Vincent Chaperon, enólogo francés de la firma Dom Pérignon, fue el anfitrión de una experiencia sensorial que reveló a unos cuantos el proceso creativo involucrado en la creación de sus vinos. Para conseguirlo, el Centro Cultural Helénico de la Ciudad de México se tornó, por unos instantes, en la Abadía de Hautvillers, cuna del champagne y hogar de una marca que vio la luz de manos del monje Benedictino Dom Pierre Pérignon. “Más que la Abadía, el higo espiritual es el que nos guía para hacer el mejor vino del mundo; nuestro objetivo es llegar a despertar emociones”, dijo a Forbes Life Chaperon antes de iniciar un recorrido a través de la construcción ubicada en el sur de la Ciudad de México. Dom Pérignon El viaje a través del tiempo propuesto por Dom Pérignon permitió a los asistentes descubrir y explorar espacios y momentos emblemáticos siguiendo los rituales mismos de la Abadía. La experiencia inició en el cuarto Rosé con una copa de Blanc Vintage 2009 y, posteriormente, continuó con un paseo a través de un túnel que proyectaba cuerpos celestes en las paredes mientras el enólogo narraba la historia de la maison. “La Plenitud 2 de Dom Pérignon habla de un proceso de maduración del vino en la botella; no es un proceso de envejecimiento, sino de maduración y construcción en botella, al que se llega después de años, logrando un equilibrio más intenso. Cada añada de Dom Pérignon tiene la oportunidad de pasar a través de 13 etapas distintas; hace poco comenzamos a comercializar estas viejas añadas y hoy tenemos la añada 1998, estamos hablando de un vino de 20 años; esto es algo único que vale la pena descubrir”. Dom Pérignon Chaperon dijo que el valor de este vino es que tiene más complejidad y versatilidad, lo cual da la oportunidad de tener experiencias más complejas y versátiles. “Mi consejo es no ser tímido y experimentar; nunca van a quedar decepcionados. Podemos jugar con la copa, con la temperatura de servicio, que puede ir de 8 grados hasta 12 o 13 grados; podemos jugar con el momento de cata o con la experiencia; ya sea en la cena, en el almuerzo o con maridajes de comida mexicana, como el mole negro”. Sobre el mejor momento para disfrutar una copa de champagne, Chaperon fue contundente al afirmar que no hay que perder el tiempo: “yo siempre digo que la vida es corta, no tenemos que esperar por un momento feliz para abrir una buena botella; hay que abrir una buena botella para crear un momento feliz”. Dom Pérignon Te puede interesar: La cena más cara del mundo tiene lugares disponibles, ¿te animas? Síguenos en: Twitter Facebook Instagram Suscríbete a nuestro newsletter semanal aquí

 

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