Nunca nadie ha dicho que el mundo editorial sea fácil de descifrar, mucho menos después de la avanzada que han desarrollado las plataformas digitales en los últimos años, que más que ayudar a aclarar hacia dónde van los medios, ha añadido componentes de mayor incertidumbre y confusión. Hablo en específico de aspectos como las fake news, esas noticias falsas que corren a toda velocidad por las redes sociales, casi siempre con el único objetivo de destruir marcas, instituciones o personas, y que han sido utilizadas incluso para acabar con candidatos presidenciales “incómodos” a ciertos grupos de poder. Y no hay que ir lejos para ver su poder de destrucción. Sólo hay que recordar las pasadas elecciones en Estados Unidos. En gran medida, la batalla electoral se dio en el “ring” de lo digital y teniendo como principal herramienta de marketing político la generación de noticias falsas. Los resultados están a la vista y México no es ajeno a un posible escenario similar para los próximos meses, rumbo a la sucesión presidencial de 2018. A este contexto hay que añadir otros elementos de índole nacional que ponen en riesgo la viabilidad de la función original de las instituciones, la supervivencia de los medios de comunicación imparciales y, lo más importante, el empoderamiento real de los ciudadanos frente a los abusos de quienes pretenden que nada se mueva, que nada cambie. Hoy gravita un ambiente desalentador que vulnera el poder ciudadano y, consecuentemente, parece lanzar un mensaje bastante desafortunado: las instituciones que velan por los ciudadanos poco importan o, en el “mejor” de los casos, deben esperar hasta que la política así lo determine. Al cierre de esta edición, la Procuraduría General de la República carecía de titular, la fiscalía especializada en combatir fraudes electorales se encontraba en entredicho y el fiscal anticorrupción (que tanto se necesita) era presa de los intereses de los partidos. Por lo visto, nuestro sistema democrático sigue pendiendo de alfileres. Pese a todo esto y más, a cinco años de distancia de haber salido al mercado la primera revista impresa de Forbes México, podemos decir: Aquí estamos y seguimos sosteniendo la bandera de la transformación de México y la promoción de los Estados de bienestar. Desde la primera edición de esta publicación y hasta la fecha, podemos decir, sin dosis de ego, que buscamos ser una opción seria para los lectores mexicanos, independiente, crítica. Nuestra línea es una sola: contar las mejores historias de negocios que inspiren y provoquen cambios. Este ejemplar es muestra de ello. En ese camino andamos. No dejaremos de contribuir a un periodismo que colabore en la transformación de un país más justo, desarrollado, equitativo y con un futuro prometedor. Gracias a todos aquellos que nos han permitido ser parte de la transformación de nuestro país.   *Éste es el editorial que abre la edición de quinto aniversario, ya disponible en puestos de revistas y locales cerrados.

 

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