Zipaquirá es uno de los municipios colombianos más relevantes en términos de explotación de sal desde tiempos prehispánicos, cuando los indígenas muiscas extraían el preciado elemento resultado de la evaporación de un pequeño mar que existía en esa zona hace millones de años. La antigua ciudad es sede de un imponente santuario construido en una mina a 180 metros bajo tierra, reconocido como una de las maravillas arquitectónicas del país.
Las sales de la mina de Zipaquirá que alberga el santuario son apreciadas por su composición y cualidades que favorecen la salud: ayudan a liberar del cuerpo tensiones generales, contracturas musculares, agotamiento nervioso y alteraciones comúnmente causadas por el estrés. El mineral es conocido como revitalizador, re-energizarte y regulador circulatorio, devolviendo al cuerpo su frescura y vitalidad natural.
Este argumento propició la apertura de un spa en el entorno de la Catedral de Sal que ofrece rituales de relajación a través de los cuales puedes recibir beneficios al caminar descalzo entre copos del mineral y experimentar tranquilidad y armonía en un escenario que recuerda la luminosidad de la nieve.
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El ambiente natural de este lugar se enriquece con aromaterapia y música propicia para el bienestar, donde -además puedes disfrutar de masajes corporales con aceites de hierbas en manos de profesionales que te dan la bienvenida con una bebida y una porción de fruta.
El spa, con una oferta exclusiva de productos cosméticos naturales, sales de baño y artículos para el cuidado corporal, se encuentra a 2,680 metros sobre el nivel del mar y 200 metros bajo tierra, a 29 kilómetros del norte de Bogotá, capital y principal ciudad de Colombia.
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