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La chocolatería madrileña San Ginés, que tal vez algunos conocen por su sede en las Lomas de Chapultepec y es tradición española en churros, porras y chocolate en taza desde 1894, acaba de abrir una sede en Marbella, en la Costa del Sol al sur de España.
Para los que se les restringe el universo de las delicatessens más azucaradas, puede ser que esto pase desapercibido, pero no es así para los fanáticos de una de las frituras más populares y originales.
La chocolatería de San Ginés se dió a conocer en el centro de Madrid, primero por su ubicación, ya que la sede original está situada a medio camino entre Puerta del Sol y el Teatro Real, en pleno centro de la capital española.
Fundada en 1894, fue conocida durante la segunda república como ‘la escondida’ por su particular ubicación en el pasadizo de San Ginés, un callejón apartado de todo el bullicio madrileño y donde se dieron a conocer los churros y porras que ahora llegaron a Marbella.
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San Ginés lleva sus churros a Marbella
A pesar de estar fuera de la vista de los caminantes, la chocolatería San Ginés adquirió una fama sin precedentes y hoy es destacada en todas las guías turísticas de esa ciudad, y en su momento fue un establecimiento que frecuentaban tanto la bohemia, como los eruditos de la literatura y las artes.
Durante mucho tiempo fue el único establecimiento abierto de Puerta del Sol abierto todo el día donde se podía tomar algo caliente y recién hecho y allí Ramón María del Valle-Inclán situó la Buñolería Modernista, que aparece citada en Luces de Bohemia, de 1920.
Incluso, los churros más pedidos que ahora llegaron a Marbella, fueron citados por Benito Pérez Galdós, quien aludió al Arco de San Ginés en la segunda serie de los Episodios nacionales, de 1875 al 79.
Luego de haber llegado a México, Tokio, Shanghai y hasta Colombia, los churros mas famosos abrieron sus puertas a la magia culinaria de aceite caliente, azúcar y chocolate, junto a la plaza África en pleno casco histórico de la principal ciudad balnearia de la provincia de Málaga.
El nuevo apéndice de uno de los negocios del empresario Pedro Trapote, vuelve a replicar el consistente concepto de la marca cuyo producto más popular es el chocolate, que elabora con receta propia.
Se trata de un chocolate muy espeso y sabroso, no demasiado azucarado, pero ideal para degustar con los otros dos productos que ratificaron la fama del local, como churros y porras.
Para los que se preguntan por la diferencia entre ambas frituras, la principal es el tamaño, ya que las porras son más anchas y alargadas, a diferencias de los churros, que son más finos y suelen tener forma circular.
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