Estar a la moda puede ser malo para tu bolsillo y el planeta
Los pesticidas vertidos en los campos de algodón y otros procesos, hacen que 1kg de tejido genere 23kg de gases de efecto invernadero, según la consultora McKinsey.
Se supone que el estilo es perenne, pero las prendas necesarias para evocar la elegancia eterna están durando menos tiempo en los estantes de las tiendas y en las casas que nunca antes.
Teniendo en cuenta que la producción global de ropa se duplicó entre 2000 y 2014, a medida que las operaciones de las firmas de ropa se hicieron más eficientes, sus ciclos de producción se hicieron más rápidos y las fashionistas obtuvieron más por su dinero. De unas pocas colecciones al año, marcas de moda rápida como Zara, propiedad de Inditex en España, ahora ofrecen más de 20, en tanto la sueca H&M gestiona hasta 16 colecciones.
Vestirse para impresionar tiene un costo ambiental y también financiero. Según los cálculos de la consultora McKinsey, desde los pesticidas vertidos en los campos de algodón hasta los lavaderos en los que se moja el denim, hacen que 1 kg. de tejido genere 23 kgs. de gases de efecto invernadero, en promedio.
La mayoría de las compañías de ropa saben que tarde o temprano aumentará la conciencia de los consumidores sobre este tema. Eso es una preocupación.
Una forma obvia en la que las empresas pueden responder a las inquietudes ambientales de los clientes es usar energía renovable para alimentar sus instalaciones. Más allá de eso, pueden reducir drásticamente el uso de agua y químicos; y pueden desarrollar nuevos materiales y procesos de fabricación que reducen los insumos.