negociaciones comerciales. “Pero un escenario posible sería negociar fuera del Mercosur todo lo que sea posible”. El Mercosur impide a sus miembros realizar por su cuenta acuerdos de intercambio de bienes con terceros, pero no de servicios. Así que el mes pasado el Ministerio de Comercio Exterior brasileño propuso a Estados Unidos acelerar la firma de pactos bilaterales tributarios, financieros y de servicios. La iniciativa fue aplaudida por la industria textil, cuya participación en el mercado argentino cayó de 45 a 20% en los últimos cinco años. “No podemos quedarnos estancados en una relación que no va para ningún lado”, dijo Pimentel, el director de la Asociación Brasileña de la Industria Textil. “Es hora de profundizar las relaciones con otros países como Estados Unidos, de tender puentes con otras economías que interesan y que a nivel de bloque no va a conseguir avanzar”. Brasil está también intentando desempolvar un largamente estancado acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea. Funcionarios brasileños dijeron que esperan presentar una propuesta a Bruselas en la segunda mitad de 2013. Un acuerdo con la UE sería un paso gigantesco para el Mercosur, que en 20 años de vida sólo firmó tratados de libre comercio con Egipto, Israel y la Autoridad Palestina. Brasil no puede sepultar el Mercosur, porque implicaría reconocer el fracaso de su mayor proyecto político en décadas. Pero según João Augusto de Castro Neves, un analista de la consultora de riesgo Eurasia Group, tendrá que adoptar una política comercial más agresiva a medida que se empantanan las negociaciones de la Ronda de Doha y Estados Unidos avanza en sus iniciativas de libre comercio con el Atlántico y el Pacífico. “La primera opción sería transformar el Mercosur en un verdadero mercado común. Pero eso es muy difícil. La segunda sería dar un paso atrás y volver a ser una zona de libre comercio dejando que cada país firme sus propios acuerdos. Esa opción es cada vez más posible”, añadió.   Argentina pierde peso Tras aterrizar en Brasilia a inicios de 2012, el embajador argentino José María Kreckler explicó al diario Página/12 a qué venía: “El objetivo que tengo que cumplir aquí es reducir el déficit comercial bilateral”. Y lo logró. Con ayuda de sus barreras comerciales, Argentina redujo un 73% su déficit comercial con Brasil a 1,553 millones de dólares en 2012. Y en el primer trimestre del 2013 reportó un superávit de 82 millones de dólares, a medida que las exportaciones brasileñas continuaron cayendo un 10.4%. Quienes piden revisar la relación dicen que Argentina ya no importa tanto. Sigue siendo el tercer mercado de Brasil después de China y Estados Unidos, pero su peso relativo fue cayendo de un 9.17% en el 2010 hasta 7.42% en 2012. Y el argumento de que Argentina es un mercado crucial para las manufacturas también se fue desinflando. En el 2003 representaban un 54.25% de las exportaciones brasileñas a Argentina. Hoy, un 37.39%. Los empresarios brasileños suenan cada vez más irritados. El mercado perdido en Argentina, dicen, está siendo rápidamente ocupado por China, lo que desmonta la excusa argentina de una contracción en la demanda interna. “Lo que más molesta a la industria brasileña es que las importaciones de Asia están teniendo preferencia”, dijo Heitor Klein, director ejecutivo de la Asociación Brasileña de Industrias de Calzado. En la última década su participación en el mercado argentino de zapatos importados pasó del 70 al 45%.   Mucho esfuerzo, poco resultado Rousseff se ha esforzado por mantener buenas relaciones con su colega argentina Fernández. En su último encuentro en marzo en Roma durante la asunción del Papa argentino Francisco, posaron para los fotógrafos abrazadas y con el pulgar en alto. Pero Rousseff no impidió la salida de Vale, una decisión de consecuencias políticas aún insondables que privó a Argentina de una de las mayores inversiones de su historia. Y otras empresas brasileñas tomaron nota: si deciden seguir los pasos de la minera y buscar la puerta, el Gobierno no intervendrá. La petrolera estatal brasileña Petrobras puso a la venta dos refinerías en Argentina para centrarse en sus negocios en casa y el frigorífico JBS, el mayor productor de carne bovina del mundo, redujo sus operaciones en el país. La última en despedirse fue el fabricante de materiales sanitarios Duratex, que anunció la semana pasada el cierre de la producción de su marca Deca debido a “dificultades” en sus operaciones en Argentina. “El sector empresarial dejó de invertir en Argentina”, dijo De Castro, el presidente de los exportadores brasileños. “Los riesgos son demasiado grandes”. “Y como el Mercosur es hoy un bloque más ideológico que comercial, Brasil quedó preso (…) Argentina es un lastre”, añadió.  

 

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