La proyección oficial de que México crecerá este año un 3.9% enfrenta varias dudas, y analistas creen que un 3.2% es una previsión más sensata.   Reuters Después de la intensa euforia generada por la promesa de amplias reformas para impulsar a la economía de México, los ánimos se están enfriando mientras los mexicanos asimilan el efecto de un nuevo plan fiscal y esperan por un despegue en Estados Unidos. Pero más allá del impacto que generen las reformas en la economía local, el futuro económico del país sigue -y seguirá- dependiendo en buena parte del comportamiento de los consumidores en el vecino del norte. El secretario de Hacienda, Luis Videgaray, dice que el intercambio comercial entre México y Estados Unidos es de un millón de dólares por minuto. Pero el nexo, aunque sólido gracias al Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), no ha sido tan robusto como se anticipaba. Se prevé que el crecimiento en el primer trimestre en Estados Unidos haya sido más lento que la expansión del 2.4% de los tres meses anteriores, debido a que un invierno inusualmente frío pesó sobre la actividad productiva. La proyección oficial de que México crecerá este año un 3.9% enfrenta varias dudas, y analistas creen que un 3.2% es una previsión más sensata. Aún persiste un alto grado de incertidumbre sobre cuál será el comportamiento del consumidor en Estados Unidos. Si sigue siendo cauto a la hora de comprar un auto compacto o un televisor de pantalla plana, ambos fabricados en México, podría perjudicar a la economía local. “A estas alturas ya son muy pocos los que creen que se va a alcanzar ese (crecimiento del) 3.9% (…) necesitamos en primer orden que a Estados Unidos le vaya mejor”, dijo Jonathan Heath, un reconocido economista independiente. “Si nuestras exportaciones crecen relativamente bien, el resto de la economía medio responde y también crece; pero si las exportaciones no crecen bien, el resto del país pierde dinamismo, y lo vemos en servicios, en comercio y en muchas otras cosas”, agregó. Varios bancos, casas de valores y analistas bajaron sus previsiones de expansión para México, la segunda mayor economía de América Latina, incluso antes de que se conocieran los primeros datos del año sobre su desempeño, en una cruda señal de que el panorama no es promisorio. A comienzos de marzo, el banco local Banamex recortó a un 3.3%, desde el 3.8%, su proyección de crecimiento para el Producto Interno Bruto (PIB) de México. La baja se basa en dos razones: la primera es que prevalecen “algunas interrogantes” sobre el comportamiento de las exportaciones que van a Estados Unidos, y la segunda es que una reforma fiscal que empezó a ser aplicada en enero tendrá un efecto recesivo.   Esperanza en las reformas La reforma fiscal que entró en vigencia este año es una de la casi media docena de iniciativas estructurales aprobadas en el 2013, que representaron el máximo logro político para este tipo de medidas en décadas. El gobierno aspira con las reformas en telecomunicaciones, energía, finanzas y fiscal llevar el crecimiento económico a un 5.4% hacia el 2019. Es innegable que el entusiasmo reformista disparó el año pasado el ánimo por México a nivel global, en una euforia que incluso fue denominado como el “momento mexicano”. Pero lo cierto es que el efecto de las reformas en la economía real tardará algunos años y falta aún aprobar leyes secundarias para ponerlas en marcha. El jefe en México de la calificadora Standard & Poor’s, Víctor Herrera, considera que una buena aplicación de las reformas podría llevar a la economía a crecer a tasas de entre 5 y 5.5%, desde su potencial actual de entre 3 y 3.5 por ciento. “En todo el Siglo XX no vimos una cantidad tan grande de reformas y aprobadas en un plazo tan corto”, dijo. “Pero como en todos los negocios: ejecución, ejecución, ejecución, y si no haces una buena ejecución, tu negocio no crece y lo mismo pasa con el país”. Por su parte, el jefe de economistas de la Secretaría de Hacienda, Ernesto Revilla, dijo a Reuters que se espera “pronto” la conclusión de las leyes secundarias, que todavía deben ser aprobadas por el Congreso. No obstante, también dijo que han aumentado los riesgos para el futuro de la economía local, sobre todo por los choques a nivel global que pudieran traer la eventual normalización de la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos. Gerardo Rodríguez, director gerente del equipo de mercados emergentes de la firma de inversiones Blackrock, coincide en que el mayor peligro para México proviene del exterior. “De corto plazo, México está sujeto al ciclo económico de las principales economías desarrolladas y emergentes también”, dijo al agregar que hay buenas expectativas para la economía local en el mediano plazo.   Nuevos impuestos, menos poder de compra Enrique Paz, quien tiene un pequeño negocio en el centro de la capital mexicana, dijo que se vio obligado a subir los precios de algunos productos una vez que entraron en vigor algunos impuestos al consumo, como a las bebidas gaseosas y a la comida denominada “chatarra”. “Bajó mucho la venta, en un 40%”, dijo el comerciante. “El poder adquisitivo es reducido, la población no tiene dinero para gastar”, agregó. Pero no solo los pequeños comercios están sintiendo los estragos. Las ventas comparables de la minorista Walmart, la mayor del país, cayeron en el bimestre enero y febrero un 2.4%. La confianza del consumidor mexicano está en mínimos de tres años, mientras que la creación de empleos también se ha visto frenada por la reforma fiscal al restar ciertos beneficios para las empresas en el momento de contratar personal. De acuerdo con cifras oficiales, en enero se perdieron 22,654 empleos permanentes. El Banco de México proyecta una creación de entre 620,000 y 720,000 plazas para el 2014, para superar las 400,000 del 2013. La reforma fiscal también contribuyó a una aceleración de la inflación, que si bien parece temporal, afectará las decisiones de compra de la población. El director de Análisis y Estrategias de Inversión de la casa de bolsa Vector, Rodolfo Navarrete, opinó que todas las reformas tendrán efectos negativos en el corto plazo, aunque afirmó que “en el mediano plazo probablemente sean positivos”. En las consultas, Vector tiene el pronóstico más bajo para el crecimiento económico de México este año, de un 2.3%. El año pasado, el PIB local se expandió un 1.1%, por debajo de la previsión oficial del 1.3%, que fue recortada en cuatro ocasiones por la Secretaría de Hacienda.

 

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