Monstruosismos y nueva generación es la segunda parte de una exposición que fue presentada en el Museo de Arte Moderno de México, a finales del año pasado. Los otros monstruos, los fantasmas, los conflictos mal resueltos, los complejos, las preguntas sin respuesta, las realidades que viven sin ajustarse a la realidad medida por los parámetros sociales, los tonos oscuros del alma, aquello que a veces, ni uno mismo sabe entender sobre si mismo, los prejuicios, los desencuentros, los momentos frágiles de la existencia, los abismos, los desiertos sin agua, sin oasis, sin brújula, los túneles negros sin luz al fondo, las noches de tormenta de las soledades … Un estudio introspectivo a través de los engendros de nuestra propia esencia plasmados en los colores de artistas tan espléndidos y representativos como Diego Rivera, José Luis Cuevas, julio Galán, José Clemente Orozco, Henri Cartier-Bresson, Rafael Coronel o Karel Appel, entre otros.
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43 reseñas esbozando el fondo terrible de las miserias humanas que van, a medida que avanza el paseo, resultando evocadoras para despertar en mí el trabajo de aquel Goya que en 1810 realizaría, conmovido por el horror de la guerra de la Independencia Española, a golpe de buril, la significativa serie de los Desastres de la Guerra, o los desgarradores semblantes que, plasmados en el majestuoso Guernica de Picasso, irían haciendo en mi cabeza un guion de coherencias estructurales, conexiones y contrastes temporales con las obras de la exhibición. 43 trabajos de hondo y dramático existencialismo filosófico con tiznones de guerra en sus corazones. 43 creaciones en donde se busca plasmar el esperpento y la quimera del espíritu humano, en la que, aun desafiando en su planteamiento la fórmula del concepto preconcebido de belleza, se consigue desenmascarar el atractivo y la hermosura de la esencia del lado ignoto del hombre. 43 obras en donde la variedad de sus diferentes técnicas, soportes, tamaños y conceptos, hacen de la muestra una propuesta rica e interesante donde poder hacer una inmersión y una reflexión sobre la diversidad de la propia complejidad humana y sus infinitas formas; un trayecto corto lleno de rutas interminables donde pararse a escrutar miradas sin respuesta, o gestos controvertidos; figuras representativas del arte, con sus buenas facturas, personalidad y diálogo, narrándonos lo inenarrable de la espiritualidad tenebrosa, la incógnita de la quimera y la deformidad de la armonía en la travesía de los Monstruosismos y los prodigios de la esencia humana, un viaje atractivo y curioso donde lograr descubrir algo más sobre nuestras propias incógnitas, sobre las sombras y los interrogantes de los horrores de la guerra, sobre la quimera de los misterios y los secretos de nuestras confusiones. Una propuesta sugestiva y cautivadora donde poder enfrentarnos con la realidad del alma que se desnuda frente al esperpento de los enigmas de nuestra propia especie.
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