Madrid se ha consolidado, en los últimos dos años, como una de las capitales europeas favoritas para los inversores extranjeros. El sector inmobiliario ha dado muestras, en 2015 y 2016, de una incipiente recuperación, por lo que es un momento clave, ya que sus precios son especialmente competitivos en comparación con los de otras capitales. Entre enero y julio de 2016, en la Comunidad de Madrid se concedieron 1,931 licencias de obra nueva para construir viviendas, lo que significa un crecimiento respecto al mismo periodo del año anterior de un 42%, casi tres veces por encima de la media española (15.9%), según datos del Ministerio de Fomento de España. Se trata —junto al alza de precios (un 4.8%), un mayor acceso a la financiación o una fuerte actividad en el mercado del alquiler— de un nuevo síntoma de la efervescencia que está viviendo el sector inmobiliario en la capital española, tras la crisis experimentada en los últimos años a raíz de la explosión de la burbuja en 2008.   Los expertos aseguran que los precios seguirán recuperándose en los próximos años, hasta alcanzar las cotas a las que llegaron en los primeros años de la década del 2000. “Al estar saliendo de una crisis en que los precios se desplomaron, va a ser un mercado muy atractivo en comparación con otras capitales europeas hasta que recupere su valor”, señala Rafael de La-Hoz, uno de los arquitectos más reconocidos y premiados de España. A la hora de invertir en real estate, De La-Hoz afirma que hay tres factores para que una promoción inmobiliaria sea exitosa o no en términos de inversión: “Ubicación, ubicación y ubicación. La situación es, a enorme distancia, lo más determinante”, asegura. Su nuevo proyecto, Lagasca 99, situado en pleno corazón del barrio de Salamanca, de Madrid, es el mejor ejemplo. Según las estadísticas del Ministerio de Fomento, el año pasado el precio de la vivienda en Madrid creció un 4.8%, más del doble de la estadística nacional (2%), lo que demuestra la buena salud que atraviesa el sector. Jorge Mariné Brandi, consejero de la Oficina Económica y Comercial de la Embajada de España en México, destaca que se trata de un momento excelente para invertir en la capital española, “ya que los precios siguen estando bastante más bajos que hace ocho años, pero en los últimos dos años se han ido recuperando y seguirán haciéndolo en los próximos años”. Desde 2015, además, los expertos han encontrado un cambio de tendencia en la inversión extranjera en Madrid: mientras que antes se centraba en los activos de uso comercial, desde hace dos años se está trasladando hacia la inversión en activos inmobiliarios residenciales, especialmente en zonas de lujo históricas “donde apenas hay inmuebles disponibles”. Según un informe de tendencias en el mercado inmobiliario en Europa, elaborado por PwC y el Urban Land Institute, Madrid se coloca como una de las capitales europeas con mayor proyección internacional, detrás de Berlín y Dublín, movilizando un total de 5,000 millones de euros, situándose como el quinto mercado más activo de Europa, pero con una enorme ventaja frente a otras capitales: sus precios. Lagasca 99, una oportunidad única El estudio de arquitectura Rafael de La-Hoz, con proyección internacional (tiene más de 500 proyectos en 20 países), está detrás de uno de los proyectos inmobiliarios que más expectación ha generado en España en los últimos años: Lagasca 99. “Han pasado muchos años desde que se ha podido hacer una manzana de planta nueva en el barrio de Salamanca. Esta oportunidad de incorporar funciones, facilidades, servicios que no existen y que no se pueden dar por la propia estructura del barrio hacen que esta oportunidad de partir de cero sea tan única como el producto”, asegura. La oportunidad de hacerlo todo ex novo le ha permitido, por ejemplo, acogerse al prestigioso sello de garantía en eficiencia energética BREEAM. El Building Research Establishment Environmental Assessment Methodology es un método de evaluación y certificación de sostenibilidad de la construcción, líder en el mundo, que aumenta el valor de los inmuebles en un 7.5%, ya que disminuye el consumo energético entre un 40 y un 70%. “Implementar una arquitectura sostenible sobre las viejísimas estructuras del barrio de Salamanca, el ensanche de Madrid, es prácticamente imposible. Es un edificio de bajísimo consumo energético y ha sido un placer diseñarlo”, afirma.

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