El hecho de que por primera vez el Congreso de la Unión, con la actual 64 Legislatura, se integró con una paridad de género casi total no significa que las legisladoras en ambas cámaras participarán de la misma forma en la toma de decisiones que sus colegas hombres. El Poder Legislativo ha integrado cuotas de género desde 1996, cuando estableció un tope de hasta 70% de legisladores de un mismo género. Sin embargo, esto no ha incidido en que las legisladoras encabecen espacios estratégicos. Una investigación de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tecnológico de Monterrey reveló que los integrantes de ambas cámaras que son electos por mayoría relativa, son mujeres, no tienen experiencia política amplia o no cuentan con un posgrado suelen ser “marginados” de estos espacios toda vez que se concentraban en un grupo específico. A través de un análisis de las tres legislaturas pasadas y la experiencia legislativa de los 1,520 congresistas que las integraron, se reveló que los liderazgos políticos como la presidencia de comisiones, se concentraron en legisladores que fueron electos por la vía plurinominal y que previamente ocuparon puestos de directivos en los Consejos Ejecutivos Nacionales de los partidos políticos. El análisis también revela que la mayoría de las iniciativas aprobadas durante los nueve años que se estudiaron, fueron las propuestas por el Partido Revolucionario Institucional, el Partido Acción Nacional y el Partido Verde Ecologista de México. “Es muy probablemente que entre los partidos políticos se haya desarrollado una dinámica de transacciones de intercambio negativo y apoyos mutuos. Los consejos ejecutivos estatales monopolizan para sí y para sus grupos las presidencias de las comisiones y también los legisladores pon experiencia tienen mayor probabilidad de presidir una comisión”, apuntó Carlos Vázquez Ferrel, profesor investigador del Grupo de Investigación: Democracia, Instituciones, Seguridad y Justicia. En el caso de las legisladoras, Vázquez Ferrer apunta que, aunque se han ido ampliando los mecanismos para asegurar su participación en ambas cámaras, no ha ocurrido lo mismo con su integración a presidencias de comisiones o la mesa directiva de la Cámara baja y alta. Con la conformación de la legislatura actual –con paridad de género y un número amplio de integrantes sin experiencia legislativa previa-, puede cambiar la dinámica de aprobación de políticas públicas o reforzar la concentración de poder e influencia en grupos reducidos de legisladores, afirma Vázquez Ferrer. “Esta nueva legislatura tiene en su mayor composición liderazgos sociales sin experiencia política relevante, los pesos pesados que dominaban el congreso en el periodo previo quedaron fuera y también este congreso logró la paridad de género y ello habré una interrogante ¿esto puede servir para cambiar la dinámica de presentación y aprobación de políticas públicos? Es decir, si los nuevos liderazgos van na generar nuevos mecanismos de representación o que por el contrario se profundicen las asimetrías de poder dentro del congreso”.

 

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