Por: Gerardo Islas Maldonado*

“La productividad nunca es un accidente.
es siempre el resultado de un compromiso con 
la excelencia, el esfuerzo y la planificación inteligente”.  
Paul J. Meyer 

La discusión parecía en un principio ser un tema de justicia laboral pero ha resultado ser principalmente un tema de productividad y de adaptación a cambios tecnológicos.   

En México, desde hace años, el empresario mexicano Carlos Slim ha colocado el tema en la arena de la discusión pública y ha hecho una propuesta con mucha lucidez: 

“Las semanas laborales cortas son la solución a los cambios ante la tecnología y el progreso, por lo que se propone una jornada laboral de tres días. Tiene que suceder gradualmente. Supongamos que la mitad de los empleados de Telmex sobraran. Sería una gran solución: la mitad trabajaría de lunes a miércoles, y la otra mitad de miércoles a sábado. Se tendría un horario completo, servicio 12 horas al día, 6 días a la semana. Y la gente se jubilaría a los 75”, anotó el empresario en entrevista para Bloomberg en 2016.

Al respecto, considero que este es un tema en el cual debe profundizarse su análisis y discusión, subrayo aquí algunos de los aspectos que considero más relevantes al analizar la reestructuración de la jornada laboral en México.

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En primer término, tenemos que partir recordando que la jornada laboral que hoy tenemos como habitual (8 horas por día) quedó establecida así en las primeras décadas del siglo pasado, después de que las protestas de los trabajadores rasos de las fábricas de Reino Unido primero y después de todo el mundo, lucharan y consiguieran reducir sus horas de trabajo, que por aquel entonces se alargaban casi el doble de lo hoy establecido. 

Es decir, que la jornada laboral clásica de 8 horas, no se encuentra sustentada en ningún análisis de productividad o eficacia, sino en una lucha histórica en contra de la explotación laboral. 

Desde el plano puramente laboral, trabajar menos horas pero de forma más focalizada ayuda a aumentar la felicidad y la productividad de los trabajadores, reduce el absentismo y las bajas por enfermedad. 

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Uno de los estudios que más se citan a este respecto fue elaborado entre 2015 y 2017 por la Universidad de Warwick con 700 trabajadores a los que se les recortó su jornada laboral de distintas formas. El resultado fue que todos mejoraron sus niveles de estrés y de salud tras dos años de seguimiento.

Por su parte, en el aspecto productivo, el objetivo de la productividad es medir la eficiencia de producción por cada factor o recurso utilizado, entendiendo por eficiencia el hecho de obtener el mejor o máximo rendimiento utilizando un mínimo de recursos. Es decir, cuantos menos recursos sean necesarios para producir una misma cantidad, mayor será la productividad y por tanto, mayor será la eficiencia, la reducción de la jornada laboral va en ese sentido. 

Según estudios, el cerebro y el cuerpo humano trabajan mejor cuando deben cumplir más tareas en menos tiempo. Así, alguien que trabaja 35 horas semanales es 50% menos productivo que quien trabaja 20. En otras palabras, mientras más trabaje menos productivo será con cada hora que transcurra.

Nuestro país es el claro ejemplo de que largas jornadas de trabajo, no son sinónimo de productividad. Según el informe Working conditions in a global perspective, un estudio de la OIT publicado en 2019, que analiza la situación laboral en 41 países del mundo, los resultados señalan que los países donde se trabaja más horas a la semana son Colombia, Turquía, México y Sudáfrica. México encabeza los primeros lugares en jornadas laborales, a la par encabeza la lista de los países menos productivos. 

No obstante, disminuir la jornada laboral podría llegar a tener un impacto negativo en ciertas industrias. Tal es el caso de la industria de salud o de la seguridad. Las consecuencias negativas son producto de las demandas de la propia industria. 

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Motivo por el cual considero que la estructura de la jornada laboral no debe ser genérica, sino debe ser específica para cada empresa, de acuerdo a su giro y circunstancias. 

El celebre empresario Slim, señaló en otra entrevista en 2015, que el objetivo de las empresas es hacer que crezcan, se desarrollen, sean competitivas y que sean eficientes, el capital humano constituye un pilar fundamental para lograrlo. Por ello, construir el consenso de una nueva jornada laboral basada en un análisis de productividad, resulta ser ya necesario e inaplazable para aumentar la productividad nacional. Otros países lo han hecho desde tiempo atrás, en México a más de dos años de la propuesta de Carlos Slim no hemos empezando ni con el debate. 

Bien decía el escritor Carlos Fuentes que México tiene muchos retos y poco tiempo para lograrlos.

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**Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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