Por Ryan Mac y Matt Drange El presidente electo, Donald Trump, se reunió el miércoles con los principales líderes de las compañías de tecnología más importantes del país en lo que se esperaba fuera una discusión sobre los empleos y la mejor manera de mejorar el futuro de Estados Unidos. En cambio, se discutieron pocos detalles, al menos en público, ya que Trump habló generalidades sobre cómo podría trabajar con los titanes de Silicon Valley como Apple y Facebook. “Quiero añadir que estoy aquí para ayudarles a que les vaya bien, y en este momento les va bien”, dijo a una audiencia que incluía al CEO de Apple, Tim Cook, al CEO de Amazon.com, Jeff Bezos, y al CEO de Alphabet Larry Page. “No hay nadie como ustedes en el mundo.” Si bien Trump es un neófito cuando se trata de usar la tecnología de consumo —según se informa no usa correo electrónico— el presidente electo comprende la importancia del sector para el progreso estadounidense. A pesar de esto, ha mantenido una relación distante con las compañías de tecnología más importantes. Durante las elecciones, prácticamente ninguno de los líderes de la industria lo respaldó, muchos apoyaron a su oponente Hillary Clinton y algunos desafiaron abiertamente su temperamento y sus credenciales para ocupar el cargo más alto de la nación. La reunión del miércoles en la Trump Tower de Manhattan fue quizás el primer paso hacia la conciliación, ya que Trump, flanqueado por el vicepresidente electo Mike Pence y el miembro del equipo de transición Peter Thiel, sonreía para las cámaras —a las que se les permitió acceso durante parte del evento– mientras se jactaba de su “rebote” después de las elecciones. Thiel, la única luminaria del Silicon Valley que apoyó abiertamente a Trump con su dinero e influencia antes de la elección, se sentó directamente a la izquierda de Trump y recibió ricos elogios por su apoyo. “Quiero empezar dándole las gracias a Peter porque él vio algo desde el principio, quizá hasta antes que nosotros, y por supuesto que él es conocido por esa habilidad, pero ha sido muy leal y muy sobresaliente”, dijo Trump, tomando con torpeza la mano derecha del inversionista de riesgo con ambas manos. “Él está por encima del primedio y quiero darle las gracias.” Tras agitar la mano de Thiel, Trump devolvió su atención al resto de la sala, que incluyó a la COO de Facebook Sheryl Sandberg, al CEO de Tesla y SpaceX Elon Musk, el CEO de Microsoft Satya Nadella, la CEO de Oracle Safra Catz, el CEO de Cisco Chuck Robbins, la CEO de IBM Ginni Rometty, el CEO de Intel, Brian Krzanich, el Presidente del Alphabet, Eric Schmidt, y el CEO de Palantir Technologies Alexander Karp. También asistieron a la reunión los tres hijos mayores de Trump: Eric Trump, Ivanka Trump y Donald Trump, Jr. El presidente electo dijo que muchos otros líderes de empresas tecnológicas también querían estar en la sala, señalando que su administración había recibido “cientos de llamadas” pidiendo asistencia, una declaración que no pudo ser verificada de inmediato. Entre los que no asistieron se encuentra Jack Dorsey, CEO de Twitter —una fuente dijo a Forbes que es una empresa demasiado pequeña y que no tiene suficiente impacto en los empleos para ser invitadas—. El miércoles, Politico informó que Twitter tampoco fue invitado debido a un acuerdo fallido sobre emojis especiales para la campaña de Trump, atribuyendo eso a una fuente. Un portavoz de Twitter no devolvió inmediatamente una solicitud de comentario. En las semanas transcurridas desde la elección de Trump, pocos han visto aumentar sus acciones más que Thiel, que ha evolucionado de un donante de Trump y orador de la Convención Nacional Republicana a un jugador de poder político dentro de la Trump Tower. Como miembro del equipo de transición, es un asesor clave en las nominaciones de tecnología y ciencias y ha recomendado a amigos cercanos y asociados a puestos de administración. Él ayudó a organizar El evento del miércoles, a pesar de estar abiertamente en conflicto con algunas de las empresas presentes. Thiel es miembro del consejo directivo de Facebook; es uno de los mayores accionistas de Palantir, un importante contratista gubernamental que también recibió capital del brazo de inversión de la CIA; y es socio fundador de Founders Fund, inversionista en SpaceX. Es probable que Thiel sea el responsable de cerrar la brecha con la industria tecnológica, como sugirió Trump. “Llamen a mi gente, no, llámenme a mí, no me importa”, dijo el presidente electo a la sala. “Aquí no tenemos una cadena de mando formal.” Hasta cierto punto, esas llamadas ya han empezado a darse. Antes de la reunión, Trump dijo que ya había conversado vía telefónica con Cook para discutir la posibilidad de fabricar dispositivos de Apple dentro del país. Cook y Musk esperaban quedarse después de la mesa redonda del miércoles para una discusión privada con la administración de Trump, dijo un portavoz de Trump el miércoles por la mañana. Musk, junto con el consejero delegado de Uber, Travis Kalanick, que no estuvo presente debido a un viaje a la India, también fueron añadidos al Strategic and Policy Forum, un grupo de líderes empresariales que se reunirá con Trump para discutir asuntos comerciales. La CEO de IBM, Rometty, ya había sido nombrada para ese grupo. Con tantos contactos cercanos en la misma sala que alimentaron una tensión palpable, algunos observadores externos se mostraron escépticos de que la reunión pudiera arrojar algún resultado. “Es un gran teatro político. Dijo Peter Flaherty, director del Centro Nacional de Asuntos Jurídicos y Políticos, quien escribió una carta a Trump la semana pasada, instándole a desconfiar de los grandes jugadores de Silicon Valley, muchos de los cuales tienen estrechos vínculos con el presidente saliente Barack Obama. “Google realmente llegó muy a fondo del último gobierno, incluso fue capaz de vencer a los reguladores antimonopolios”, dijo Flaherty. “Creo que verás a Google tratando de estar bien con Trump. O por lo menos aparentar que así quieren que sea.”

 

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