Parte del Reino Unido, Irlanda del Norte siempre ha sido una tierra envuelta en leyendas e historias que nacen a partir de sus impactantes paisajes y de su legado de miles de años. Para conocer este destino vale la pena descubrir sus dos ángulos: la histórica ciudad y los verdes campos. Belfast, la capital de Irlanda del Norte

Foto: Titanic Belfast

Titanic Belfast: El famoso barco que en 1912 chocó contra in iceberg y se convirtió en leyenda fue construido en esta ciudad. Para rendirle homenaje han creado un museo cuya fachada de aluminio hace referencia al icónico barco. Al interior hay nueve salones interactivos, incluso en uno de ellos es posible entrar a un cubo con pantallas para sentir qué sería estar adentro del Titanic. Jardines Botánicos: En 1828 la sociedad Botánica y de Horticultura inició a construir este sitio dedicado al cuidado de las más exóticas plantas y flores. No estuvo completo sino hasta 1889. Ahora el invernadero está rodeado por un impresionante parque. Ulster Museum: La historia de Irlanda del Norte pude no ser muy conocida y entre separaciones políticas y reinos antiguos incluso llega a ser confusa. Todo esto queda claro en este museo que va narrando cada etapa paso a paso (o más bien piso tras piso) de una manera interactiva. Además se narra la historia de otras partes del planeta, pues se conjunta con dinosaurios, momias egipcias y hasta dragones… aunque claro éstos son piezas de arte contemporáneo.   Bushmills, a sólo 60 millas de Belfast   Bushmills Distillery: Ahora parte de grupo José Cuervo, se trata de la destilería de whisky más antigua de Irlanda. Al visitarla es posible tomar un tour guiado por sus instalaciones, que aún está en funcionamiento, por lo que se es testigo de la creación del delicioso destilado color dorado. A las orillas del río del cual se toma el agua para la creación del whisky desde hace 400 años. Además del proceso paso a paso que se aprecia en el tour se finaliza en un pequeño restaurante en donde es posible degustarlo. Giant’s Causeway: Aunque todo el año hay más del 50% de posibilidad de lluvia y viento, es en este punto en donde se siente el poder del viento en su máximo y son las condiciones climáticas que han habido siempre las que han ocasionado tan monumental vista. Se trata de un sitio en el que se encuentran miles de columnas de piedra poligonales que embonan perfectamente. Éstas se sitúan justo junto al mar, creando una vista aún más pronunciada de los acantilados. Las columnas pueden ser escaladas para llegar hasta lo más alto, pero con cuidado porque suelen estar resbalosas por el agua y los vientos pueden ser tan fuertes que levanten los pies del suelo. Antes de hacer el recorrido vale la pena darse una vuelta por el museo en donde se puede aprender de las leyendas que rodean el sitio considerado Patrimonio de la Humanidad.

Foto National Trust

Carrick – a – Rede: Si te atreverías a caminar por encima de un acantilado éste es el lugar imperdible. Se trata de un puente que fue creado en 1755 por unos pescadores para llegar a una pequeña isla y encontrar más peces. Ahora es un popular sitio turístico desde el que se aprecian las mejores vistas del destino, con acantilados golpeados por violentas olas, colores azules intensos en el océano y largos y verdes pastizales. Bushmills Inn: El hotel parece sacado de un cuento. Una acogedora cabaña con pisos de madera, chimeneas y pintorescos jardines. La atención es cálida y se encuentra cerca de todas las atracciones de la provincia irlandesa. Además tiene un exquisito restaurante totalmente de madera que se encuentra en la que solía ser la cava de vinos de la casa que data del siglo XVII. Aquí sirven platillos tradicionales realizados con ingredientes locales, como pescados de aguas cercanas. Por si fuera poco también hay un bar en el que se puede brindar con una amplia selección de las famosas cervezas irlandesas.  

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