Para Altagracia, la década en la que nos encontramos está repleta de cambios y, desde su punto de vista, hoy la capacidad de aprender es más útil que la de saber. “Tener gente con capacidad de aprender, con propósito, que piense crítica y creativamente, que sabe ser disruptiva sin ser destructiva, siempre es lo más importante”, dice, en entrevista, la presidenta de Grupo Empresarial PEO, uno de los grupos industriales y financieros más importantes del país y propietario de empresas como Dina, Minsa, Almer, AP Solutions, Campo Fino y Siembra Capitales.
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A menudo, dice la empresaria, existe la concepción de que todo cambio es bueno; pero ella no lo ve necesariamente así. “Hay que saber adaptarse a los cambios. Eso es un hecho. Pero también hay que trabajar para que los cambios sean para mejor. Hay que saber construir sobre lo que ya está hecho, hay que saber tomar bases de quienes vienen antes que nosotros y construir sobre ellas”.
Esto lo dice no sin una precisa razón. Altagracia forma parte del conglomerado familiar desde los 13 años. Hoy, afirma que, en un mundo tan polarizado como el actual, es mucho más valioso “saber convencer que vencer” y buscar, así, acuerdos entre distintas posturas, ya sean políticas, económicas o sociales para que el país progrese.
“México debe ser (y tiene todo para serlo) el líder de esta década. Creo que es el tiempo de México, es el tiempo de los millennials y es el tiempo de las mujeres. Para eso, México tiene que apostar por la seguridad en todos sus ámbitos: seguridad jurídica, pública, social, alimentaria, energética y de movilidad. Tenemos que hacer que haya movilidad urbana para que la gente no pase cuatro horas en el tráfico; y también seguridad geográfica para las personas que migran del campo a la ciudad y del sur al norte. Necesitamos que haya movilidad social para que [el lugar] donde nazcas no determine [el lugar] donde mueras, estudies o trabajes”, dice.
Desde su posición, ella sabe que, para avanzar en los objetivos, lo más importante es la capacidad de crear equipos. “Las empresas no son empresas, sino un conjunto de voluntades trabajando para un mismo objetivo”, concluye.
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