Se dice que son las mejores aguas para navegar en el mundo. Sus playas idílicas no están decoradas por palmeras, sino por grandes rocas. Aquí la posibilidad de vivir en soledad en una isla se convierte en realidad. ¿Lo mejor? No tenemos que dar la vuelta al mundo para llegar hasta ellas: las Islas Vírgenes Británicas son parte del idolatrado mar caribeño. Por Sofía Bustamante Lo primero que vemos al bajar del avión es la sinfonía de tonos azules y turquesas que bañan el mar. El punto de llegada es la isla de Virgen Gorda, una de las cuatro islas principales que componen el archipiélago británico. Aunque esto es El Caribe, aquí ondea la bandera de la Reina Isabel. Bautizadas por Cristóbal Colón en 1493 como Santa Úrsula y Las Once Mil Vírgenes, las British Virgin Islands (BVI) tienen una historia que está tejida por mitos y misterios que condimentan su fundación. En 1648, el astuto corsario Jost Van Dyk —tras usar sus puertos como escondite y ocultarse de otros corsarios—, tomó posesión de ellas para la corona holandesa y de pasó —¡cómo no!— apodó con su nombre a una de las islas principales. Sin embargo, poco tiempo después, en 1672, los ingleses consiguieron asírselas y, en definitiva, apaciguaron un archipiélago que solía ser atacado por bandidos y piratas y que, incluso, inspiraría años más tarde la célebre novela de R. Louis Stevenson, La isla del tesoro. La nueva administración las renombró como Islas Vírgenes Británicas y escogió la ciudad de Road Town en Tortola como su capital para luego introducir, sistemáticamente, extensas plantaciones de caña de azúcar. Masajes caprichosos El huésped se trasforma en amo y señor de los parajes que los ojos van descubriendo y es que, aunque todas sus playas son públicas, la soledad suele acompañarlas. Eso sí, la privacidad de algunas obedece más bien a su complejo acceso que a sus bondades naturales. En las desérticas playas de Little Trunk y Savannah Beach, ambas ubicadas a los pies una cadena de montañas que bordean las pequeñas localidades de Virgen Gorda y cuya decoración natural mantienen la esencia del paradisiaco espíritu caribeño, contemplamos un desfile de palmeras, arenas finas y blancas bañadas por un mar turquesa que poco a poco se tiñe de otras tonalidades hasta encontrar la precisión exacta en el azul índigo. Una vez al exterior de las grutas del Parque Nacional The Baths, pudimos reanudar los senderos llegando a sus famosas piscinas naturales donde curiosos y  coloridos peces esperan para ser acariciados. Cuando el reloj marca el fin del horario de visitas en el parque, la fiesta de paisajes continúa en el restaurante Top of The Baths, instalado cuidadosamente en una de las planicies de sus rocas. Allí la especialidad de la casa son los mariscos, aunque el menú y el coctel suelen ser un pretexto para disfrutar de su caprichosa vista panorámica. Spa Treatments   Refugio para piratas sibaritas No hay que ser especialista en navegación para darse cuenta de que es un destino ideal para quienes disfrutan de esta actividad. El desfile de yates y embarcaciones es apreciable desde cualquier isla o playa. Las buenas condiciones climáticas con vientos de entre diez a 25 nudos sumados a una envidiable infraestructura de aprovisionamiento y bastantes anclajes protegidos han hecho de este archipiélago el destino soñado para todo navegante. Piratas modernos sibaritas toman el sol en cubierta y disfrutan de las altas temperaturas. Playas vírgenes de aguas transparentes, fondos coralinos y peces jugueteando alrededor de los navíos son sólo algunos de los atractivos que se tienen al recorrer este escenario natural compuesto por 60 islas e islotes. Detener el timón y disfrutar de sus placeres terrenales es una obligación justa y necesaria. Sabores caribeños La invitada a todo festín es la famosa langosta caribeña, codiciado molusco de cuerpo ancho, sabor dulce y color anaranjado fosforescente delineado con tintes negros. Este invitado subacuático, que abunda en la isla de Anegada, ha sido escogido por los isleños para crear los platos más especiales y auténticos. Pero en la gastronomía también salpican otros sabores e ingredientes, como el pescado salado y el pollo Jerk, en cuyas preparaciones suele aparecer el curry y otras influencias de la cocina india y africana. El dulzor, en tanto, lo convida la preparación de Johnny Cakes, unos pasteles que se sirven al final del menú junto a la herencia inglesa del té negro. 02_EVENTS_Lobster-on-Grill Una isla propia Hallamos varias opciones de alojamiento en este archipiélago. Arrendar la isla de Necker al mismísimo Richard Branson o alquilar un yate para navegar y hospedarnos son parte de la diversidad disponible donde, hasta ahora, las grandes cadenas hoteleras no tienen cabida. En la década de 1990 el resort Peter Island hizo de la isla homónima —a unos 30 minutos en barco de Tortola— un lugar idílico. Villa Aquamara, en Virgen Gorda, son sólo tres villas rodeadas por frondosos jardines para disfrutar de máxima y codiciada privacidad. Rosewood Little Dix Bay también se ganó nuestros aplausos. La que fuera propiedad de los Rockefeller refleja los caprichos del excéntrico millonario perpetuando la filosofía de una cadena hotelera que jamás decepciona. Para los más aventureros, el hotel cuenta con todo tipo de implementos acuáticos para disfrutar de su media milla de playa. Las Islas Vírgenes lo tienen todo, por eso son el refugio perfecto para gozar y pecar del hedonismo hasta límites insospechados. Peter Island Se trata de una isla de 720 hectáreas envuelta por cinco atractivas playas y atravesada por senderos y colinas. En las orillas de la playa principal y del puerto se creó un resort de 52 habitaciones, 32 de ellas gozan de vista al mar. Más arriba en las colinas hay tres lujosas villas con piscinas que se pierden en el horizonte y personal disponible las 24 horas del día para atender todos nuestros caprichos. No por nada el valor de una noche puede llegar a los 5,000 dólares. H0HLL_24072570_dixbay0379 Coco Maya Ubicado en Virgen Gorda, es el restaurante donde mejor se fusiona el espíritu de la isla con sabores locales. Sus preparaciones culinarias suelen mezclar recetas de la cocina asiática y latina con resultados inéditos y, francamente, indescriptibles para el paladar. Parque Nacional The Baths Ubicado al sur de Virgen Gorda, es el único de su especie no sólo en BVI, sino en todo El Caribe. El panorama en los baños suele ser el de un desfile de turistas que copan todos sus rincones, incluso en los angostos laberintos y senderos que crearon sus gigantescas esculturas rocosas, que con casi 40 metros de altura convidan escenarios absortos donde, una vez más, la naturaleza vuelve a sorprendernos. The Baths

 

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