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Con una ceremonia sencilla y un discurso enfocado en la renovación ideológica y la unión de los militantes, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) celebró su aniversario número 90, nueve meses después de las elecciones que marcaron sus peores resultados desde la creación del partido.   A diferencia de los tradicionales festejos multitudinarios de otros años en el que diversos dirigentes presentaban un discurso, en esta ocasión la única en dar un mensaje a los militantes priistas fue Claudia Ruiz Massieu, dirigente del partido.  En el auditorio de la sede nacional del PRI, Ruiz Massieu hizo un repasó de las nueve décadas de existencia del partido, al tiempo que señaló que actualmente el PRI representa una alternativa de equilibrio en un contexto político polarizado.  “Sin duda 90 años de ejercicio de gobierno arrojan claro oscuros, en el que no obstante, la que la contaste siempre ha sido la política del consenso, la política propositiva, la política de los resultados.  En un ambiente polarizado entre quienes planean desmantelar las instituciones y aquellos que tienen una visión conservadora de la realidad apegada a sus principios religiosos, el PRI se presenta como la alternativa del equilibrio y la gobernabilidad”, apuntó.  La dirigente también apunto la importancia de reformular la oferta política del partido de cara al siglo 21 e integrar nuevas medidas democráticas al interior del partido para la elección de dirigentes.  “Los priistas de hoy debemos hacer un esfuerzo de redefinición ideológica, no para suplantar la ideología de la Revolución sino para plantearla a la luz de las exigencias que enfrentamos”.  Antes de finalizar su mensaje que no se alargó por más de 20 minutos, Ruiz Massieu aseguró que los priistas llegan orgullosos a sus 90 años y en un proceso de renovación profunda, listos para recuperar la confianza ciudadana.  Pese a los intentos de su dirigente por presentar buena cara a la racha política del PRI, los “números rojos” del PRI advierten de un futuro poco prometedor.  Por ejemplo, para este año el partido recibirá una bolsa de recursos que ascienden a 811.4 millones de pesos para actividades ordinarias, que representa 283.4 millones menos que en 2018, cuando el Instituto Nacional Electoral determinó entregarle 1,094 millones de pesos. El año pasado fue el partido político que recibió más recursos, ahora, Morena rebasa al tricolor por 756.2 millones de pesos, al recibir 1,567.6 millones. El cálculo del financiamiento a partidos políticos se define por una fórmula establecida en la Constitución en la que se determina que 30% de la bolsa total destinada a las actividades de estos grupos será de forma igualitaria y 70% se dividirá de acuerdo a la votación obtenida en la elección a diputados de mayoría relativa inmediata anterior. Sin contar a los diputados plurinominales, en las elecciones pasadas el PRI obtuvo 43 escaños en la Cámara de Diputados, que representa 16.5% menos que en las elecciones de 2018 cuando era el partido con presencia mayoritaria en San Lázaro, muy por encima de Morena que durante la 63 legislatura era la cuarta fuerza política. En el senado el PRI también vio disminuida su presencia al obtener apenas 12 escaños por la vía del voto, una posición desventajosa frente a las elecciones de 2012 cuando se posicionó con 54 senadores. Pero tal vez la cifra más representativa del decrecimiento del Partido que ayer cumplió 90 años, fue el porcentaje de votación para su candidato presidencial en 2018, Jose Antonio Meade. Durante esta contienda electoral el abanderado del PRI obtuvo una votación de 16.4% de los 56.4 millones de personas que acudieron a las casillas. Esta votación es menos de la mitad del 38.2% de votantes con los que el PRI regresó a la presidencia en 2012, con su abanderado Enrique Peña Nieto. Además de las nueve gobernatura se estatales que se disputaron el año pasado, el PRI no obtuvo ninguna. El PRI como oposición Aunque las apuestas no están a favor del Tricolor que hasta el año 2000 fue el partido hegemónico en el país, la clave para que el PRI continúe como un partido fuerte e incluso de que se fortalezca ante la derrota descansa en su papel como oposición, señaló Roberto Duque académico de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. “Hace 18 años con su derrota electoral muchos especialistas vaticinaron la muerte del PRI, se habló de cambio de nombre y que iba a desaparecer, porque su ADN estaba en el control de la presidencia. El PRI, para sorpresa de quienes auguraron lo contrario, continuó como un partido político en competencia y continuó ganando y perdiendo elecciones ya en una competencia electoral plural”, afirmó el especialista en materia electoral. El papel como oposición del Revolucionario Institucional no sólo es importante para su sobrevivencia como partido, sino deseable ante la fuerza política que adquirió Morena durante las elecciones de 2018. “Si el PRI puede rehacerse como un partido político competitivo, deriva de la posición que asuma frente al partido que está en el poder, frente a Morena. Si el PRI se decide, como lo hizo en el año 2000, plantarse como un partido de oposición con una militancia de proporciones considerables, podría continuar en la escena pero otra posibilidad es que el PRI asuma un papel de adhesión tacita con la primera fuerza política del país”, detalló.

 

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