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Por Alejandro Valdez* El oído es uno de los órganos al que menos le prestamos atención y al que menos escuchamos porque aunque dejemos de oír bien, no le damos la importancia debida como lo hacemos con la vista, que cuando empieza a fallar, acudimos de inmediato al especialista, y si necesitamos lentes, los mandamos hacer el mismo día o en la misma semana. Pero, ¿qué pasa cuando nos diagnostican con una pérdida de audición?, entramos en una etapa de negación y duelo porque estamos perdiendo uno de los sentidos más importantes, incluso solemos tardar meses o años en buscar una solución, ¿por qué? Porque la hipoacusia no figura en nuestra agenda personal, no sangra, no duele. De manera errónea, cuando vemos a una persona con auxiliares auditivos, de inmediato lo asociamos con una discapacidad, una debilidad o vejez; en ocasiones hasta nuestro trato hacia esa persona cambia porque no aceptamos su condición y peor aún cuando nos ocurre a nosotros, porque preferimos subir el volumen de la tele o del teléfono, y esforzamos en tratar de entender las conversaciones en las reuniones que acudir con el especialista o en casos extremos, nunca atendernos y aislarnos. El proceso para reconocer esta nueva condición lleva tiempo y mucho más adaptarnos al uso de auxiliares auditivos, si es el caso, pero ¿qué pasa si recurrimos a la Inteligencia Artificial (IA) para solucionarlo y la convertimos en nuestra aliada?, ¿qué pasa si encontramos un audífono justo con Inteligencia Artificial incluida? Recordemos que básicamente, la Inteligencia Artificial trabaja  a través del reconocimiento de patrones de comportamiento y autoaprendizaje, para después someter la información recabada a rígidas evaluaciones que nos aseguren sus resultados. En el campo de la salud auditiva, la IA ha dado pasos agigantados para que las personas puedan oír mejor en ambientes ruidosos, dando siempre prioridad al habla y la comunicación. Es decir, los auxiliares auditivos con IA analizan los ambientes acústicos, los ruidos molestos, el estilo de vida del usuario y los ajustes que éste hace, para que alimentados con esa valiosa información, nos den como resultado la eliminación de artefactos molestos y mayor claridad en las conversaciones. Hoy en día, el uso de otras tecnologías, como la geolocalización o geotagging, son capaces de identificar los lugares donde los usuarios realizan ajustes específicos a sus aparatos, con el fin de conocer su ubicación y de esa forma automatizar y simplificar los procesos de ajuste y adaptación. En la salud auditiva podemos constatar que la IA puede monitorear la salud cardiaca del paciente, el sedentarismo, la actividad cognitiva y hasta la social, todo con el fin de ayudar a prevenir o retrasar el efecto de enfermedades cardiovasculares y demencia senil; además de brindar funciones de transmisión de audio, conectividad, recordatorios e incluso, traducción de idiomas en tiempo real. Si todo esto lo hubiéramos sabido hace 10 años o menos, creeríamos que estamos viviendo en un mundo de ciencia ficción; sin embargo, en los últimos 20 años se ha generado más información del tema que en la historia entera de la humanidad y con grandes avances en el campo de la salud; basta recordar que ya es posible crear tejidos y órganos que prolonguen la vida en muchos pacientes. Imaginemos un futuro no muy lejano, donde la lista de posibilidades de lo que se puede lograr con la Inteligencia Artificial sea infinita, superando enfermedades que hasta hoy parecían imposibles. Y retomando la importancia del sentido del oído, no olvidemos que éste, al igual que la vista, es vital  porque nos conecta con el entorno, con nuestros seres queridos y nos ayuda a comunicarnos, si perdemos la audición nos desconectamos de los demás, nuestros familiares se desesperan asociando el síntoma con vejez o falta de atención y por ende, las relaciones interpersonales van en declive hasta caer en el aislamiento total y la depresión, padecimiento madre de muchos otros. El cuidado de nuestros oídos ya está empezando a formar parte de nuestra agenda. En mis casi 16 años en la industria de la tecnología auditiva, he podido constatar que recurrir a audífonos para tratar una pérdida profunda (casi total) ha decrecido dramáticamente, porque ahora la gente consume los que compensan pérdidas moderadas o medias; es decir, el padecimiento lo están  atendiendo mucho antes. Pero ojo, sólo en los casos en los que las pérdidas auditivas se pueden deber a factores como la exposición al ruido excesivo o al alto volumen en decibeles al escuchar música, y que se pueden prevenir con el uso de protección auditiva y moderando el volumen. Caso aparte es la población con más de 60 años de edad, quienes tienen una tendencia considerable a perder la audición. Es cierto, la Inteligencia Artificial es nuestra aliada, pero no le dejemos toda la tarea, pongamos de nuestro parte, cuidemos nuestra salud y consultemos a nuestro médico de cabecera con regularidad para llevar un estilo de vida sano, ¡ayudémonos a construir un envejecimiento de calidad!   Contacto Alejandro Valdez es director de Starkey México  
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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