Ubicado en la zona más emblemática de Madrid, al lado de la confluencia de la Gran Vía con la calle Alcalá, El Hotel Suecia vuelve a la vida con nueva cara, mucho más fresca, y una filosofía más joven, pero el mismo lujo de sus orígenes.
Todo hotel alberga una historia (o muchas). Y el hotel Suecia no es una excepción. Más allá de lo anecdótico (fue el último hotel en el que se hospedó Hemingway en su postrera estancia en Madrid, un año antes de su muerte), hay una historia real que nos relata su director, Raúl Palomo Marugan. “Recuerdo haber venido de niño, cuando era un lugar muy famoso”. Años después, Raúl lleva las riendas del hotel y de su equipo, tras su última renovación, a cargo de NH Collection.
“Aparte de subirlo de categoría y darle una decoración mucho más cálida y acogedora, hemos intentado recuperar la esencia del hotel, un clásico de toda la vida”, explica. “Queremos que el huésped se sienta como en su hogar, en un espacio diferente y acogedor, con libros, plantas, los típicos visillos…”, añade. Se trata de Casa Suecia, el restaurante del hotel, para el que han buscado a un partner de lujo: el grupo Boca Grande, de Lluís Canadell. Además, el Suecia cuenta con dos ases escondidos en la manga: un bar clandestino, ubicado en el sótano del hotel, inspirado en los típicos speakeasies del Nueva York de los años 20, durante la época de la Prohibición; y una de las mejores terrazas de Madrid, decorada con plantas, con una de las vistas más impresionantes de la Villa y Corte.
El perfil del turista que acude a Madrid se ha abierto a mercados más allá de los tradicionales, como el francés, el escandinavo y el italiano; aunque el mexicano sigue siendo uno de los más fuertes. “Para el mercado mexicano, somos la puerta de entrada a Europa, con una ventaja añadida: la del idioma”, afirma.
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