Notimex. – En Nicaragua ha estallado una verdadera insurrección cívica, generalizada y masiva. Una revolución que se está librando en las calles, pero sin armas, usando solo los recursos al alcance del pueblo, afirmó en entrevista con Notimex la escritora, exguerrillera y activista cultural Daysi Zamora. “En nuestra historia trágicamente plagada de guerras civiles, esta forma de lucha popular es inédita, y me parece un cambio de rumbo en nuestra cultura y un avance importante en nuestra sociedad, porque abre la posibilidad de la refundación del Estado”, enfatizó la escritora nicaragüense. Fue en los años 70 cuando Daysi Zamora se integró al entonces guerrillero Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que representaba la vanguardia en la lucha por derrocar la dictadura de Anastacio Somoza, quien gobernaba el país centroamericano con puño de hierro y prácticamente era dueño de medio país. En 1978, abandonó sus actividades culturales y se integró a las actividades guerrilleras del FSLN, mientras se vivía el preludio de la insurrección final. Participó en varias acciones armadas y finalmente fue obligada a salir al exilio para recalar en países como Honduras, Panamá y finalmente en la vecina Costa Rica. En este ultimó país participó en el montaje de hospitales clandestinos para atender a los guerrilleros heridos en los frentes de guerra y que eran traslados al vecino país para su recuperación y retornó a los escenarios de los combates en su país. También fue parte del equipo de la clandestina Radio Sandino como locutora y programadora hasta el 19 de julio de 1979, cuando se traslada a territorio nicaragüense para inciar su actividad en las tareas de la cultura ya como funcionaria y embajadora cultural de la naciente revolución. Paradojicamente quien gobierna hoy Nicaragua con puño de hierro es Daniel Ortega, uno de los nueve comandantes que lideraron la gesta revolucionario que llevó al poder al FSLN el 19 de julio de 1979. Puedes leer: BCIE presta 201.8 mdd a Nicaragua para mejorar carreteras y aeropuertos Zamora se desempeñó durante esa etapa en las urgentes tareas de la naciente revolución principalmente como viceministra del Ministerio de Cultura, a la cabeza del cual estaba su mentor el poeta Ernesto Cardenal. Sin embargo, a casi cuatro décadas de la gesta revolucionaria, “la cultura nicaragüense ha sido vapuleada por el terrorismo de Estado bajo la dictadura Ortega-(Rosario) Murillo”, afirmó Zamora durante la charla telefónica con Notimex. “La represión brutal y desproporcionada ante cualquier intento de oposición o de protesta, por mínimo que sea, ha devastado a muchas familias y comunidades que han sufrido y siguen sufriendo experiencias profundamente traumáticas”, enfatizó. Detalló que un año después de haber estallado la protesta social en rechazo a las medidas económicas y políticas impuestas por el gobierno de Ortega hay más de 400 asesinados, entre ellos muchos jóvenes, incluyendo a niños y bebés. También hay cientos de desaparecidos, más de 600 personas encarceladas injustamente, y cerca de 70 mil en el exilio, todo esto ocurre en un país con apenas seis millones de habitantes. Esta situación de represión impuesta por el gobierno por medio de la policía y grupos paramilitares ha generado el nacimiento de una cultura popular creativa y así proliferan canciones, poemas, coplas, grafitis, instalaciones, esculturas, pinturas, fotografías, carteles, caricaturas y memes, circulan chistes y anécdotas, y ocurren espontáneamente danzas, bailes, y performances callejeros, narró Zamora. También han surgido formas de protesta inéditas, desde las individuales como la de Alex Vanegas, conocido como “el maratonista”, que corría diariamente portando símbolos patrióticos y pancartas demandando la libertad de los presos políticos y el fin de la dictadura,. Así como la de Flor Ramírez vestida de huipil azul y blanco en las protestas, hasta las colectivas, como el confeti y los globos azules y blancos que aparecen en las calles, o los rastros de pintura azul y blanco en las carreteras, lanzada desde vehículos en marcha. Al referirse al gobierno de quienes en otros tiempos fueron sus compañeros de lucha no duda en afirmar que la Revolución Popular Sandinista, iniciada en julio de 1979, fue traicionada y que los Ortega-Murillo siguen “beneficiándose” de un hecho histórico. La laureada escritora de obras como los poemas de La Violenta Espuma y de ensayos como La Función Liberadora de la Poesía en Nicaragua dijo que “los Ortega-Murillo y sus cómplices están llenos de robos, de abusos, de latrocinios y de crímenes”. “No son más que una mafia, un cártel o una mara siniestra que no tiene absolutamente nada que ver con todo lo que fue el FSLN y lo que representó en el pasado. El país es rehén de esa familia”, concluyó la poetisa nicaragüense.

 

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