Para aquellos en el mundo de la moda, el primero lunes de mayo es una de las noches más importantes del año. El 1 de mayo marca la gala anual del Metropolitan Museum of Art Costume Institute Benefit, mejor conocida como Met Gala. Por: Hayley C. Cuccinello La espléndida beneficencia para el Costume Institute celebra la apertura de su exhibición de primavera y es la principal fuente de financiamiento para el departamento de curaduría, de donde se obtienen los recursos anuales para exhibiciones, publicaciones, adquisición y mejoras. La Met Gala también es conocida por su alfombra roja cubierta de estrellas, vestimentas atrevidas (tanto buenas como malas), y excentricidades de celebridades, tales como el infame incidente de 2014 cuando Solange y Jay Z pelearon en un elevador mientras Beyonce observaba.  La exposición de este año Rei Kawakubo/Comme des Garçons: Art of the In-Between fue curada por el Curator in Charge del Costume Institute, Andrew Bolton, y es la primera muestra en la que el instituto rinde homenaje a un diseñador vivo, desde 1983. Pero la noche más importante de la mofa también es en la que se recaudan más fondos para el Met. El año pasado, la gala recaudó aproximadamente 13.5 millones de dólares y consistentemente cosecha sumas de ocho cifras para el Costume Institute. Todo ello proviene de las ventas de boletos y gracias a los donantes que patrocinan la gala y la exhibición. Marcas – y no sólo firmas de moda – claman abrir sus billeteras para este evento. “Las marcas están luchando para conectar. Están buscando maneras auténticas de mantenerse relevantes mientras compiten con la cultura pop para ganarse la mente, el corazón y las manos de sus consumidores”, dice Andrew Au, Presidente de Intercept Group, una agencia de marketing que se enfoca en millennials. La Met Gala es una poderosa plataforma para conectar con los consumidores apegados a la cultura pop. “Es el pináculo del arte, oda y cultura”, añade. “Es la lista de invitados que define quién es quién para las marcas. Si tu marca ocupa un lugar en este espacio, no te puedes dar el lujo de no formar parte”. La gala ha crecido mucho desde sus humildes orígenes. En 1948 la publicista y figura de la moda, Eleanor Lambert, llevó a cabo la primera beneficencia para apoyar al Costume Institute. La institución, antes conocida como el Museum of Costume Art, se había fusionado con el Metropolitan Museum of Art dos años antes y no se convertiría en un departamento curatorial oficialmente sino hasta 1959. La recaudación de fondos fue considerada la “Fiesta del Año” pero el evento, promocionado como una “cena a media noche”, luce sencillo a comparación de la gran espectáculo de hoy en día. En 1960 los boletos costaban únicamente 100 dólares (cerca de 830 actualmente) y se vendían dos semanas antes del evento; una orquesta tocaba música de fox trot y vals. Los boletos para la gala de este año costaron 30,000 USD por persona y las mesas se vendieron por 275,000 USD. En cuanto al entretenimiento musical, Nas and the Weekend tomó el escenario en 2016. Pero, ¿cómo pasó esta cena a media noche a la extravagancia de hoy en día? La respuesta es el ícono de la moda Anna Wintour, Directora Artística de Condé Nast y Editora en Jefe de Vogue. En 1995, la socialite Pat Buckley, esposa del conservador crítico William F. Buckley, dejó el cargo de presidenta de la beneficencia y le pasó la antorcha a Wintour. Su tenencia de la posición tuvo un inicio favorable: ese año los boltos de la gala de 1,000 dólares se agotaron antes de que las invitaciones hubieran sido impresas. “Creo que el éxito se debe a la mezcla de las personas involucradas”, Wintour le dijo al New York Times en ese entonces. “Es el elenco de los personajes, y hay un cierto glamour y sex appeal asociado con la Alta Costura.” A lo largo de reinado de dos décadas de Wintour, ella ha recaudado casi 175 millones para el Costume Institute y el elenco de la gala se ha llenado cada vez de más estrellas. Con la excepción de Wintour, todos los co-presidentes de la gala aparecieron en la lista Forbes de las celebridades mejor pagadas en 2016. La poderosa pareja de Gisele Bündchen y Tom Brady ganaron 30.5 y 44 MDD respectivamente, mientras que Katy Perry obtuvo 41 MDD y Pharrell Williams 19 MDD. La Met Gala es el epítome de la exclusividad. No sólo por poder pagar el precio de admisión significa que puedes atender al evento. Hay una larga lista de espera para las invitaciones y Wintour decide cada una de las asistencias. Incluso si una marca compra una mesa, cada persona que asiste debe ser aprobada por Wintour y Vogue. Una vez dicho eso, hay que resaltar que no todos los invitados pagan por asistir. Muchas celebridades asisten como invitados de diseñadores con la condición de vestirse con sus prendas. Los diseñadores y sus famosos “más – uno” tradicionalmente caminan juntos por la alfombra roja y pasan el resto de la gala juntos. Marcas y diseñadores gastan muchos dólares en la beneficencia no solamente por filantropía, pero también para cobrar la imagen de estrellas caritativas. “Es mucho sobre relaciones públicas para estas marcas en una manera muy “no comercial”. A diferencia de los Oscars, que es un evento comercial televisado, la Met Gala es acerca de recaudar dinero para el Met aparentemente”, menciona Michael Stone, presidente y cofundador de Beanstalk, una agencia global de concesión de marcas y contribuidor Forbes. “El comercio de ésta y la promoción de las marcas, son cubiertos por una buena causa. Pero las firmas obtienen mucha atención por la s celebridades”. Por ser un evento de esta fama, este baile ha sido apodado “Los Oscars de la Costa Este” durante más de una década – la Met Gala es sorprendentemente reservada. Fue televisada por primera vez el año pasado por E!, pero las cámaras no pasaron de la introductoria alfombra roja, que dura dos horas. El Met solicita que los invitados se abstengan de tomar fotografías al interior del evento. (Aun que algunos inclumplen esta regla, como Kendall Jenner). Este año una extensa selección fotográfica de toda la gala estará disponible a través de la concesión de solo banco de imágenes: Shutterstock. A pesar de las restricciones, algunas marcas aún consideran que vale la pena el alto precio de admisión. La exclusividad eleva la noche. Esta el elemento de voyerismo, ver quién está y quién no”, dice Stone. “Aunque sea por esas pocas horas, los diseñadores, celebridades y marcas son resaltadas”. Los consumidores a los que estas marcas apuestan obviamente no pueden pagar los atuendos que recorren la alfombra roja, como traje del reconocido Guo Pei qu utilizó Rihanna y tomó dos años en completarse. De acuerdo con Au, muchas marcas utiliza la exposición para crear benevolencia para sus para sus colecciones off-the-rack. “Estas colecciones de pasarela son una inversión en mercadotecnia, no un generador de anancias”, doce. “Crean demanda para las líneas más asequibles, de mercado-masa, de la firma Es una estrategia halo poderosa”. Algunas marcas que están firmemente fuera de la industria de la moda también pueden capitalizarse a partir de la  gala. Por ejemplo, IBM Watson logró los titulares el año pasado al colaborar con Marchesa en un “vestido inteligente” utilizado por Karolina Kurkova. Este año, algunos de los patrocinadores son Apple, Condé Nast, Farfetch, H&M, Maison Valentino y Warner Bros. La mayoría de estas marcas tienen conexiones obvias con la moda, pero algunas sobresalen, como Apple – a primera instancia. “Samsung no se trata de diseño, pero piensas en diseño cuando piensas en Apple. El diseño es moda”, explica Stone. “Al Apple tocar algo que es tan de moda enfatiza y reitera su conexión con el diseño”. En cuanto al retailer de fast-fashion, H&M, que está a mundos de distancia de la alta costura, la Met Gala eleva su imagen. H&M colabora con mucho diseñadores de alta costura, incluyendo el honorario Rei Kawabuko, y la gala exalta estas colecciones especiales. “Eleva la marca H&M y sirve como un punto de entrada para las marcas de lujo con las que se asocia”, dice Au. Esta cala será una de las noches más glamorosas del año, pero también será un poco agridulce. El Museo Metropolitano ha caído en tiempos difíciles, con un déficit de 15 m millones, de acuerdo con el New York Times. Cuando el presidente del museo, Danil Weiss, anunció su reestructura financiera de dos años en abril 2016, él indicó que el déficit podría llegar a 40 millones en 18 meses, a menos que se tomaran pasos inmediatos. La culpa la carga el director del museo, Tom Campbell, quien renunció en marzo. Mientras que el museo enfrenta despidos y programa reducciones, el Costume Institute al parecer va viento en popa. Solo uno de cada 5 visitantes al museo paga el precio completo de admisión de 25 dólares, pero la gala recauda ocho dígitos en una sola noche, con solo de 600 a 700 invitados. Este año, toma un nuevo significado. “La gala llega en un tiempo difícil para las artes, en general. El presupuesto de Trump pretende alegarse de NEA… por lo tanto, evento como este en este momento toman un significado especial,” dice Stone. “The Met tiene déficits y está despidiendo gente, pero la comunidad artística está enfrentándose a estas circunstancias. Por lo tanto, las celebridades realmente quieren dar la cara y apoyar a las artes. Realmente es más importante para ellos que nunca.”

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