“Todos somos diversos, por eso nosotros somos un colectivo que incluye diferentes expresiones artísticas y de pensamiento,” explica Ariel Serrano. Con 22 años de edad, la cantante mexicana al frente de Ariel y Su Venadito Son se ha convertido en un parteaguas para la comunidad LGBTQIA+ en los escenarios de la música tradicional mexicana. En 2019, se convirtió en la primera mujer trans en presentarse en el Complejo Cultural Los Pinos, después de la transformación de la antigua residencia presidencial en un espacio museístico abierto al público.
De raíces oaxaqueñas, ha encontrado en el arte de la música un lienzo político donde plasmar la importancia del cambio social y cultural regresando directamente a la raíz: los idiomas originarios de México y sus ritmos; desde el son oaxaqueño hasta el vals istmeño.
“Yo no tuve la fortuna de crecer hablando una lengua indígena. Canto en algunas, y he aprendido mucho gracias en principio a mi guitarrista, —quien es originario de Tlaxiaco—,” cuenta en entrevista Ariel. “Me motivó a buscar piezas en estos idiomas e investigar para seguirlas transmitiendo a los jóvenes por que si no, se van a perder para siempre”.
Convencida de que el arte es un instrumento para visibilizar no solamente a las mujeres trans, sino también a las culturas indígenas de nuestro país, reúne las tradiciones musicales en una propuesta que busca explorar un nuevo entendimiento de lo que significa ser humano y mexicano. El colectivo se ha presentado sobre algunos de los escenarios culturales más importantes de la Ciudad de México, muchos sobre los que Ariel ha sido la primera cantante trans.
Su trayectoria inició de la mano de la cantautora Lila Downs, madrina de la agrupación y quién otorgó el nombre al colectivo tras una primera presentación en el Espacio Cultural El Venadito. Fue, además, parte de la inauguración de la Sala LGBT en el Museo de Memoria y Tolerancia, así como de la Feria de Lenguas Indígenas Nacionales el año pasado. Desde el Palacio de Minería hasta Los Pinos, Ariel y Su Venadito Son han encontrado en lo tradicional la forma de romper con los paradigmas para abrir nuevos espacios a grupos invisibilizados.
“Es curioso, por que me he sentido más cobijada en la escena del son tradicional que en los espacios LGBTQIA+,” reveló Ariel. “Cuando empecé a cantar la música tradicional tenía ese miedo o prejuicio de que quizá por ser de raíz habría discriminación y me llevé una sorpresa”.
Desde la distancia y con futuras colaboraciones a la vuelta de la esquina, la cantante manda un mensaje claro a la comunidad LGBTQIA+, demostrando que la música trasciende los prejuicios: “Lo más importante es tener la seguridad de que lo que hacemos es importante. Hay que tener fe en nosotros. Y creo que también, dirigido a los familiares, hay que acompañarnos”.
Sigue a Ariel y su Venadito Son en redes sociales para conocer sus futuros proyectos.
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