Por Claudio Muruzábal*

Desde el inicio de la pandemia hemos sido testigos de una transformación sin precedentes hacia un mundo que exige digitalizarse. Las barreras y obstáculos que muchas empresas mantenían desde tiempo atrás, se volvieron evidentes y se tuvo que tomar una decisión trascendental para el futuro de las compañías: transformarse o correr el riesgo de desaparecer.

Aun cuando las corporaciones han tenido que reinventarse en medio de un contexto de incertidumbre y de adaptación acelerada, en los últimos tres meses han tenido que admitir los beneficios del teletrabajo: más productividad, menos viajes y traslados, sin dejar de mencionar las eficiencias financieras y de tiempos que esto implica.

En retrospectiva, parecía que las medidas serían provisionales, pero ahora, sabemos que muchas de estas dinámicas llegaron para quedarse. Aunque la transformación haya sido forzada, hemos descubierto nuevas formas de productividad, aun sin personas en oficinas y con horarios flexibles.

La revolución digital está en marcha y no va a detenerse. En una encuesta que compartí en LinkedIn, respondida por más de 300 personas, 56% dijo que considera dividir su trabajo entre la casa y la oficina cuando termine la pandemia y 28% trabajaría tiempo completo de manera remota. Respecto a los viajes, 80% piensa reemplazarlos con reuniones virtuales, mientras que solo 10% volvería al ritmo anterior.

El impacto que generó la transición hacia el teletrabajo fue inmediato; al inicio de la pandemia las redes globales de proveedores de internet registraron picos de demanda de 800%[1]. Pese a que en México, el teletrabajo fue aprobado en junio del año pasado, solo dos de cada 10 empresas estaban preparadas para adoptar este esquema debido al rezago tecnológico, de acuerdo con estudios de la Facultad de Psicología de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México).

Sin embargo, en el país, una parte considerable de la población ya se encuentra inmersa en el mundo digital, con un 71% de penetración del internet, según la Asociación Mexicana de Internet, y un 67% de los internautas están en línea las 24 horas.

Quizás lo que es más importante recordar, es que las empresas llevan a cabo sus actividades, ya sean físicas o remotas, para cumplir con ciertos objetivos de negocio, y con esto en mente la “oficina tradicional” dejará de existir y se convertirá en centros administrativos y puntos de reunión. Sin embargo, también deben de plantearse las estrategias necesarias para mantener equipos motivados, unidos e integrados, que se sientan parte de una cultura corporativa que los impulse a alcanzar sus objetivos de negocio.

En esta misma encuesta, 65% estuvo de acuerdo en que la confianza en el trabajo debe ganarse y medirse en cuanto a resultados, sin importar la modalidad de trabajo que utilicen los colaboradores.

La transformación de las empresas debe de ser holística o no será

Las organizaciones latinoamericanas cuentan con una ventaja inusual; están acostumbradas a sobrepasar circunstancias externas adversas, saben cómo moverse en la dificultad, cómo sobrevivir el temporal y cómo salir avante para la siguiente etapa, es decir son más resilientes comparadas con compañías de otras geografías del mundo.

Este contexto representa la oportunidad ideal para invertir en nuevas habilidades digitales para el capital humano, reinventar procesos que brinden la mejor experiencia al cliente y transformarse holísticamente.

La nueva realidad nos exige replantear los procesos de cadena de suministro, automatización de procesos que permitan minimizar las interacciones físicas, así como incrementar los protocolos de seguridad para colaboradores y clientes.

Al mismo tiempo, las empresas deben acercarse a un nuevo consumidor digital: uno más exigente, que demanda mayor personalización, que utiliza las plataformas virtuales para satisfacer un espectro creciente de necesidades diarias, desde el trabajo y el estudio a distancia hasta las compras online, pasando por la visita al médico.

Asimismo, deben garantizar esta misma experiencia en espacios físicos, porque independientemente de que el mundo se torna más digital, el contacto humano retomará su cause tan pronto las medidas sanitarias lo permitan.

Aunado a esto, otro reto para las empresa es cómo miden las experiencias que ofrecen para poder tomar mejores decisiones, considerando que contar con la confianza y lealtad de clientes y colaboradores es más relevante que nunca.  

Parece increíble que en apenas 100 días fuimos capaces de repensar completamente formas de trabajo que estuvieron establecidas durante décadas. El mundo está cambiando. Y tenemos en nuestras manos las herramientas para que ese cambio sea positivo, innovador, digital y beneficie a las nuevas generaciones de trabajadores, durante muchos años por venir.


[1] International Telecommunication Union. Here’s how we are seizing the moment to build a better digital future – for all. Doreen Bogdan-Martin, Director of ITU’s Telecommunication Development Bureau

Contacto:

Claudio Muruzábal, presidente de SAP Latinoamérica y el Caribe*

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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