Por: Alicia F. Galindo Manrique*


La pandemia del COVID-19 y el cambio climático son diferentes tipos de crisis, sin embargo, las dos son consideradas como choques exógenos que modifican abruptamente un sistema en su totalidad. El efecto económico del clima, así como el efecto económico del COVID-19, claman en su esencia llevar acciones agresivas y no cambios incrementales para hacerles frente. 

Tanto el riesgo climático como el COVID-19 representan un riesgo sistemático cuyos efectos se catalizan en todas las industrias, mercados y países dada la conectividad actual. También son no lineales, es decir, sus efectos económicos son desproporcionados y catastróficos. En tercer lugar, tanto el cambio climático como la pandemia actual son multiplicadores de riesgo que exacerban las vulnerabilidades y fallas en los sistemas económicos y de salud. Y, por último, los dos tipos de crisis son regresivos, en el hecho de que afectan a las poblaciones más vulnerables. 

Las diferencias principales radican en el hecho del momentum. Es decir, mientras que la pandemia requiere de acciones inmediatas y directas para la supervivencia humana, el riesgo climático es gradual y sobre todo acumulativo. Sus efectos se pueden presentar de manera aleatoria, pero con severas proporciones en el grado de impacto y a lo largo del tiempo, lo cual conlleva a determinar falta de correlación y la pérdida de importancia por la distancia en la escala de tiempo de los eventos inducidos por el cambio climático.

Dadas estas diferencias, podemos reconocer también que el cambio climático contribuye a la generación de pandemias. Un ejemplo muy claro son las altas temperaturas, que, de acuerdo con la OMS, pueden crear condiciones perfectas para que ciertas infecciones se incuben aunado a la desaparición de hábitats, lo cual incrementa el riesgo de intercambio de patógenos entre especies y hacia seres humanos. La contaminación del aire es otro factor del riesgo climático, al tener un mayor efecto sobre enfermedades respiratorias. La OMS estima que el aire contaminado mata aproximadamente a 7 millones de personas en todo el mundo principalmente a través del incremento de mortalidad por causa de enfermedades. 

Las enfermedades zoonóticas, provocadas por los virus transferibles entre animales y humanos, que evolucionaron a pandemias tuvieron un costo de $6.7 billones de dólares entre 1997 y 2009, según el Banco Mundial. Hoy en día, el Covid-19 proyecta costos globales de $4 trillones de dólares -y contando-, esto es, más del 5% del costo de la economía global. Cada dólar invertido en preparación se convertiría en dos dólares de ahorros económicos. Si se hubiera invertido en la preparación adecuada, posiblemente se hubiera podido evitar pérdidas humanas y los efectos económicos no hubieran sido tan severos. Esta es una de las lecciones más importantes que debemos reconocer al hacer frente al cambio climático.

Por otro lado, el cierre de emergencia en fábricas y actividades industriales en países como China e India, como parte de las medidas extremas para combatir la pandemia, temporalmente redujo la contaminación del aire y dio un respiro a los cielos de las ciudades más pobladas que por mucho tiempo no lucían despejados. Este paro de actividades mejoró la calidad del índice del aire a niveles satisfactorios cercanos al 80% en la mayoría de las ciudades en el mundo (Air Quality Index Org). 

Se pueden acelerar las acciones en pro del cambio climático derivado de la crisis actual. Por ejemplo, los ajustes de recursos humanos como videoconferencias y comunicación digital pueden permanecer en el largo plazo, lo que reduciría la demanda de transportación y emisiones. Los mercados podrían valorar el riesgo al presenciar los trastornos físicos y sistemáticos. Más aún, las bajas tasas de interés que se presentarán para activar a la economía podrían acelerar el desarrollo de infraestructura sostenible y resiliente. 

Las acciones climáticas podrían ser una solución para acelerar la recuperación a largo plazo, específicamente para crear presencia en el sector ambiental, por ejemplo, en la transición energética a una economía baja en carbono. En septiembre del 2019, el Banco Mundial publicó un estudio en donde presenta que la inversión de 1.8 trillones de dólares en medidas ambientales generaría en una década más de 7.1 trillones de beneficios económicos. 

Está claro que debemos mitigar el cambio climático tomando en cuenta lo aprendido en esta pandemia. La pandemia terminará en algunos meses, y más si se crea y comercializa una vacuna. El cambio climático causará devastaciones en las próximas décadas, aun si se paran las emisiones. Aquí no existe una cura tecnológica que mitigue esta consecuencia, pero podemos aprender las lecciones que esta pandemia nos ha dejado para crear conciencia sobre el impacto de una crisis climática que traerá consigo una gran magnitud y duración.

Contacto:

Alicia F. Galindo Manrique es profesora de cátedra de EGADE Business School.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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