En el futuro, el celular podría reemplazar a nuestra billetera, sin embargo hay retos que aún deben superarse.   ¿Cuántas tarjetas bancarias traes en la billetera? ¿Dos? ¿Cinco? ¿Ninguna, sólo efectivo? Sin importar la cantidad, hay una empresa que trabaja para transformar la forma en que compramos y, en un futuro, al salir de casa, no debamos preocuparnos por nada más que llevar con nosotros nuestro teléfono celular. Gemalto es una empresa dedicada a la identificación de personas, lo ha hecho durante más de siete años y no es sólo uno de los fabricantes más importantes de tarjetas de identificación, pasaportes biométricos, chips para tarjetas bancarias, chips para teléfonos celulares y tokens para banca en línea: también desarrolla plataformas y servicios que hacen más seguras las transacciones comerciales en todo el mundo, ése es su negocio: la seguridad. Desde hace algunos años, la firma ha puesto especial énfasis en sus esfuerzos de soluciones para banca móvil, como Transfer en México, y algunos programas piloto de pagos sin contacto vía teléfono celular en Brasil. Forbes México platicó con Rodrigo Serna, presidente de la compañía en América Latina, para conocer más sobre su labor en la materia y sus planes para el futuro.   De billetes a bits Cuando hacemos una compra con una tarjeta bancaria o una operación de banca electrónica, la transacción se da entre tres partes: el banco, el establecimiento comercial y un actor encargado de cerciorarse de que el usuario sea quien dice ser. Algo similar ocurre con la comunicación telefónica móvil: la tarjeta SIM en cada celular es única e identifica al usuario para acceder a la red. En México y América Latina ese intermediario siempre alerta que se encarga de la seguridad es con frecuencia Gemalto. La seguridad es fundamental para evitar fraudes, especialmente en un entorno en el que el comercio electrónico crece de forma acelerada: sólo en 2014 se espera que se realicen 34,000 millones de transacciones virtuales por un monto de 1.5 billones de dólares a escala global, de acuerdo con eMarketer. Serna explica que hay dos tipos de solución en lo referente a dinero electrónico en el mundo: en el caso más extremo se encuentra África, en donde la gente se pasa dinero de teléfono a teléfono, un modelo que resulta ideal en países en donde no existe ningún tipo de infraestructura bancaria. En el otro lado de la moneda están los países nórdicos, Japón o EU, “donde se trata de sustituir la billetera y las tarjetas que tienes en ella con la billetera electrónica que tienes en el teléfono”. Sin embargo, advierte el directivo, ése último caso corresponde a países con una bancarización mayor: “Nosotros [América Latina] estamos en medio: por un lado, vivimos en un continente donde en promedio el 30% de la gente está bancarizada, entonces hay espacio para vender soluciones de bancarización y, por otro lado, tienes una cantidad importante de gente que tiene múltiples tarjetas y puede ser sujeto a acceso a esas tecnologías que pretenden sustituir la cartera.” La prioridad regional, el área en la que Serna ve un mayor interés de bancos y operadores telefónicos, es la captación de gente no bancarizada: “La banca llega a 30% de la gente, la telefonía móvil al 100% de ella, entonces puedo usar el teléfono que tiene todo el mundo en la mano para darle servicios bancarios de una manera económica a gente que de otra forma no tiene acceso al banco.” Actualmente Gemalto trabaja en servicios del tipo de Transfer, lanzado en México en 2012 por Banamex y Telcel, que permite dar servicios bancarios a través del celular, de manera que el usuario no necesite una cuenta bancaria con chequera o tarjeta asociada. En ese servicio, el registro, los pagos y las transacciones son muy fáciles, “pero sobre todo económicas para el banco”, explica Serna y agrega que  hay programas de este tipo principalmente en Perú, Colombia, Brasil, en varios países en AL, Guatemala y  Costa Rica. América Latina representa un lucrativo y creciente negocio para la empresa, que en 2013 reportó ingresos de 3,299 millones de dólares, de los cuales el 16% proviene de nuestro continente (excepto Estados Unidos, que aporta el 15%). En México, uno de sus 20 principales mercados, la empresa tiene una oficina corporativa, una fábrica de tarjetas y tokens bancarios en Iztapalapa sólo para el mercado latinoamericano (excepto Brasil) y otra en Cuernavaca, que produce tarjetas SIM y cuenta con un departamento de investigación y desarrollo. “Las soluciones para pagos móviles se hacían inicialmente en otros países, en Asia Europa e Israel, todo eso se hace ahora en Cuernavaca”, detalla Serna. La importancia de la región para la compañía descansa en su rápida adopción de la tecnología digital y su potencial de crecimiento.   México, aferrado a la cartera Bien, la prioridad es la banca móvil, pero ¿qué tan factible es la implementación de una billetera electrónica en México y América Latina? No hay buenas noticias para nuestro país. Para cambiar la cartera y las tarjetas por el teléfono móvil, es necesaria la implementación de una tecnología de pago sin contacto, la cual consiste, por un lado, en la integración de la información de las cuentas bancarias del usuario en el chip de un teléfono inteligente habilitado con tecnología NFC (Near Field Communication o Comunicación de Campo Cercano); por otro, en la habilitación de terminales punto de venta compatibles con esa tecnología. Por cierto, el potencial de la tecnología NFC podría ayudar a impulsar el cambio en el modelo de pago, las funciones sin contacto a través del smartphone incluyen el control de acceso, la identificación y la posibilidad de compartir contenido (fotos o música) con otros usuarios, por mencionar sólo algunas. Serna explica que Estados Unidos apenas comienza a adoptar esas terminales, Japón y Corea lo hicieron hace tiempo, en Hong Kong y Singapur todos los bancos y todos los operadores trabajan en ello, “China tiene un programa agresivo y hay muchas cosas en Europa, principalmente Francia y Alemania en ese sentido”. En nuestra región, Colombia y Brasil tienen más del 50% de sus terminales listas para aceptar una transacción con una tarjeta sin contacto. Ello se debe, según el directivo, a que en esos países la regulación vigente exige que esos equipos (denominados red adquiriente) sean provistos por una compañía independiente. En México, esas terminales las proporciona directamente el banco, lo cual implicaría una alta inversión por su parte, y, como ya vimos, su prioridad es la bancarización a través de la banca móvil, menos sofisticada y menos costosa. “En Estados Unidos es peor, porque es el comercio el que pone la terminal, entonces un movimiento hacia la instalación de una nueva tecnología no es tan fácil”, dice  Serna. De hecho, EU está apenas adoptando la tecnología con chip, por lo cual le podría tomar al menos un lustro más la adopción masiva de la tecnología NFC. Pero hay una luz al final del túnel: “Una ventaja es que tienes grupos grandes, bancos grandes, telefónicas grandes, cuando dos o tres bancos grandes dicen ‘vamos por esta dirección’, avanza, no así tan rápido cuando tienes redes adquirientes pero no tan lento como en otros países donde la banca está muy diseminada como EU o Argentina. Casualmente en Latinoamérica, Argentina es la que va más atrás en cuanto a adoptar la tecnología de chip porque los bancos son muy chicos.  Además, tenemos un órgano regulador  [la Comisión Nacional Bancaria y de Valores] bastante de avanzada, y así lo dicen muchos estudios, debemos tener el octavo o décimo lugar en regulación en el mundo, cuando en todo lo demás estamos en el 100 o algo así.”   Costos, beneficios y seguridad Para que la implementación de la tecnología de pago sin contacto sea una realidad, los bancos tienen que estar convencidos de sus beneficios. Para ellos no tiene sentido cambiar las terminales diseñadas para recibir tarjetas con chip y banda magnética por unas nuevas compatibles con NFC, sin embargo, hay otro actor en la jugada: los operadores. El ejecutivo egresado del Tec de Monterrey afirma que aún no está claro en ningún lugar del mundo quién debe hacer la inversión, si los bancos o los operadores: “Hay países donde los operadores hacen la inversión principal (EU o Japón), otros donde los bancos son más proactivos (Brasil), en Europa hay de los dos. En países pequeños y muy modernos, como Singapur y Hong Kong, se ponen de acuerdo las dos partes.” El otro factor fundamental es la seguridad: “La oportunidad está, sin embargo el acceso a la tecnología no depende desafortunadamente de uno solo, sino de ambos actores. Entre más seguridad quieras en el sistema más tienes que involucrar al operador telefónico. Si no quieres seguridad o no te importa, pones una app en un teléfono que bajas de una tienda y el operador ni se enteró, pero no tienes acceso a la seguridad, que al final está en elementos seguros que son pertenencia del operador telefónico. Y el operador tiene sus propios problemas, su core business es vender tiempo aire o datos y no realizar pagos. No les interesa expandir su negocio porque es algo lejano de su trabajo.” Cuestionado sobre la importancia de la autenticación en los teléfonos inteligentes, Serna explica que los componentes físicos existentes en los chips son un primer nivel de seguridad, un segundo es el Número de Identificación Personal (NIP o PIN en inglés) y otro más podría ser la huella digital (el iPhone 5S y el Galaxy 5 integran un lector dactilar): “La huella digital es una buena opción. Habrá que ver cómo se puede estandarizar y registrar, en todos estos sistemas la parte más crítica para garantizar que la gente los va a utilizar es cuánto se tarda en registrarse. Siempre estamos buscando el equilibrio entre cuán complicado es el registro y cuánta seguridad le podemos añadir, generalmente a más seguridad, mayor el trámite de registro y menor la penetración del servicio.”   Billetera electrónica sí, pero no pronto La tecnología sin contacto para realizar pagos en México está lista, Gemalto ya ofrece esos servicios en Japón y otros países de Asia (y también hay otros esfuerzos como Google Wallet o PayPal), si bien hay obstáculos a vencer, como el lograr una mayor penetración de la banca en nuestro país, el principal reto es la velocidad a la que los adquirientes cambien sus terminales puntos de venta por otras que utilicen la tecnología sin contacto. Sólo así podrá funcionar la tecnología de pagos móviles.

 

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