Este texto fue publicado originalmente el 2 de agosto de 2018. Guangzhou, China. Alejada de los rascacielos y moderna arquitectura de Cantón, se encuentra una de las principales curiosidades modernas para turistas: el mercado de réplicas e imitaciones de productos de lujo. Un lugar en el que los aparadores de cristal se transforman en locales de lámina y los productos “Gucci” y “Louis Vuitton” son reemplazados por copias que apenas cuestan un 2% del valor de la mercancía original. El Southern Watch Trade Center, ubicado en el distrito de Yuenxiu, alberga solo una pequeña muestra del 86% de productos imitación que China, junto con Hong Kong, comercia a nivel mundial. Una rebanada de mercado que alcanza un valor de casi 400,000 mdd, de acuerdo a la Cámara de Comercio de EU. Los pasillos son principalmente recorridos por turistas europeos y estadounidenses. Hay chinos, pero la mayoría no forma parte de la clientela. “Es buena calidad. Para ti precio barato”, se escucha a los vendedores decir insistentemente mientras transitan entre el mandarín y el inglés básico.

“No fotos, no fotos” reaccionan los comerciantes cuando observan un celular apuntando a su mercancía.

  El famoso “regateo” Pero el idioma queda en segundo término cuando se trata de negociar; en una calculadora, el medio estándar de comunicación, el vendedor teclea el precio inicial bajo el común entendimiento de que el cliente va a realizar una contraoferta. “Se trata de regatear el precio y no mostrar interés”, confiesa un transeúnte a las afueras del mercado. El precio de una falsa Chanel, por ejemplo, puede comenzar en 800 yuanes (2,200 pesos) y llegar hasta los 150 yuanes (408 pesos). Un modelo original ronda los 100,000 pesos. No todos están dispuestos al regateo; también se observan algunos letreros con la leyenda “No bargain, please” (No negociar, por favor), en puestos que se encuentran casi vacíos. “Es muy cansado, pero si dices que “no” los clientes simplemente se van. Es la fama que tenemos”, comparte una de las vendedoras.

Replicas de Chanel, Yves Saint Laurant y Céline.

  Territorio turista Mientras los extranjeros son atraídos por las réplicas, la población local es el principal cliente de los productos originales. Con 46% del consumo a nivel mundial, China es el mayor mercado para las marcas de lujo. “Los chinos somos presumidos. Nosotros no compramos copias, nos da vergüenza”, comparte una guía de turistas con un bolso Balenciaga bajo el brazo. Aunque para adquirir estos productos prefieren salir de su país. El 90% de las transacciones se realizan fuera de China, de acuerdo a un informe de la Universidad de Beijing. Y es que el país asiático también sobresale por ser uno de los territorios más caros cuando se trata de marcas de lujo. Solo una tercera parte de las firmas mantiene su precio promedio, mientras que marcas como Louis Vuitton y Burberry cuestan hasta 25% más.

 

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