La icónica firma inglesa llevó el mundo de carros de lujo al siguiente nivel, ofreciendo los interiores más exquisitos que se hayan creado.   Con motivo del aniversario 111 de la marca, el equipo de Bespoke de diseño decidió reinventar el clásico Phantom y reflejar en él la herencia de los interiores de los autos de 1900 combinada con la elegancia del lejano Oriente de los siglos XII a XIX. Para ello recurrieron a la elección de seda bordada a mano para envolver a los pasajeros en la suave opulencia que dicho textil representa. “Serenity” es el nombre que se le dio a esta novedosa versión del Phantom debido a que las vestiduras fueron concebidas para crear un ambiente de tranquilidad al interior del auto, principalmente en la parte posterior del mismo. Un jardín privado japonés, es lo que el equipo de diseño, en especial Cherica Haye y Michelle Lusby, buscaron recrear en la tela que se remonta a las batas reales japonesas.   Interior del Rolls-Royce Serenity   Diez metros de tela de 140 hilos por centímetro, dos días de bordado a mano y varios días de pintar artesanalmente cada pétalo con la técnica de unconscious painting, formando así 600 horas de trabajo, es lo que toma para vestir el interior de un solo “Serenity”. Además, las puertas y tablero tienen detalles de madera de cerezo y de bambú, creando así el ambiente oriental integral. El trabajo exterior es uno de los más caros que se ha realizado en Rolls-Royce. Mother of Pearl es el nombre de la pintura más costosa desarrollada por la firma que precisamente logra un acabado aperlado al cual se le suman 12 horas de pulido a mano para lograr un terminado brillante. Como toque final, en el costado posterior viene una flor pequeña que sugiere el jardín que espera al interior.   Madera de cerezo y bambú en el tablero    

 

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