Para la diversificación adecuada de una cartera se debe utilizar la optimización de portafolios, que consiste en encontrar el portafolio óptimo: con el máximo rendimiento y minimizando el riesgo. ¿Cómo lograrlo?     Cada inversionista tiene una tolerancia al riesgo distinta, por lo tanto se debe elegir el rumbo de inversión con la que se siente más cómodo, con la finalidad de que no abandone esa directriz de forma prematura. Cuando piensas en tolerancia al riesgo se necesita considerar en qué tiempo deseas llegar a la meta (siendo coherente con el portafolio, el horizonte de inversión, y el rendimiento objetivo), considerando que a largo plazo se pueden buscar inversiones más agresivas con retornos potencialmente mayores, ya que éstas tendrán el tiempo de recuperarse de movimientos adversos de mercado. Las necesidades financieras que se tienen en un corto plazo necesitan buscar un riesgo bajo o moderado e independientemente del perfil de inversión, por ello, una de las mejores maneras de reducir el riesgo de un portafolio es a través de la diversificación de las inversiones, pero siendo congruente en rendimiento objetivo, horizonte de inversión y conformación del portafolio. En este sentido, para llevar a cabo la diversificación adecuada de una cartera, se debe utilizar como una herramienta la optimización de portafolios, la cual consiste en encontrar el portafolio óptimo que busque obtener el máximo rendimiento esperado, minimizando el riesgo e indicando las posibles transacciones que se requieren para llegar a este objetivo, manteniendo las restricciones regulatorias o estratégicas establecidas para dicha cartera. Es importante mencionar que al momento de ejecutar el ejercicio de optimización se estará considerando de forma implícita la correlación que tienen los activos financieros que conforman el portafolio. Asimismo, éste también se utiliza para el rebalanceo de un portafolio, el cual se debe realizar considerando las condiciones actuales y esperadas de los mercados financieros, el nivel de riesgo actual de la cartera de valores, así como la validación de la correlación del portafolio contra su benchmark, éste último punto con la finalidad de evitar el no cubrir el rendimiento del índice de referencia acordado con el inversionista. Por otra parte, hablando de estrategias de inversión y de diversificación, los fondos de inversión se componen de diferentes tipos de instrumentos o valores, como son: acciones, bonos gubernamentales, privados y bancarios, entre otros activos, los cuales brindan una diversificación acorde a cada portafolio, lo que significa que la disminución del valor de cualquier instrumento no afectará de manera importante el rendimiento global del fondo. Cabe destacar que a los inversionistas se les suele aconsejar que no deben “poner todos los huevos en una sola canasta”, por lo que a través de un portafolio de fondos de inversión se puede minimizar todavía más el riesgo asociado a su portafolio, así como ejecutar de forma más sencilla la estrategia de inversión. Es por ello que se pueden hacer trajes a la medida con portafolios de fondos de inversión, que cuenten con bondades de liquidez establecidas, para poder rebalancear el portafolio del cliente más fácilmente. Por último, cabe recalcar que para obtener los resultados deseados se debe perfilar al cliente correctamente, respetar el largo plazo, el horizonte de inversión y darle seguimiento al rendimiento objetivo. Y nunca olvidar que los rebalanceos ante cambios de mercado o de fundamentales hay que dejarlos a los gestores de inversión que cuentan con la infraestructura, ejecución eficiente, modelos y experiencia en la materia.     Contacto: Twitter: GFInteracciones       *Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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