El ex policía Ma Baoli incursiona en el floreciente mercado móvil de conexiones gay chinas. Danlan.org es el foro gay más popular en China y según su fundador tiene cerca de 20 millones de usuarios, incluidos 6 millones en el extranjero.   Por Yue Wang Fotografías de jóvenes desnu­dos cuelgan a lo largo de las escaleras de la oficina de Ma Baoli. En el interior se encuentra un cuadro del mismo Ma sin camisa, rodeado de otros siete miembros fundadores de Danlan.org, el foro gay más popular en China. Ma, quien aún es conocido en el foro con el alias “Geng Le”, fue poli­cía en el norte de la provincia de Hebei durante casi 20 años. Se vio obligado a renunciar en 2012, cuan­do se reveló que había moderado en secreto Danlan por las noches. “Cuando salí del clóset, mi madre pensó que me había descarriado”, dice. “En ese momento ella pensaba que los gays eran hooligans.” En pocos años, las cosas han cambiado. La aceptación social de la homosexualidad ha aumentado rápidamente en China. La gene­ración más joven, la nacida en las décadas de 1980 y 90, es indiferente al respecto. En metrópolis como Beijing y Shanghai, los bares gays están vivos con multitudes y música todas las noches. En este entorno, la nueva carrera de Ma, de 38 años, ha comenzado a florecer. En 2012 fundó la compañía Blue City, que le recuerda a la ciudad costera de Qin Huang­dao, donde se formó y trabajó como policía. Ese noviembre Ma lanzó Blued, una app de citas que aprovechaba la capacidad GPS de los smartphones para encontrar hombres gays cerca. Los miembros de Danlan rápida­mente la descargaron para probarla. Hoy, Blued afirma tener cerca de 20 millones de usuarios, incluidos 6 millones en el extranjero. Eso la pondría mucho más allá de la estadounidense Grindr, que hasta ahora ha atraído a 5 millones de usuarios a escala mundial. Pero la consultora Analysys International de Beijing muestra que sólo 392,000 de ellos abren la aplicación más de una vez al mes. Aún así esa cifra supera a la app rival para gays Zank, con 107,000 usuarios. (Momo, una app de conexión para heterosexuales, registra casi 38 millones.) La oficina de la compañía está cerca del distrito central de nego­cios de Pekín, luego de mudarse de un departamento en los suburbios de la ciudad. Ahora emplea a 90 personas, que trabajan desde un estudio de dos pisos intercalado entre galerías de arte de vanguardia y lujosas cafeterías. El año pasado, Ma recaudó 30 millones de dólares (mdd) en una ronda de financiamiento coliderada por la firma de capital de riesgo DCM, lo que supone una valuación de 300 mdd. Este año probablemente comen­zará a hablar con los inversionistas para levantar una nueva ronda que valuará a la compañía en una cantidad considerablemente mayor, dice Ma, quien también tiene en mente la expansión internacional. En febrero, la compañía lanzó una versión en inglés de la app en los Países Bajos. También se ha publici­tado en Brasil, Tailandia y Estados Unidos, y tiene planes de hacerlo pronto en Taiwán. “La razón por la que invertimos en Blued es que no tenemos que preocuparnos por la competencia, ya que es claramente la número 1”, dice David Chao, cofundador y socio general de DCM Ventures. En junio Blue City trabajó con la potencia china del comercio electrónico Alibaba para enviar a siete parejas homosexuales a casarse a Los Ángeles. Alibaba se encuentra entre el primer grupo de empresas chinas en prestar atención a los gays y las lesbianas en el gigante asiático, cuyo poder de compra asciende a 300,000 mdd según LGBT Capital, el brazo comercial de Gali­leo Capital de Nueva York. El objetivo de Ma es salir a bolsa en el Nasdaq en los próximos cinco años, pero por ahora Blue City no tiene una fuente clara de ingresos. El próximo año pondrá en marcha servicios de membresía premium y empezará a vender emoti­cones, productos para el cuidado de la piel y para ejercitarse, así como seguros diseñados para hombres homosexuales, adelanta Ma. El en­foque, sin embargo, seguirá siendo atraer a más usuarios, dice. Chao de DCM está de acuerdo, diciendo que es común que los sitios de redes sociales crezcan primero y moneticen más tarde. Ma también es reconocido por su trabajo de prevención del vih/ sida. Él se ha asociado con los cen­tros locales de control de enferme­dades para educar a los gays y al pú­blico en general. Blue City también ofrece pruebas gratuitas de vih. Ma dice que decidió trabajar con el gobierno en 2009, cuando varios de sus amigos más cercanos le dijeron que estaban infectados. “Yo había pensado que el vih sólo existía en los libros”, dice. “No me había dado cuenta de que era un problema tan grave.” Su labor le ayudó a ganar una audiencia con el entonces vicepri­mer ministro Li Keqiang en 2012. Ma dice que planteó el tema de la discriminación con el primer mi­nistro. El año pasado Blued celebró un evento de concientización del sida al que asistieron funcionarios del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades y la oficina de ONUSIDA en China. Pero el gobierno no tiene línea oficial. La homosexualidad fue des­penalizada en China apenas en 1997. En 2001 fue retirada de una lista oficial de enfermedades mentales. Ahora, la política de Beijing suele resumirse como “no preguntes, no hables”, ya que el gobierno ignora en gran medida lo que se estima como una población de al menos 40 millones, dice Jacob Huang, coordinadora del programa corporativo del grupo de defensa Aibai. Con la falta de una ley contra la discriminación, las perso­nas que trabajan en agencias guber­namentales o empresas estatales, especialmente, optan por ocultar su orientación sexual. “China se ha abstenido de ex­presar su postura porque el tema es internacionalmente político”, dice Huang. “Pero no tiene un problema con las empresas LGBT, siempre que se atengan a las reglas como todas los demás.” La actitud de la familia de Ma también ha cambiado. Dice que sus padres comenzaron a discu­tir abiertamente el negocio de su único hijo en 2013, cuando recibió 3 millones de yuanes en inversión ángel del Shanghai Zhonglu Group. Crystal Stream Capital de Beijing también se comprometió un monto no revelado. Hoy, dice Ma, sus amigos llaman a sus familiares cada vez que es en­trevistado o aparece en programas de televisión. Cuando le pregunto si piensa que el matrimonio homosexual será legalizado en China, Ma dice que probablemente en dos o tres décadas. En tanto, hay una gran labor de fami­liarización que deber realizarse, y él tiene la app adecuada para lograrlo.

 

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