Por Thelma López Después de la compra de varias cadenas de farmacias por parte de grupos empresariales como Cuestamoras, que adquirió Farmacia La Bomba, y la desaparición de algunas marcas como Farmacias Chavarría, que fue absorbida por Farmacias Santa Lucía, el mercado de farmacias costarricense está listo para crecer más e incluso podría recibir a nuevas empresas del ramo. Esta expansión pasará por una estrategia enfocada en dos elementos: el precio y la diversificación de portafolio, dice Roberto Dormond, director de Asuntos Corporativos y Sostenibilidad de Cuestamoras Salud, grupo empresarial que es propietario de Farmacia La Bomba y Farmacia Fischel. En la primera categoría se encuentran las cadenas Farmavalue y La Bomba, mientras en que la segunda están Fischel y Farmacia Sucre. En medio de ambas está Farmacia Santa Lucía, que apuesta en algunos segmentos por precio y en otros por servicio. En 2018 la competencia por precio se estabilizó después de un 2017 agitado por la apertura de más de 21 sucursales de Farmacia La Bomba, y la brecha de precios entre competidores disminuyó, afirma Carlos Salas, gerente comercial de Farmacia Sucre. Puedes leer:  Empresarios panameños no quieren aumento a bebidas azucaradas Esto abrió camino para el desarrollo de la categoría de servicio, en la que Sucre lanzó SucreMart, que apunta a nuevos nichos de mercado como hidratación, salud animal, nutrición, dermocosmética, especialidades médicas y belleza. Fischel remodelará sus sucursales e incluirá las categorías dermocosmética, deportiva y natural. Ambas planean abrir nuevos puntos de venta, al igual que invertir en servicios complementarios como la entrega de producto a domicilio, y asesoría médica. Particularmente, Sucre inaugurará entre cinco y 10 farmacias para llegar a un máximo de 80 sucursales en el país, lo que, junto con el aumento de su catálogo (de 9,500 a 15,000 productos) significará una inversión de 800,000 dólares, indica Salas. Farmacia Santa Lucía también abrirá seis puntos de ventas en 2019, y espera llegar a 40 sucursales en los próximos dos años. El crecimiento se dará por mayor volumen de ventas y no por apertura de sucursales: “El consumidor está dispuesto a pagar más por el servicio personalizado”, dice Luis Fernando Jiménez, director general de Farmacia Santa Lucía. Añade que el mercado costarricense es muy atractivo: “No está saturado, hay oportunidad, Costa Rica es uno de los países con los precios más altos de la región, la inversión extranjera lo está viendo de cerca, ya tenemos varios competidores acá”. Uno de ellos es Kielsa, perteneciente al grupo hondureño Farinter, que abrió dos sucursales en el país en 2018, sin revelar el monto total de la inversión. También lo hizo Farmacias Saba, que tiene tres sucursales, sobre todo en zonas de mucha concentración de población como el oeste de la capital costarricense. Y, finalmente, el conglomerado mexicano Grupo Femsa ha afirmado a varios medios que se están preparando para una oportunidad en Centroamérica o en otros países de Latinoamérica, pero sin dar fecha.

 

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