También los empresarios y pequeños productores están ganando con los proyectos de filantropía que importantes personajes locales y mundiales impulsan.   Por Carolina Menjivar En una reciente visita a El Salvador, el expresiden­te de Estados Unidos Bill Clinton, el magnate mexicano Carlos Slim y el filántropo Frank Giustra fueron vistos comiendo zanahorias en una hacienda ubicada en las faldas del volcán El Boquerón. Pero no se trataba de cualquier tipo de zanahorias, sino de unas cosechadas por 300 agricultores beneficiados con la Iniciativa Acceso Oferta Local, apoyada por la Fundación Clinton Giustra Enterprise Partnership. Los tres fueron recibidos por Car­los Calleja, vicepresidente de Grupo Calleja y presidente de la Fundación Calleja, con quien tra­bajan de la mano desde hace dos años con el propósito de mejorar las condiciones económicas de los productores de la zona norte del país y fomentar el desarrollo sostenible. Los vegetales y las frutas que ahí se cultivan son comercializados en las 93 salas de la cadena de súpermerca­dos Súper Selectos. El apoyo de las Fundaciones Clinton Giustra Enterprise Partner­ship y Calleja consiste en dotar de tecnología, créditos, asesoría técnica e insumos a los agricultores para ga­rantizar la producción y minimizar las pérdidas. Este acompañamiento evitó que fueran afectados por la sequía asociada al fenómeno de El Niño que por segundo año consecu­tivo acabó con 80% de las cosechas de frijol y maíz en Centroamérica. El éxito de este modelo, según Calleja, responde a que los mismos que iniciaron y ejecutan el proyecto son los que compran a los agricul­tores, el interés es a largo plazo, un modelo sostenible por la fuerza del mercado, un castillo que asegura no permitirán que se caiga. “Es ganar, ganar, ganar, ellos se ven beneficiados porque le están sacando mayor rendimiento a sus tierras, recibiendo mayores ingresos, me­jores precios; Súper Selectos gana al contar con proveedores locales, salvadoreños que ofrecen productos de calidad a precios competitivos, los consumidores también ganan al ayudar a sus comunidades, al país, algo que la gente aprecia”, dice Carlos Calleja, vicepresidente de Grupo Calleja y presidente de Fun­dación Calleja. Actualmente, la Iniciativa Acceso Oferta Local ha pro­visto más de 450,000 libras de producto a la cadena de súpermercados, convirtién­dose en el noveno proveedor más importante en la catego­ría de frutas y verduras y en el onceavo proveedor nacional. La inversión del programa Culti­vando Oportunidades de Fundación Calleja asciende a 115 mdd y el próximo año se planea replicar el modelo en el sector pesquero, siempre con el apoyo de sus socios estratégicos Bill Clinton, Carlos Slim y Frank Giustra. Carlos Calleja considera que es indispensable “cons­truir entre las diferencias y a pesar de las diferen­cias que tenemos en este país”. Esto debido a que la relación de la Asociación Nacional de la Empresa Privada y el gobierno de Salvador Sánchez Cerén no es la mejor, tras la aprobación de dos nuevos impuestos para financiar planes de combate a la inseguridad. En las últimas déca­das, la filantropía cor­porativa ha dejado de ser una opción en la región, es una obligación que le permite a las empresas acercarse a sus clien­tes identificarse con ellos y generar impactos positivos en educación, medio ambiente, pre­vención de la violencia, desarrollo sostenible y transparencia, un efecto boomerang que se traduce en mayor confianza, preferencia y lealtad hacia sus empresas, coinci­dieron altos ejecutivos en Central America Donors Forum 2015. Ejemplo de ello es Banco Agrí­cola. Durante 11 años, la empatía con las necesidades de los demás ha sido prioridad. El programa Manos Unidas ha beneficiado a 350,000 personas con más de 230 proyectos en los que han contado con el apoyo de socios estratégicos, el gobierno central y gobiernos locales, su apues­ta se ha centrado en la educación y en la prevención de la violencia, esfuerzos que han reducido la deser­ción escolar en el sistema educativo público y la brecha digital al dotar de computadoras a centros escolares de los municipios más pobres del país, la inversión asciende a 3.5 millones de dólares, apoyo que según el presi­dente de Banco Agrícola, Rafael Barraza, es retri­buido. “Las comunidades se sienten cercanas a Banco Agrícola, somos los primeros en sus prefe­rencias para los servicios financieros y de alguna manera lo que nosotros aportamos a la comu­nidad se nos devuelve a través de una mayor lealtad de clientes”. El siguiente paso de Banco Agrícola consisti­rá en donar uno de sus edificios más emblemáti­cos para que se convierta en una biblioteca infantil que beneficie a niños y ado­lescentes de escasos recursos económicos. Entre las empresas que operan en Centroamérica con la misma visión, se destaca Tigo, líder en telecomunicaciones en Guatemala, maneja más de la mitad del mercado, una posición privilegia­da que han mantenido desde hace 20 años, éxito que atribuyen a la ayuda que brindan a las comunidades educativas más necesitadas. A la fe­cha, han reconstruido 270 escuelas, labor en la que se involucran ejecu­tivos y empleados de la compañía. “Nosotros mismos construimos la escuela, una de las experiencias más satisfactorias, los niños están ahí esperando, sus papás, es una fiesta, está el alcalde. Al final se pin­ta la escuela, se entran los niños se les pone su mochilita que dice Tigo y ver la felicidad de todos ellos”, comenta Manuel Sisniega, director corporativo de Tigo Guatemala. Una educación de calidad, el acceso a internet y la lucha contra la corrupción son sus objetivos, la apli­cación Dilo ya! es ejemplo de ello, una iniciativa que surgió poco antes del escándalo por corrupción que sacudió al país centroamericano. Dilo ya! es una aplicación que invita a los ciudadanos a denunciar casos de corrupción o abuso de po­der, la iniciativa de Tigo ha contado con el respaldo de acción ciudadana, brazo activo de transparencia inter­nacional. En los últimos cinco años, la inversión en estos esfuerzos supera los 12 mdd con cero costo a la operación. Grupo Calleja, Banco Agrícola y Tigo Guatemala tienen un socio internacional en común, Seattle International Foundation, que lidera la implementación regional del foro de donantes. Este año El Salvador fue sede de la cuarta edición. En el encuentro se analizaron las estrategias a seguir para maximizar los esfuerzos y generar un impacto aún mayor en las comunidades que viven en extrema pobreza y bajo amenaza de grupos criminales.

 

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