Cartier acaba de añadir un perfume oriental a su colección de fragancias, con L’Envol, última creación de Mathilde Laurent. Hablamos con la maestra perfumista de la maison y con léa vignal kenedi, managing director de la casa, acerca de cómo conciliar arte y negocio en el ámbito de la alta perfumería y cómo lograr un aroma único, original y con alma.
Contracorriente. Así es como Mathilde Laurent, maestra perfumista de Cartier desde 2005, define el espíritu que rige la maison y que permea su último trabajo, L’Envol, un eau de parfum de inspiración oriental que llega en un momento providencial, cuando el mercado masculino está saturado de eaux de toilette. “En Europa, la tendencia es ser más y más poderoso. Por eso decidimos sacar una fragancia oriental; nos pareció que era lo más adecuado. Y nos decidimos por el perfume porque la gente esperaba algo más fresco; pero hemos ido en contra de la tendencia. Por eso decidimos crear primero el perfume y sacar el eau de toilette más tarde. Creíamos que la idea de una fragancia oriental era mejor en un eau de parfum”, nos explica en un terraza con vistas al río Hudson, al lado este de Manhattan. Se trata de la última creación masculina de esta nariz, una de las más reconocidas entre la élite de los perfumistas. Su trabajo ha sido premiado con el FIFI Award de la Fragance Foundation de Francia, el Perfume Creator’s Prize y el Specialist’s Prize. Sus perfumes más célebres para la casa son Roadster, Cartier de Lune, Déclaration d’un Soir, Baiser Volé y La Panthère; a los que ahora añade L’Envol. “No teníamos una nota oriental en nuestra colección; por eso queríamos añadir una. Pero no queríamos hacerlo como el resto, añadiendo vainilla, que es como se hace en las fragancias masculinas en la actualidad. No es el modo de ser de Cartier. Quería encontrar una nota, un ingrediente y un código que pudiese ser capaz de renovar la nota oriental. Así es como encontré ingredientes distintos para lograr ese efecto psicológico y descubrí en la hidromiel (mezcla de vino y miel) y la ambrosía (que tradicionalmente otorgaba el poder de la inmortalidad) justo lo que quería. Me di cuenta de que podía crear un perfume oriental sexy, muy dulce, no demasiado fuerte, con esa idea de que envejecer es bueno, como el vino”. Gracias a las notas de miel y la madera de guayacán, Laurent logra un néctar con sabor a madera sutil, delicado y profundo.
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Mathilde Laurent

Su trabajo consiste en encapsular el legado de una casa como Cartier, fundada en 1847, dentro de una botella. “Entender una maison como ésta depende de tus cinco sentidos. Un perfume Cartier, ante todo, debe ser audaz. No debes seguir la tendencia o dejarte llevar por lo que se huele en el mercado, sino que sólo debes pensar en la casa y su historia. Ésa es la luz que nos guía. Cartier fue la primera casa joyera que usó el platino, y aquello fue revolucionario en su momento. También hemos sido revolucionarios en el arte de la perfumería. Además de ingredientes naturales, tenemos hasta 100 ingredientes sintéticos, porque las moléculas sintéticas son tan innovadoras como lo fue el platino. Pero todo en la fragancia ha de remitir a la historia de la casa”.
Aunque L’Envol nace como un perfume masculino, Laurent se resiste a poner etiquetas, especialmente en un momento como el actual, en el que el mercado de la perfumería apuesta por la tendencia agender. “Para nosotros, no hay razón para decir si una fragancia es masculina o femenina. Creamos fragancias para mujer o para hombre, pero para mí es un placer cuando huelo una fragancia que he creado para un hombre siendo llevada por una mujer. Un perfume nunca debe estar dirigido a un solo sexo, porque el aroma no tiene género. Es un tópico poner a una mujer o un hombre desnudo en el anuncio para decir: ‘Es para ti”. Es como una caricatura. Si eres un hombre, debes oler a madera y fresco. Si eres mujer, a vainilla, a fruta y dulce. Es ridículo.
No queremos entrar en ese cliché. Lo que queremos es mostrar que la perfumería es como la sociedad: hay hombres y mujeres y no hay razón para separar: ‘esto es para ti y esto no es para ti’”. Laurent es intransigente con todo lo que “huela” a sexismo: “Lo odio: realmente lucho contra el sexismo en las fragancias y la publicidad. Es una pena que la perfumería sea uno de los últimos ámbitos en los que el sexismo es tan fuerte. Creo que es algo en lo que Cartier también es revolucionario: cómo una casa de lujo apuesta por romper con ese estereotipo en la sociedad. La feminidad que mostramos no es una caricatura, es más diversa, más variada”, asegura. “Y lo mismo pasa con la masculinidad. Hay flores, chocolate y madera indistintamente para hombre y mujer. Creo que es el papel que Cartier tiene que jugar”.
Una maison crea, una marca vende Mathilde se siente una afortunada, ya que considera que no trabaja en una marca, sino en una maison de lujo. “Tenemos nuestra propia alma. Nosotros hacemos creaciones, mientras que el resto hacen productos. Hay demasiados productos en el campo de la perfumería y muchas marcas están haciéndolos sin pensar, sin un compromiso, sin alma. Eso es muy triste. Cuando huelo algunas fragancias, siempre pienso que es igual a la que acaba de salir. Por ejemplo, La vie est belle (de Lancôme) es exactamente como Flowerbomb (de Viktor & Rolfe). Es algo muy loco”. Se trata, añade, de la tiranía de los departamentos de marketing de las casas, que actúan siguiendo las tendencias del mercado y no el ADN de la casa. “Hay buen y mal marketing, y realmente éste es mal marketing”, afirma. Para Mathilde, el quid de la cuestión está en considerar a la perfumería como un arte, antes que como un negocio. “Lo único que nosotros queremos es no perder dinero. Sabemos que estamos en una industria muy competitiva, pero queremos hacer arte. Y el arte no puede ser un negocio o algo comercial; por eso siento que tengo muchísima suerte por poder trabajar mano a mano con Léa Vignal Kenedi, Managing Director Fragance en Cartier, porque ella es la primera en considerar la perfumería como un arte”. 38093
El secreto de un equipo invencible
Léa Vignal Kenedi, Managing Director Fragance de Cartier desde hace tres años, es el reverso de Mathilde Laurent. Mientras la nariz acude a la presentación del perfume con un jumpsuit de estampado felino, Léa lo hace vestida con un modelo clásico en tono pastel. El discurso de ambas también es radicalmente distinto (rotundo y casi político, el de Mathilde; moderado y levemente irónico el de Léa). Sin embargo, ambas forman un equipo muy bien avenido que se comprende, se respeta y trabaja mano a mano desde la admiración mutua. “Cuando la fórmula está preparada, bajo al laboratorio (trabajo arriba de Mathilde) y huelo. Es asombroso. Yo sé exactamente lo que hay dentro de la botella, lo que no es el caso de todos los directores de fragancias del resto de casas en la industria”, señala Vignal Kenedi.
Toda su carrera ha estado ligada al mundo de las fragancias, pero admite que trabajar en la casa Cartier es algo único. “En algunas marcas de moda, la división de perfume está totalmente desconectada del resto. Por un lado, está el discurso del diseñador; por otro, el departamento de accesorios… y por otro, el de fragancias, que no sigue el lineamiento de la casa, sino la tendencia del mercado y el marketing. Combinar todo es prácticamente imposible en la actualidad; hay muy pocas compañías que lo hagan”. Cartier es una de ellas, coindicen ambas. ¿Su filosofía? “No creamos best-sellers. Mathilde es una perfumista clásica. Tenemos Déclaration d’un Soir, Pasha… pero no son best-sellers, sino creaciones muy complejas. Jamás nos planteamos un lanzamiento como L’Envol en términos de éxito de ventas, aunque es un perfume que puede ser llevado por cualquier tipo de hombre. Es un tipo de perfumería artística, pero no está desconectada de la realidad. Tiene consistencia”. Léa considera que México es su mercado más potente en Latinoamérica y el que más está creciendo. “México está muy interesado en lo que hace Cartier. Hay una relación muy fuerte con nuestros clientes mexicanos”, admite. Sus mercados más fuertes siguen siendo Europa, Estados Unidos y Oriente Medio, pero es en el mercado del travel retail donde son el número uno. “Es nuestro mercado más fuerte”. Sin embargo, no quieren descuidar su presencia en Latinoamérica, sobre todo en Brasil, donde han encontrado un nuevo partner. “Queremos estar listos cuando vuelvan a brillar”.

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