Forbes life estuvo en un lugar privilegiado a pie de campo en el world golf championships de la PGA, celebrado por primera vez en México. Allí asistimos a un duelo entre los mejores jugadores del mundo. Las leyendas se renuevan. El estadounidense Dustin Johnson (conocido por sus siglas, DJ) es el número uno en el ranking de la PGA desde febrero de este año. A sus 32 años, ha sido el ganador del World Golf Championships de la PGA, celebrado en México, con un score de 14 tiros bajo par, con lo que suma una victoria más a su currículum: la cuarta en el World Golf Championships. Pero su lugar de predominio estuvo seriamente amenazado por el español Jon Rahm, quien, durante tres hoyos, estuvo en la primera posición con un juego agresivo y tenaz. La prensa internacional se ha enamorado del espíritu y la fuerza de este jugador vizcaíno que encarna a la perfección el relevo generacional dentro del Olimpo del golf. Los especialistas lo comparan sucesivamente con Jack Nicklaus, por su peso y los movimientos de su swing, muy corto y tremendamente potente; con Severiano Ballesteros, por su espíritu de lucha, su simpatía natural y su capacidad de inventar golpes; con Phil Mickelson, por su habilidad en el juego corto, alrededor del green; y con Tiger Woods, por su irrupción atómica en el golf a los 22 años. ¿Nos encontramos ante un nuevo clásico? En el Mexico Championship, celebrado en el Club de Golf Chapultepec, ha demostrado que tiene todas las cualidades para serlo; sobre todo, la más importante: confianza en sí mismo. Cuando pasó a profesional, a los 21 años (en julio del año pasado), Rahm era el 551 en el ranking mundial; 16 torneos más tarde, tras su actuación en los campeonatos de México y Austin, era ya 14. La primera vez que se cruzaron los destinos de Rahm (1,88 metros y 100 kilos de peso) y Johnson (1,93 metros, 86 kilos) fue en junio del año pasado, en la entrega de trofeos del Open de Estados Unidos. El estadounidense acababa de ganar su primer grande y Rahm, en el primer grande que disputaba, recogía el premio al mejor amateur. En sus dos últimos enfrentamientos, aunque DJ ha ganado, Rahm se ha revelado como su rival más duro. “Por fin, el golf puede proponer un duelo en la cumbre entre sus dos mejores pesos pesados”, ha dicho el Golf Digest, una de las biblias de este deporte, que compara a ambos jugadores con los dos púgiles que mejores golpes pueden soltar, por su tamaño y su fuerza. “Por fin, dos grandes en la cima de su arte”. Forbes Life pudo conversar en exclusiva con este nuevo “peso pesado” del golf, en el Hopitality de Rolex, ubicado a pie de campo, junto al hoyo 18. La alianza entre la casa relojera y este deporte data del año 1967, cuando la manufactura suiza decidió vincularse a los campeonatos más prestigiosos y a sus jugadores, desde la mítica trinidad conformada por los clásicos Arnold Palmer, Jack Nicklaus y Gary Player, hasta leyendas contemporáneas, como Tiger Woods. En la actualidad, su envidiable casting de testimoniales (Rolex no tiene embajadores, sino testimoniales) incluye nombres como Jordan Spieth, Adam Scott, Martin Kaymer, Phil Mickelson y el golfista español, que pasa a engrosar este reparto de élite. “Es un orgullo. Cada vez que voy al campo y veo que formo parte de este grupo de jugadores tan selecto, siento que es increíble. Acabo de empezar y no puedo agradecer de manera suficiente todo lo que me han dado. Intento pensar que estoy al mismo nivel que ellos. Si Rolex me ha dado la posibilidad de estar con ellos, es porque considera que tengo el mismo potencial”, aclara Rahm. A los 13 años, decidió dedicarse a este deporte de manera profesional y, desde entonces, se concentró en su objetivo. “Soy una persona muy competitiva y el golf es el deporte que más te deja competir contigo mismo. En muchos otros deportes necesitas a otra persona, dependes de lo que otro atleta haga para ganar o perder. En el golf eres tú el que tiene el poder sobre lo que pueda pasar; es lo que más me gusta: tener el control, sabiendo que, si haces las cosas bien, no vas a ganar siempre, pero sí vas a tener muchas posibilidades”. Aunque confiesa que no llega con expectativas cuando sale al campo, tiene muy claro que siempre juega para ganar. “Salgo con la mentalidad de que hay que jugar lo mejor posible. No me pongo metas de un resultado específico; siempre me planteo la victoria”, añade. Minutos antes, el australiano Adam Scott (36 años), número siete del ranking mundial y caracterizado por una gran calma que lo convierte en un gentleman en el campo, admitía que hay una nueva generación de jugadores que está revolucionando este deporte, a los que define una nueva manera de golpear la bola, mucho más agresiva. Rahm está de acuerdo: “Hoy día, el golf se ha hecho un deporte de potencia; poder pegarle fuerte a la bola desde el tee te ayuda muchísimo. Antiguamente, en un campo como éste [el Club de Golf Chapultepec], habría mucha gente que sería algo menos agresiva para tener, así, menos problemas. Justin Thomas y otros jugadores de mi edad (quitando a Jordan Spieth, que no tiene tanta potencia pero es muy inteligente en el campo de golf) formamos parte de un club de distancia desde el tee que nos ayuda a tener siempre un palo más corto”.

Martin Kaymer y John Rahm

Las claves de este cambio de paradigma no están claras; sus efectos, sí. “Más preparación física, el material, que cambia mucho… Yo creo que cada vez se ven a jugadores, desde que llegó Dustin Johnson, que le pegan más fuerte. Tiger Woods, cuando empezó, era el que más fuerte le pegaba de todos. Él fue un poco el que cambió la dinámica. Yo creo que antes premiaba la precisión más que la potencia”, afirma Rahm. El alemán Martin Kaymer (32 años), otro de los testimoniales de Rolex con quien tuvimos oportunidad de conversar antes del torneo, está de acuerdo. Él forma parte de esa generación que creció rindiendo culto a la precisión, pero ha visto cómo la agresividad ha terminado por ganar la partida. “El golf es un deporte que permite tener una carrera muy longeva, pero, francamente, al final, es muy difícil compaginarlo con una vida personal plena, si lo que quieres es tener una familia y ver crecer a tus hijos”, asegura. Al final, como observó Shakespeare en El rey Lear, los métodos cambian, pero no los resultados: aunque las nuevas generaciones vengan pisando fuerte y con ganas de desplazar a sus mayores, las leyendas se forjan a golpe (nunca mejor dicho, en el caso de Rolex) de precisión. La importancia de vivir el momento Jon Rahm ha elegido el Cosmograph Daytona de Rolex como el reloj que mejor define su personalidad. “Lo escogí porque era el que más me describía como persona. Llevo mucho tiempo, casi tres años ya, viviendo muy en el presente. No me gusta irme mucho hacia el futuro o vivir en el pasado; me gusta vivir en el momento en el que estoy viviendo ahora. Cuando la gente me pregunta si soy consciente de las cosas que he conseguido o la velocidad a la que lo he hecho, la verdad es que no… porque vivo día a día, muy en el presente. Si te alejas mucho hacia el futuro o el pasado, no puedes jugar; sería muy complicado”, explica.

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