Por Evan J. Jordan* Estos son algunos de los titulares más alarmantes publicados recientemente en medios estadounidenses: “Cancún: de playa paradisíaca para los turistas a semillero de la violencia ligada al narcotráfico en México”, “¿Sería mejor cancelar mi viaje a Playa del Carmen a raíz de la alerta del Departamento de Estado?” o “¿México es un destino seguro?”. Al leer títulos como estos, es fácil imaginar por qué un estadounidense pensaría dos veces antes de reservar sus próximas vacaciones de verano al sur de la frontera. Hay quienes muestran cierta preocupación por la posibilidad de que los nuevos informes y recomendaciones atenten contra la industria turística en México, que, en 2017, atrajo a una ola récord de 39 millones de visitantes y aportó directamente 21,300 millones de dólares a la economía del país (cerca del 8.5 % del PIB). Después de todo, más de la mitad de los turistas internacionales que llegan a México son estadounidenses. Para empezar, los turistas estadounidenses han tenido que lidiar con noticias sobre algunos incidentes de gravedad que ocurrieron recientemente en lugares de gran atractivo turístico. Por ejemplo, la explosión en el ferry que derivó en más de dos docenas de heridos en Playa del Carmen, el hallazgo de otro conjunto de explosivos en un barco que salía de la isla de Cozumel, y hechos violentos relacionados con el narcotráfico en Quintana Roo y Baja California Sur. Además, se les ha bombardeado con una serie de alertas de viaje que emitió recientemente el Departamento de Estado de los Estados Unidos. Actualmente, el organismo clasifica a todo México como “Nivel 2: Ejercer mayor precaución”, debido a los riesgos generalizados de “delitos violentos como homicidios, secuestros, robo de automóviles y hurto”. Cabe destacar que esta es la misma clasificación que se usó para países destruidos por la guerra, como Afganistán, Yemen, Siria y Somalia. Por si esto fuera poco, también está el bombardeo de mensajes anti-México por parte del presidente de EU Y es que Donald Trump no ha dejado de abogar por la propuesta de construir un “muro en la frontera con México” y justo este mes, ordenó el despliegue de las tropas de la Guardia Nacional para resguardar la frontera con México hasta que se construya la nueva barrera. Sin duda, muchos turistas experimentados harán caso omiso de la serie de incidentes desafortunados que vivieron otros turistas, de las alertas oficiales y de los mensajes políticos porque no los considerarán representativos de la experiencia de la gran mayoría de personas que viajan a México sin ningún problema. Sin embargo, también sabemos que el comportamiento de los turistas está influenciado por la percepción, así como por la realidad. Por otro lado, en un estudio reciente sobre estadounidenses que viajan a Cuba, los coautores de la investigación y yo descubrimos que las percepciones vinculadas a este país —al que alguna vez se le había impuesto un embargo y que había sido catalogado como restringido, riesgoso y con ciertas “complejidades”— parecían generar que algunos posibles visitantes estuvieran más interesados en viajar a la isla en el corto plazo. Aunque es difícil evaluar las motivaciones intrínsecas, a algunas personas les atrae la idea de exponerse a cierto grado de incomodidad, y de viajar a ese destino antes de que lo descubran y lo invadan cientos de turistas estadounidenses, antes de que se “macdonalice” y comience a parecerse a todas las demás islas caribeñas. Asimismo, a pesar de las últimas novedades negativas, algunos informes sugieren que son muchos los viajeros que aún eligen México como destino turístico. Si bien todavía estamos esperando las estadísticas oficiales de visitantes, es muy probable que las campañas de marketing en medios tradicionales y redes sociales estén logrando equilibrar la balanza frente a los mensajes desfavorables. Al fin y al cabo, la demanda de viajes internacionales puede variar mucho. Cualquier evento, ya sea una catástrofe natural, un ataque terrorista o un disturbio político, puede cambiar la suerte de cualquier destino en el mundo y hacer que pase de estar en pleno auge de demanda a caer en picada. Si bien la industria turística mexicana podría tener dificultades para adaptarse a otros tipos de turistas o intentar reducir los beneficios provenientes de la cuota de turistas estadounidenses (tal como sugirió a principios de este año el secretario de Turismo de México), es probable que estos cambios terminen por fortalecerla. *Doctor en Turismo Sustentable y Manejo de Áreas Protegidas por la Michigan State University.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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