Habría sido una tarde de noviembre como cualquier otra, de no ser por la llamada que recibió en su teléfono celular. Felipe Leal Fernández (Ciudad de México, 1956) conducía sobre Paseo de la Reforma, cerca del Ángel de la Independencia, cuando del otro lado del móvil escuchó que se comunicaban de parte de El Colegio Nacional. El arquitecto supo que venía un gran anuncio y se estacionó tan rápido como pudo.

De voz de la bióloga Julia Carabias recibió una de las noticias más importantes en su carrera: ha sido seleccionado como nuevo integrante de El Colegio Nacional. Leal brincó lleno de júbilo, mientras la gente a su alrededor lo miraba con asombro, sin saber que la mente detrás de la transformación de Madero en calle peatonal o de la renovación de la Alameda ingresaba a la máxima cátedra del país.

El ex director de la Facultad de Arquitectura de la UNAM y ex secretario de Desarrollo Urbano y Vivienda de la capital recibe a Forbes México en su estudio, ubicado en el antiguo pueblo de Tizapán San Ángel, para conversar sobre su ingreso a El Colegio Nacional, pero también sobre los cambios urbanos que ha visto en la urbe y sobre su visión de la ciudad de cara a una nueva realidad postcovid.

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Leal admite que ser el tercer arquitecto en ingresar a El Colegio Nacional (después de José Villagrán García y de su amigo Teodoro González de León) supone un reto en sí mismo, pero adicional “estamos en una circunstancia de crisis sanitaria, eso obliga a pensar en la arquitectura frente a la pandemia, ahí es a donde quiero orientar gran parte de mi hacer en la fase inicial”.

  • ¿Cómo se siente después de haber ingresado a El Colegio Nacional?
  • Ha sido una nube de felicidad, un orgullo, algo que está lleno de muchas emociones y sentimientos, pero ahora lo que me aborda, además de la satisfacción, es la responsabilidad que tendré como miembro de El Colegio Nacional para contribuir a acrecentar la cultura en México, y en lo particular de mi disciplina, pero con una visión interdisciplinaria, con otra serie de colegas, de científicos, de humanistas, de artistas, para participar más en esta comprensión tan importante que es la arquitectura en nuestra cultura.

Para entrar a la máxima cátedra de México, los integrantes deben proponer a varios candidatos. A Leal lo impulsaron, entre otros, su amigo el cronista Juan Villoro, la bióloga Julia Carabias y el arqueólogo y antropólogo Eduardo Matos Moctezuma. El proceso para su ingreso inició en mayo de 2020, a la par de la primera ola de la pandemia en México. En noviembre fue aceptado y el 26 de abril pasado de este año recibió el diploma y el fistol que lo acreditan como miembro de El Colegio Nacional, institución creada el 8 de abril de 1943.

  • ¿Su discurso de ingreso, de los más importantes en su carrera?
  • Te dicen que eres miembro electo, pero no eres miembro oficial hasta que presentes tu discurso de ingreso. Tuve mucho nerviosismo previo al discurso, generalmente me va bien con los discursos, pero ese día estaba yo particularmente nervioso, me lo hicieron saber muchos amigos. El otro día un amigo me dijo que no ponerse nervioso ante tal decisión es que estaría yo loco. A la par que estaba yo leyendo el discurso había veinte mil imágenes que estaban pasando por mi mente, emociones y sensaciones, leía, pero a la vez pensaba en lo que significaba ese hecho. Pero siempre con pies de plomo, con los pies sobre la tierra, no hay que marearse en ningún momento, sino saber que soy el mismo.
  • Sin duda la arquitectura y la pandemia será uno de sus temas…
  • La crisis sanitaria nos lleva a dar una serie de pasos. El Haber habitado las viviendas durante un año seguido, y lo que nos falte, nos ha llevado a una serie de reflexiones muy profundas sobre lo que es el hogar, somos más conscientes sobre lo que es la ciudad. Esto va a dejar una huella, mucha gente ha hecho modificaciones en sus casas para adaptarlas a la nueva realidad. En la ciudad se van a presentar cambios postcovid, el uso de los espacios públicos, qué va a pasar con las oficinas, con los centros comerciales, se tienen que reaprovechar esas infraestructuras, pero con un mayor vínculo con la naturaleza y la salud.

Leal Fernández considera que las medidas sanitarias implementadas durante la pandemia, como el privilegiar la estancia en espacios abiertos, con circulación de aire y sana distancia, “serán recibidas por la arquitectura”, lo que se podría reflejar en el diseño de los espacios postpandemia. Y echa mano del movimiento higienista de la primera mitad del siglo XX: la ciudad postcovid requerirá de sol, aire e iluminación.

“Hay un principio de los higienistas del Siglo XX, desde los años 30 del siglo pasado, hablaban de luz, aire y sol. Eran los principios de la higiene: te tiene que dar el sol, tiene que circular el aire y debes tener iluminación, con esos principios la salud se propicia, por eso permiten muchas actividades al aire libre, como los restaurantes”.

Felipe Leal Fernández.

Y refuerza: “México tiene un potencial muy grande porque venimos de una cultura de cielo abierto”.

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  • ¿Qué cambios ha visto en la ciudad en la última década?
  • Es desigual lo que veo en la ciudad. Ha habido mejoramiento en ciertas cosas, sin duda se han continuado con algunas cosas de espacio público. Estoy sorprendido de la cantidad de centros comerciales, el consumo. Se ha vuelto una ciudad de consumidores en lugar de una ciudad de ciudadanas, tenemos que apostar por ciudadanizar a los habitantes y no únicamente una ciudad de consumidores. También veo un exceso de la arquitectura de franquicia que da impersonalidad, se vuelve una ciudad genérica, a nivel de imagen es terrible, eso me parece tóxico, y es donde hay que trabajar.
  • ¿A qué debe aspirar la ciudad tras la pandemia?
  • París está hablando ahora de la ciudad de los 15 minutos. Se trata de que a 15 minutos de donde vives, puedas contar con los servicios esenciales, la oferta educativa, de salud, centros de entretenimiento, cines, mercados, esa escala de ciudad tiene mucho futuro. Ahí la Ciudad de México puede trabajar mucho en reforzar la cultura de barrios. En los años recientes ha habido una mayor conciencia de la cultura de barrio ¿Por qué las nuevas generaciones urbanas tienen ese deseo de vivir en Escandón, Condesa, Roma, Cuauhtémoc, Juárez, Narvarte o Del Valle? Porque en estas colonias centrales a muy corta distancia tienes casi todos los servicios. Es ahí donde hay que articular núcleos de ciudad. Hacer una ciudad policéntrica.

Leal Fernández fue fundador de la hoy extinta Autoridad del Espacio Público de la Ciudad de México y posteriormente secretario de Desarrollo Urbano y Vivienda en la segunda mitad del mandato de Marcelo Ebrard como jefe de gobierno. Desde ambos cargos promovió la recuperación del espacio público a través de obras público-privadas, en las que los desarrolladores privadas orientaban el pago que debían hacer a la urbe a mejoras urbanas. Así se financió parte de la renovación de Paseo de la Reforma y de la Alameda Central. En el último sexenio, Leal ve un desastre urbano.

  • ¿Qué reflexión tiene sobre el boom inmobiliario de los últimos años?
  • Me pareció descomunal, fue una administración donde se detonó un desarrollo inmobiliario rapaz, vimos modificaciones de los usos de suelo radicales, un aprovechamiento de construcciones en altura que estaban fuera de lugar, basta ver el Periférico, además de la modificación del perfil urbano, fue un abuso descomunal, desaforado, fue una alianza muy perniciosa entre ciertos sectores inmobiliarios con las autoridades, a base de violentar toda una serie de normas y reglamentos. Me parece un desastre, parte de toda esa explosión de centros comerciales, toda esa comercialización que generaron una ciudad de consumo, es uno de los periodos más negativos que ha sufrido la ciudad.
Felipe Leal
Su obra se enfoca al renglón cultural, educativo y del espacio público. Foto: © Andrea Gama / Forbes México
  • ¿Por dónde puede empezar a cambiar la ciudad tras la pandemia?
  • Tenemos que atacar la calle desde el primer espacio público que tenemos disponible: la banqueta. Se han recuperado espacios públicos emblemáticos. Hay que empezar por mejorar la plataforma peatonal, que las banquetas sean más accesibles, si caminas por una banqueta agradable, vas a salir más a la calle, es la primera invitación para salir a la calle. Tienen que ser lo más anchas posibles, mejor iluminadas, con elementos vegetales y de ahí tiene que seguir un proceso de reeducación para esta nueva realidad.  Yo empezaría con todos los entornos escolares, si empezamos a arreglar como espacio público todos los entornos escolares, habría un cambio inmenso, es educación urbana, sería como una acupuntura urbana.
  • ¿Será una ciudad más extramuros?
  • La calle va a tener más atractivos, porque después de estar tanto tiempo confinados y si continuamos con el trabajo en casa, se va a presentar más el deseo de salir, porque antes salíamos al trabajo y comíamos con los demás, y ahora ese trabajo va a ser medio híbrido, los días que no salgamos a trabajar vamos a tener más deseo de estar en la calle y la calle te tiene que ofrecer más atractivos, no necesariamente el consumo, basta con un parque de calidad.
  • ¿Cuál sería el escenario ideal?
  • Puede haber dos escenarios. El no deseable es que no se haga nada, que se siga en la inercia y se agudicen los problemas. Es no deseable, pero es posible, que la ciudad se quede igual. El peor escenario sería perder esta oportunidad de cambio, ojalá que esta ocasión no sea una de ellas. El otro, el escenario entusiasta, es el que sí transformaría lo ya existente, que los edificios se empiecen a transformar, de oficinas a viviendas, abiertas, iluminadas, edificios con oquedades. Una ciudad más perforada, más porosa, más permeable, que haya más actividades al aire libre, los restaurantes al aire libre te dan una sensación de libertad. Pienso en una ciudad más extrovertida, en el sentido de que sea más volcada hacia afuera, más porosa en sus edificaciones, quitar bardas, una ciudad más relacionada con la naturaleza, con más utilización de las azoteas, a cielo abierto.

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Trayectoria

  • Director de la Facultad de Arquitectura de la UNAM de 1997 a 2005.
  • En 2005 recibió el Premio Mario Pani CAM-SAM, por el Colegio de Arquitectos de la Ciudad de México y la Sociedad de Arquitectos Mexicanos.
  • Diseño de los estudios para Vicente Rojo, Gabriel García Márquez, Ángeles Mastretta, entre otros.
  • En 2007 gestionó la inscripción de Ciudad Universitaria en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco.
  • Miembro emérito de la Academia Nacional de Arquitectura.
  • Ha recibido 16 premios tanto en bienales de arquitectura nacionales como internacionales.
  • En 2018, la Facultad de Arquitectura de la UNAM le otorgó la Cátedra Extraordinaria Federico Mariscal.
  • En 2019 recibió la Medalla al Mérito en Artes-Arquitectura, otorgada por el Congreso de la Ciudad de México.

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