Las bolsas de supermercado y los recipientes de plástico o de poliestireno expandido se pueden convertir en arena para el sector construcción, gracias a Ecoarena, un producto desarrollado por la empresa costarricense Pedregal, obtenido luego de moler los desechos hasta lograr pequeñas partículas que se combinan con minerales naturales. Entre sus metas, la empresa planea procesar en los próximos tres años 950 toneladas mensuales de este material, como mínimo. También espera exportar su desarrollo a Panamá, donde opera bajo el nombre de Grupo Panablock. El compuesto se comporta como un agregado de construcción convencional pero más liviano; tiene cualidades que mejoran la resistencia del concreto, ya que actúa como una fibra de refuerzo, y permite incorporar este material sintético en prácticamente cualquier producto que requiera agregados naturales. Por este motivo, además de Ecoarena, Pedregal lanzó una línea de productos ECO, que incluyen adoquines, losetas, concretos secos, entre otros. El objetivo de la empresa es que la arena a base de plástico se utilice en la producción de todos estos insumos. Y la oportunidad de negocio es grande. Basta ver que a nivel mundial la fabricación de plásticos en 2017 rondó los 348 millones de toneladas anuales, como indican estadísticas de la asociación empresarial Plastics Europe. Sin embargo, esto no es ni  4% de la producción de la industria de agregados de construcción a nivel mundial, según cifras de Pedregal: “Los desechos plásticos no valorizables, en su totalidad, se podrían incorporar muy fácilmente en la industria de la construcción”, dice David Zamora, director comercial de Grupo Pedregal. El precio del plástico La arena está pensada para ser comercializada con productores de elementos prefabricados o concretos premezclados, pero su costo es entre 7% y 10% mayor que los materiales convencionales. Ecoarena tiene cualidades que sobrepasan a sus competidores tradicionales, asegura Zamora. Por ejemplo, disminuye el peso de la edificación y mejora la eficiencia energética por sus características de aislamiento térmico, lo que genera ahorros en otros elementos estructurales. En términos de volumen de producción, una semana después del lanzamiento de Ecoarena, en octubre de 2018, la empresa ya había recolectado más de 620 toneladas de plástico para procesar; cinco semanas después, esa cifra era de alrededor de 840 toneladas. Esto ha acelerado los planes de inversión, que pretenden procesar unas 700 toneladas mensuales: “Empezamos con una planta relativamente pequeña, esta situación nos ha hecho replantearnos la estrategia y estamos valorando la instalación de una planta para procesar 1,200 toneladas al mes”, dice Zamora.

 

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