Entre un abanico de opciones que abarcan la desconexión con el entorno, los recuerdos del pasado, el contacto con lo natural, las experiencias culturales y, por supuesto, el lujo, estas son las nueve tendencias de viajes que nos deja 2017: 1. La meditación es el nuevo spa El yoga, mindfulness o cualquier disciplina encaminada a lograr el silencio interior ha sustituido a la fiebre wellness. ¿Lo mejor? La inversión es mínima: una alfombrilla, un espacio vacío y listo. El Mandarin Oriental de Barcelona lo ofrece y el Schooner Bay, en Abaco, Bahamas, también, pero en la misma playa. 2. Nuevos rincones, viejas ciudades ¿Para qué descubrir nuevos destinos cuando se pueden redescubrir los destinos en los que fuimos felices? En Miami, Faena acaba de recuperar una zona portuaria con el Faena Hotel Miami Beach, Four Seasons ha abierto un hotel en la bahía Tamude, junto a Tetuán, en Marruecos, como una opción frente al tradicional Marrakech. InterContinental apuesta con The 02 por el barrio de Greenwich en Londres, y en Nueva York, Queens usurpa el lugar de Manhattan en el corazón de los hispters con hoteles como Boro Hotel o The Paper Factory. 3. Volver a la granja Los visionarios creadores del concepto Soho House han abierto una granja (de lujo, eso sí) en Oxfordshire, The Farmhouse. Es una tendencia que se ha impuesto en el Reino Unido con el llamado Organic Valley, cerca de Bristol, que agrupa restaurantes-huertos como The Ethicurian o granjas-hotel como The Pig. Y en el Caribe, en las Antillas Menores, encontramos un concepto similar en la Belle Mont Farm, que forma parte de Preferred Hotels. 4. Primero reservar, después viajar No es una nueva tendencia, pero sigue al alza: el turismo gastronómico, que ha puesto a países como Perú en el punto de mira y, en el caso de México, a dos ciudades: Tijuana y Puebla. También está el caso de restaurantes que funcionan como un imán: en Suecia, Fäviken, en Järpen; y en España, Aponiente, de Ángel León, en El Puerto de Santa María, Cádiz; El Invernadero, en La Torre Box Art, en Collado Villalba, Madrid; y Atrio, en Cáceres. 5. Las redes sociales Los hoteles y las aerolíneas se hecho adictas a las redes sociales. Todos potencian el narcisismo selfie, la urgencia de compartir y la hashtagmanía. Los hay que indican el sitio exacto donde hacerte una foto, otros ofrecen noches de hotel a cambio de ser muy activo en Instagram y todos dan la clave del wifi antes que los buenos días. El wifi es el oxígeno de nuestros días. 6. La pérdida de la batería es el nuevo fomo Sin wifi, sin internet, sin cobertura. La última paradoja de la hotelería de lujo es que mientras está obsesionada por la presencia y la comunicación en redes, apuesta cada vez más por los llamados black holes (agujeros negros tecnológicos) y carísimas curas de desintoxicación (Digital Detox) diseñadas en resorts de alto standing en el Caribe y el Pacífico. El hotel Quincy de Washington ofrece un paquete unplugged y la cadena Mandarin Oriental ha puesto en marcha la iniciativa Digital Detox en todos sus spas, mientras en las Private Haciendas de Catherwood Travels, en Yucatán, la conexión a Internet se tiene que solicitar previamente para garantizar la máxima serenidad. 7. Bleisure y precation, dos nuevos palabros El bleisure, viajes de trabajo que se prolongan unos días para ocio personal, es cada vez más común.  Según el Informe sobre los Factores Claves del Turismo Urbano Premium, realizado por el Observatorio del Mercado Premium y Productos de Prestigio de Instituto Europeo y MasterCard, un 58% de los viajeros de negocios con frecuencia añade uno o varios días a sus viajes de negocios para descubrir la ciudad. La precation consiste en un par de semanas, un período de transición en el que recargar las pilas, que la empresa ofrece a sus trabajadores antes de incorporarse a su nuevo puesto (y destino) laboral. 8. Destinos prohibidos (o casi) Los destinos complicados, como Corea del Norte; aquellos a punto de cambiar de era, como Cuba; y esos que han reaparecido, Irán, suben puntos en el mundo de la hospitalidad deluxe. Estados Unidos mira a Cuba como su nuevo resort de lujo y ya hay quien habla, incluso, de Venezuela. 9. Neoagencias de viajes Las agencias se reivindican en época de apps y de tripadvisorismo, pero, como siempre, el formato tradicional no sirve. Proyectos como The Real Thing, centrado en viajes culturales y liderado por personas que proceden de lugares como el Guggenheim y el MoMA de Nueva York, Sotheby’s o el Prado garantizan acceso a experiencias vedadas al común de los mortales. Otras neo-agencias, como la inglesa Dickins & Hawkes, propone recrear experiencias a lo Downton Abbey, caza del zorro y cena con aristócratas reales incluidas.

 

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