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DW.- La preocupación común, respecto de los incendios en la Amazonia, no se traduce, no obstante,  en una visión compartida de en dónde buscar tanto culpas como soluciones. Con todo, el acuerdo de la Unión Europea con los países del Mercosur,  logrado en junio de 2018, es el principal sospechoso de la quema de bosque para ganar tierra agroganadera.

Desde Europa , para todos los gustos

Los extremos de derecha e izquierda de la Eurocámara se dan la mano culpando el acuerdo con Mercosur: los unos aduciendo intereses nacionales, como que hay que parar el acuerdo porque sería terrible para los agricultores franceses, los otros aduciendo que no se puede negociar con un “fascista” que favorece a las oligarquías. TAMBIÉN LEE: Greenpeace pide a Bolsonaro actuar rápido o Amazonas se reducirá a cenizas Entre ambos extremos están los que echan la culpa a Venezuela y a Bolivia, los que piden un cese de las negociaciones hasta que haya un acuerdo vinculante de protección al medio ambiente. También los que piden medidas europeas que incentiven un cambio profundo en los patrones de producción y consumo. ¿Por qué arde la Amazonia? “Hay un proceso originado en  intereses económicos muy fuertes para deforestar y sustituir la selva por plantaciones de soja y ganadería, también por la generación hidroeléctrica. Si bien esto se venía dando,  lo que estamos viendo es una aceleración enorme ”, explica a DW Roberto Bissio, coordinador de la plataforma internacional Social Watch. “Si tenemos en cuenta que los distintos mecanismos –más o menos eficientes- que tenían el cometido de proteger a las poblaciones y los parques nacionales están siendo desmantelados y quemados, vemos la clarísima la relación entre lo que está ocurriendo y un gobierno que oficialmente niega la existencia del cambio climático y ve en los intentos de proteger la Amazonia una  conspiración internacional para evitar el desarrollo”, afirma Bissio. En cuanto a que Venezuela y Bolivia también lo hacen, Bissio – director del Instituto para el Tercer Mundo, con sede en Uruguay- responde:  “De alguna manera es cierto, pero Francia, un país amazónico con frontera con Brasil,  también lo hace. África también. Es un permanente problema del balance entre la preservación de la naturaleza y los intereses económicos. Lo que estamos viendo en Brasil es distinto a todo lo que ocurre en otros países:  asistimos al activo estímulo del gobierno a actividades criminales de deforestación en zonas prohibidas por la ley”. TAMBIÉN LEE: Irlanda bloquería acuerdo UE-Mercosur si Brasil no protege al Amazonas El acuerdo un culpable entre muchos   “El acuerdo UE-Mercosur es una incitación increíble para deforestar, para producir más etanol y más carne para el consumo europeo”, afirman los que se oponen al acuerdo. ¿Tienen razón? “Indirectamente”, responde Bissio acotando que, en realidad, el acuerdo UE-Mercosur dista mucho de estar concluido. Como fuere, suponiendo que en algún momento se firmase, ¿supondría una amenaza real para la Amazonia? “En síntesis, este acuerdo será autos por vacas: Europa va a exportar más autos y va a importar más carne. Es significativo que ambos sean problemáticos desde el punto de vista el cambio climático: los autos por los combustibles, las vacas por sus emisiones de metano y por lo que significa que una expansión del mercado ganadero genera un gran apetito por las tierras de los bosques amazónicos para la cría. Desde un punto de vista ambiental es desastroso”, sostiene Bissio. “Pero no se le puede adjudicar todo a este acuerdo. La exportación ganadera está creciendo muchísimo por la demanda de China, donde se combina un mayor poder adquisitivo que hace que la gente quiera consumir más carne con el problema de la fiebre porcina”, agrega. Si consumiésemos menos… Entonces, ¿las advertencias de firmar el acuerdo UE-Mercosur para salvar la Amazonia son un mea culpa vacío? “Efectivamente, el problema es mucho más complejo que firmar o no firmar ese acuerdo. Recordemos que son las mismas empresas las que están al uno y al otro lado del Atlántico. Por otro lado, no es un acuerdo comercial entre los países del Mercosur y la UE –que no va a permitir que le condicionen en ese acuerdo sus emisiones- donde se va a salvar la Amazonía, sino en un acuerdo vinculante internacional”, responde Bissio. Su enfoque se alinea más con los que promueven la autocrítica en el seno de la UE. “En promedio, un habitante del mundo consume al año 12 toneladas de materiales. En Europa, ese consumo es de 27 toneladas; en los países de ingreso medio como los del Mercosur, de 9 toneladas y en los países más pobres es de 2 toneladas. Si los países en desarrollo quieren llegar a esos niveles de consumo, no hay planeta suficiente”, afirma Bissio y concluye: “Son los patrones de producción y consumo los que destruyen el planeta y la Amazonia”. Este contenido se publicó originalmente en DW.COM y puedes ver esa nota haciendo click en el logo:

 

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