DW.-  A pesar que no todo estuvo terminado para la inauguración del nuevo aeropuerto de Estambul, Kadri Samsunlu, responsable de la empresa aeroportuaria IGA, dice estar satisfecho. Las dos primeras pistas de un total de seis están listas para su uso, al igual que la torre con una elegante forma de tulipán. Pero no es hasta enero de 2019 que todos los vuelos despegarán desde el nuevo aeropuerto. AmCham dice hay gran preocupación por cancelación del NAIM 200 millones de pasajeros al año Las dimensiones son gigantescas: con un área total de 76 millones de metros cuadrados, el nuevo aeropuerto de Estambul es tres veces más grande que el de Fráncfort. Y esa es solo la primera de un total de cuatro etapas de expansión planificadas. En diez años, se espera que lleguen y salgan hasta 200 millones de pasajeros cada año, más que en cualquier otro lugar del mundo. Según Samsunlu, hasta el momento se han invertido 7.500 millones de euros. El nuevo aeropuerto es considerado el proyecto favorito del presidente turco y símbolo del ascenso de Turquía a potencia económica mundial. Se prevé que este megaproyecto creará 225.000 puestos de trabajo y que para el 2025 contribuirá aproximadamente con el cinco por ciento del PBI de Turquía. Erdogan quiere hacer de Estambul uno de los centros aéreos más importantes entre Europa, Asia y los países árabes. Pero actualmente la economía turca está en crisis, la lira ha perdido dramáticamente su valor y la inflación se encuentra en niveles récord. Turquía perdió más de una tercera parte de sus multimillonarios Prestigio a un alto precio
Pero el éxito del megaproyecto también tiene un lado oscuro. Según informes de los medios de comunicación, algunos agricultores turcos sufrieron la expropiación de terrenos para la construcción del aeropuerto. Los ambientalistas, por su parte, critican la tala de enormes áreas forestales, el fin del “pulmón verde” de Estambul. Y los trabajadores, que tuvieron que levantar el aeropuerto en un tiempo récord, informan sobre condiciones laborales terribles.”Nos tratan como esclavos”, dice Cemal Özder, quien trabajó durante nueve meses en el aeropuerto y lucha en la confederación de sindicatos turcos DISK por los derechos de los trabajadores del aeropuerto. “Comenzábamos a trabajar desde las ocho en punto de la mañana hasta las 11 en punto de la noche. Algunos dicen que tenían que trabajar hasta altas horas de la madrugada y regresar al turno de la mañana al día siguiente. Más rápido, hay que terminar, decían siempre”. Cuenta que cuando criticó públicamente las condiciones en las que trabajaba, fue despedido. A mediados de septiembre, varios miles de trabajadores hicieron una huelga. Según los sindicalistas, el desencadenante fue un accidente de autobús en el que 17 trabajadores resultaron gravemente heridos. La protesta fue disuelta, 400 trabajadores fueron detenidos temporalmente y varios todavía están en prisión preventiva, según informes de los medios de comunicación. “Este puede ser el aeropuerto más grande del mundo, pero para mí, el proyecto está manchado con la sangre de los trabajadores”, concluyó Özder.
Por Julia Hahn

 

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