Desde los 14 años, Giselle Mendoza, una estudiante mexicana de economía, tuvo la ambición de contar con su propia empresa ecológica y de impacto social. En 2015 logró arrancar la startup Geco, que tiene como finalidad producir bioplástico con residuos de naranja. “Estamos trabajando en el desarrollo de un bioplástico elaborado a partir del residuo de la naranja, de la cáscara y el bagazo, el cual es 100% biodegradable en aproximadamente 90 días y con potencial de aplicaciones en la industria biomédica, envasado y embalaje, alimentos y agricultura”, comentó la estudiante de séptimo semestre de Economía en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Con este bioplástico, Giselle, originaria de Zacatecas y de 21 años, pretende sustituir los contaminantes plásticos derivados del petróleo, que tardan en desintegrarse hasta mil años en el medio ambiente, sin poderse reintegrar a la tierra. “Comencé a investigar con expertos hasta dar con la cáscara de naranja. Ahora estoy trabajando con estudiantes del Tec de Monterrey, la mayoría son doctores, incluso hay un chico especializado en bioplásticos, investigadores y una doctora de la UNAM”, indicó. Giselle explica que eligió la naranja debido al aprovechamiento de la celulosa y por ser viable a nivel tecnológico y comercial, así como por la abundancia de este cítrico en México, que es el quinto productor en el mundo. “Empecé a hacer alianzas con productores, para asegurar el costo casi nulo de la materia prima o a precios bajos por tonelada. En el mundo también abunda la naranja y ha surgido interés de otros países donde hay este cítrico. Es barata y de fácil adquisición… Es una tecnología matriz muy versátil, con aplicaciones futuras en la biomedicina, incluso puede servir como sustituto de piel para tratamiento de quemaduras y heridas o como sustituto de córnea, lo cual estamos explorando, pero es a largo plazo”, explicó. A corto plazo, el objetivo es fabricar un sustituto de envases de PET, pues el bioplástico es flexible y transparente, explica Giselle. “Ya hay varias empresas grandes interesadas en el material, una de ellas es la empresa más grande de productos desechables, otra es generadora de botellas y existen varias empresas internacionales interesadas en la tecnología”, indicó. Actualmente, el proyecto se encuentra en el cierre de la investigación y desarrollo, el siguiente paso es hacer una prueba industrial en una planta piloto. La visión es satisfacer la demanda de importantes empresas generadoras de plástico. De acuerdo con información de la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la Cámara de Diputados, el consumo de Polietileno Teraftalato (PET) en el mercado mexicano llega a 722, 000 toneladas anuales. México es el segundo consumidor de botellas de plástico para refrescos en el mundo y el primero para agua, ocasionando que alrededor de 90 millones de envases terminen en la calle, los bosques, el mar y los ríos.

 

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